Resucitar a una persona con tus manos

¿Cómo hacer una reanimación cardiopulmonar (RCP)?: guía de primeros auxilios

Si eres testigo de una parada cardíaca lo peor que puedes hacer es quedarte petrificado por el miedo. Pide ayuda y comienza las compresiones torácicas.

maniobra de reanimación ardio pulmonar RCP

maniobra de reanimación ardio pulmonar RCP / Alex R. Fischer

Alex R. Fischer
Olga Pereda
Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuando una persona sufre de manera repentina e inesperada una parada cardíaca, hay que actuar rápido. Cada segundo cuenta. Si no se hacen maniobras, el porcentaje de supervivencia es cero. Tú puedes salvarle la vida con tus manos. Al menos, intentarlo. Si existe una posibilidad de que resucite es gracias a ti. No te quedes de brazos cruzados mientras llega la ambulancia. Actúa. No te lo pienses. No pierdas un solo segundo.

¿No responde y no respira con normalidad?

Lo primero que tienes que hacer es comprobar tu propia seguridad. Por poner un ejemplo extremo, si la víctima está en un acantilado y tú corres peligro, limítate a pedir ayuda al 112. Si tu vida no está riesgo, actúa. Pon a la persona boca arriba, zarandéale y pídele que te responda. Si no lo hace, pon tu mano en su frente y abre un poco su boca. Acerca tu oído y comprueba si respira. Si no respira, es hora de seguir con la 'cadena de la vida'.

Llame al teléfono de emergencias 112

Si la víctima no responde y no respira, tienes que pedir ayuda. Llamar al 112 es fundamental. Los sanitarios de emergencias te guiarán sobre lo que tienes que hacer. Si tienes nervios de acero, otra opción es empezar a realizar la RCP y decirle a otra persona que llame al 112. Así aprovecharás unos segundos vitales. Ten en cuenta que la ambulancia tardará una media de ocho o diez minutos. No desaproveches ese tiempo. Practica una RCP. No será un masaje profesional, de acuerdo, pero gracias a tus manos existe una posibilidad de que la víctima resucite.

Empieza la RCP

Pon tus manos entrelazadas y colócalas en el pecho de la víctima. Empieza a dar compresiones torácicas. No pares de hacerlo. Unas cien por minuto. Es la manera de bombear el corazón y hacer que el oxígeno llegue al cerebro. No temas hacer daño a esa persona. Esa persona ya está muerta. Lo peor es no hacer nada y quedarse petrificado por el miedo. Ayúdale.

Realizar dos insuflaciones de aire

Las compresiones torácicas suelen ir acompañadas de otra maniobra: insuflar aire boca a boca. La teoría dice que 30 compresiones tienen que ir acompañadas de dos bocanadas de aire, pero es mucho más importante el masaje cardíaco. Además, en pandemia y por motivos de salud, solo se recomienda el boca a boca si la víctima es familiar o amigo de confianza.

Seguir con 2 insuflaciones por cada 30 compresiones

Si no te aclaras con el aire y el masaje, olvídate de insuflar aire. No pares de dar compresiones torácicas. No pares ni un solo segundo. Da igual que la víctima haya perdido el pulso. Sigue con la RCP hasta que llegue la ambulancia. Las compresiones torácicas salvan vidas. Puede que a la víctima -una vez resucitada- le duela el pecho de los golpes. El dolor podrá durar meses. ¿Qué mas da? Le has salvado la vida.

Insistir en el masaje hasta la llegada de asistencia o un DEA

Además de darte por teléfono los pasos sanitarios a seguir, los técnicos del 112 ya se han puesto en marcha. Quizá te puedan decir dónde está el desfibrilador más cercano y otra persona puede ir a por él. Es un aparato muy fácil, pero el 112 te dirá cómo proceder. En todo caso, la ambulancia está en camino. Una vez que llegue el persona sanitario, deja que actúen ellos. Puede que la víctima no sobreviva. Pero puede que sí. Y gracias a ti. Si no hubieras hecho nada, esa persona seguiría muerta. Te debe la vida. Y eso no lo olvidaréis jamás ninguno de los dos. No es un milagro. Son tus manos.

Suscríbete para seguir leyendo