Fiesta popular
Verbena de Sant Joan bajo control
Fuertes medidas de seguridad han controlado los accesos a las playas, tanto las que estaban abiertas a las verbenas como las cerradas
Interior ha desplegado a más de 2.000 mossos y 625 bomberos
María Jesús Ibáñez
Periodista
Redactora en EL PERIÓDICO DE CATALUNYA desde el año 2002. Especialista en Alimentación.
J. G. Albalat
Redactor
Ha trabajado en el Diario de Barcelona, El País y AVUI. Desde hace años en El Periódico cubriendo los acontecimientos judiciales. Premios Ortega y Gasset, Save the Children, Ramon Barnils y Josep Maria Planes por la investigación del 'caso Maristas' sobre abusos sexuales en los colegios. En el 2016, mención honorífica de la Generalitat en el Día de la Justicia. Colaborador de publicaciones jurídicas. Profesor asociado Master de Criminología de la Universitat de Barcelona.
A las 10 de la noche, el barrio de la Barceloneta ha quedado literalmente blindado. Decenas de vallas de seguridad han cortado el paso a los transeúntes hacia las estrechas callejuelas de esta barriada marinera, que lleva semanas soportando botellones y que esta noche, verbena de Sant Joan, había reclamado al ayuntamiento de la capital catalana tener la fiesta en paz. El regreso de la fiesta a las playas barcelonesas, después de año y medio de pandemia, se ha hecho sin hogueras, sin conciertos y aún con mascarillas, aunque este último elemento ha brillado bastante por su ausencia.
Se ha notado el efecto disuasorio de los controles de seguridad apostados también en los accesos a los arenales, al menos en las primeras horas de celebración. "Hay menos gente que otros años. Igual más tarde vienen más. Sabemos que este año es especial por el confinamiento a causa del coronavirus, pero estamos recuperando la libertad", aseguraba Julia, que había acudido a la playa con su hermano y tres amigos. Sin aglomeraciones, los arenales se han convertido en punto de encuentro para familias y grupos de conocidos, que también han llenado las terrazas de primera línea de mar. Todos en grupos separados entre sí. Muchos, sobre todo los más jóvenes, bebiendo alcohol.
Orlando, de 6 años, disfrutaba de la playa con su madre y su hermana. Esperaban a más familia. "Es la primera vez que venimos en Sant Joan. Llevamos comida y bebida para pasarlo bien. Aquí se está más fresco que en un piso", decía Fani, la cabeza de familia.
Unas sí y otras no
Las de la capital catalana no fueron las únicas playas abiertas al público durante la verbena. Pese a las recomendaciones de Protecció Civil, que había pedido que en la medida de lo posible se restringiera el acceso del público a los arenales, Badalona, Tarragona y prácticamente todas las poblaciones del Maresme han autorizado el acceso.
No lo han hecho, en cambio, los municipios costeros del Baix Llobregat y del Garraf, donde fuertes dispositivos de seguridad han controlado que las playas permanecieran vacías. En Castelldefels, tradicional punto de celebración verbenera, una veintena de agentes de seguridad de Renfe informaban a los pasajeros que llegaban a la estación (también en Sitges), mientras en la autopista C-32 los carteles luminosos iban avisando ya del cierre a quienes se desplazaban en coche.
La gente joven de Castelldefels se había organizado para pasar la verbena en casas de amigos. «Es una lástima porque aquí, la de Sant Joan es una fiesta muy de playa, es como una tradición que nos han cortado», lamentaban tres chicas cargadas con bolsas y un carro de la compra que encaran hacia la casa de un conocido. «Entendemos que no dejen venir a tanta gente como otros años, por seguridad, pero no es justo que en Barcelona y en otras poblaciones más arriba sí abran esta noche las playas y aquí no nos dejen», protestaban.
En el conjunto de Catalunya, el Departamento de Interior desplegó 2.030 mossos con motivo de la verbena, mientras que el cuerpo de Bomberos de la Generalitat dispuso de 625 efectivos, un 176% más de un día normal, para una celebración que coincide este año con un puente de gran movilidad.
El ‘conseller’ de Interior, Joan Ignasi Elena, explicó que el dispositivo especial se centra, por un lado, en la verbena y las fiestas relacionadas con el fuego y el solsticio de verano y, por otro, en la movilidad de este puente, que solo ayer movilizó a más de 200.000 vehículos en el área metropolitana de Barcelona.
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