Accidentes mortales

Ofensiva judicial contra los conductores borrachos y drogados

La fiscalía aplica en el caso de un accidente mortal de Badalona una reforma que permite agravar la pena

El accidente mortal ocurrido en Badalona el 6 de marzo del 2020.

El accidente mortal ocurrido en Badalona el 6 de marzo del 2020. / periodico

J. G. Albalat

J. G. Albalat

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La justicia ha puesto en marcha una ofensiva contra los conductores ebrios y drogados que provocan accidentes de tráfico mortales. A las puertas de la celebración del juicio, la Fiscalía de Barcelona solicita en su escrito de acusación una pena dura contra J. P. S., el conductor que, bajo los efectos del alcohol y las drogas, arroyó en Badalona a una moto y provocó la muerte de sus dos ocupantes, llegando a circular a 133 kilómetros por hora cuando el límite era de 50. La acusación pública aplica una reforma del Código Penal que le permite reclamar ocho años y seis meses de prisión por dos delitos de homicidio imprudente graves, varios contra la seguridad vial y resistencia a la autoridad, así como el pago de una indemnización de 371.000 euros a la familia de las víctimas.

Este será el primer juicio que se celebrará ante una petición de fiscal que agrava la petición de pena en aplicación de un artículo introducido en la reforma del Código Penal de 2019 y que permite la solicitar una condena superior en un grado en accidentes con dos o más fallecidos si “el hecho reviste notoria gravedad”, en atención a “la singularidad” del suceso y la “relevancia del riesgo y el deber normativo de ciudad infringido”, según las fuentes jurídicas consultadas por este diario. En este contexto se encuadra la conducción temeraria bajo la influencia del alcohol o drogas. Daniel Vosseler y Javier Benito, que ejercen la acusación particular, también reclaman la misma condena. A raíz de este proceso se fijará otra vista separada ante un jurado por omisión del deber de socorro.

En los últimos días se han producido graves accidentes de circulación causados por la ingesta de alcohol o el consumo de drogas. A principios de este mes de junio, una agente de los Mossos fuera de servicio falleció al impactar su vehículo en la BV-1201, a la altura de Abrera (Barcelona,) con un turismo cuyo conductor iba drogado. El individuo, de 28 años, se dio a la fuga a pie, hasta que fue detenido. El juez acordó enviar a prisión al arrestado, que además, tenía el permiso caducado. Días después, el 6 de junio, una menor y dos jóvenes fallecieron en Argamasilla de Alba (Ciudad Real) a causa de una colisión en la que uno de los conductores dio positivo en droga y alcohol.

La huida a gran velocidad

Eran las 20.35 horas del 6 de marzo de 2020. El acusado conducía un vehículo Volkwagen Golf por la calle Maresme de Badalona bajo los efectos del alcohol y sustancias estupefacientes, “por lo que tenía mermada sus facultades psicofísicas”, con la consiguiente lentitud de reflejos y reducción del campo visual. Al darse cuenta de la presencia policial, el imputado emprendió la huida a gran velocidad, invadiendo la calzada en sentido contrario durante unos 200 metros. Omitió, relata la acusación pública, “las más elementales medidas de precaución en su conducción”.

Al llegar a la avenida Alfonso XIII, J. P. S. giró, circulando en contra dirección en zigzag, saltándose semáforos en rojo y teniendo que “frenar bruscamente” el resto de vehículos para evitar colisionar. Los peatones que se encontraban cruzando la vía tuvieron que saltar para evitar ser arrollados, “poniendo de este modo en peligro las personas” que se hallaban en esa calle. El imputado llegó a alcanzar una velocidad de 133 kilómetros por hora, cuando la limitación es de 50 kilómetros por hora.

Al llegar al cruce con la calle Joan XXIII, el acusado “giró bruscamente” hacia la izquierda, “invadiendo de nuevo el sentido contrario” y colisionando frontalmente con la moto que circulaba correctamente, arrastrándola hasta colisionar con otro coche , un Audi A5, que iba detrás del ciclomotor. Como consecuencia del accidente, fallecieron el motorista y su pareja. El hombre murió en el acto y la mujer en el hospital. También resultó lesionado el chofer del Audi A5 (de ahí la acusación de lesiones por imprudencia grave).

Despreocupándose de los heridos

El acusado y la persona que le acompañaba salieron “precipitadamente” del interior del mismo tras la colisión con la moto. Cada uno corrió en una dirección, “despreocupándose totalmente de los heridos”, sostiene la fiscal. Los agentes de los Mossos que participaron en la persecución del coche procedieron a ir tras el imputado, J. P. S., “sin perderle de vista en ningún momento” y al que lograron detener a pocos metros. Durante el arresto, el acusado “forcejeó”, realizando “aspavientos” para internar zafarse de los policías que, al final, tuvieron que emplear la fuerza para inmovilizarle.

Al observar que el imputado “presentaba claros síntomas de haber consumido bebidas alcohólicas”, como olor al alcohol, habla pastoras, balbuceo, imprecisión y falta de coordinación, los mossos le sometieron a un test de alcoholemia, arrojando un resultado positivo. Tras analizar un cabello, también se detectó cocaína. J. P. S., además, conducía con la pérdida total de puntos del carnet. Su compañía aseguradora consignó algo más de 300.000 euros para el pago de indemnizaciones.

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