Sergio Crespo García: “En investigación científica, si no apuestas, no ganas”

Investigador bioquímico en el Hospital Maisonneuve- Rosemont Research Center de Canadá, el joven alicantino está trabajando en un nuevo fármaco para tratar la retinopatía diabética, la principal causa de ceguera en países industrializados

sergio crespo garcía

sergio crespo garcía / EL PERIÓDICO

Montserrat Baldomà

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Investigador bioquímico en el Hospital Maisonneuve- Rosemont Research Center de Canadá, Sergio Crespo García acaba de publicar un estudio en la prestigiosa revista científica 'Cell Metabolism' sobre un nuevo fármaco que ha investigado con su equipo para tratar la retinopatía diabética, la principal causa de ceguera en países industrializados. Este novedoso medicamento tiene como objetivo eliminar las células senescentes de la retina, que se acumulan cuando la persona sufre diabetes y contribuyen a la patología ocular. Nacido en Novelda (Alicante) hace 31 años, Crespo García obtuvo en 2012 una beca de la Fundación ‘la Caixa’ para realizar el Máster en Genética y Biología Celular en la Universidad Complutense de Madrid. Cinco años después se doctoró en oftalmología experimental y biomedicina en Charité Universtätsmedizin Berlin con otra beca, esta vez Marie Curie.

-¡Enhorabuena!  

-Gracias. Desde que llegué a Montreal hace casi cuatro años he estado trabajando en este proyecto en colaboración con la empresa UNITY Biotechnology, de California. Estamos muy contentos de haber obtenido unos resultados tan positivos; ahora ya se están trasladando a ensayos clínicos con humanos. Los ensayos han superado la fase 1 de bioseguridad, la que demuestra que el fármaco en sí no es dañino. La fase 2 va a determinar la eficiencia dependiendo de la dosis del fármaco. Ahora hay varios hospitales en EEUU reclutando pacientes. Finalizada esta fase, pasaremos a la 3, en la que se recluta una cohorte de pacientes mucho mayor para comprobar muchos más parámetros. Por ejemplo, si funciona mejor en mujeres que en hombres.

-La diabetes es una epidemia en los países desarrollados. 

-Este año es el centenario del descubrimiento de la insulina. Antes de eso, el diagnóstico de una diabetes tipo 1 era una sentencia de muerte; hoy es una enfermedad de por vida que puede tener complicaciones, como la retinopatía diabética que nosotros estudiamos y que es una forma generalizada de llamar a un número de enfermedades. Y esas complicaciones, al final, provocan la pérdida de visión. Sobre el 2030 unos 200 millones de personas tendrán esta enfermedad en el mundo. Hay que encontrar curas eficaces.

-¿Ha tenido envidia de los grupos que desarrollaban las vacunas contra el covid por la cantidad de recursos de que disponían?

-Honestamente, no; eran una presión y una responsabilidad muy grande la que tenían. Además, me recordaba a mí mismo que sí, vale, tenemos covid-19, pero también muchos pacientes diabéticos perdiendo la visión. Cada uno tiene su rol. Y en cuanto a los recursos, hay que ser realista. La investigación es arriesgada y hasta que no estamos seguros de que va a haber ciertos niveles de éxito, los inversores no van a poner un centavo.

-¿La colaboración investigación-sector privado es imprescindible?

-Por supuesto, es una manera de crear puentes entre lo académico y lo privado de una forma muy sana. El hecho de que muchas veces los productos académicos acaban en un artículo, pero no ven la luz, es muy triste, porque han sido muchos años y mucha inversión pública. Sin embargo, cuando una compañía cree en esa idea y la financia hasta el final nos beneficiamos todos, porque está demostrando que el sistema público de investigación es productivo. Y bidireccional, porque nos beneficiamos de los recursos de la compañía para avanzar más rápido.

-¿Se conoce suficiente el trabajo de la investigación preclínica?

-Me parece fundamental que la gente, que está pagando investigación con sus impuestos, sepa adónde va ese dinero y qué están haciendo los centros de investigación, porque tiene mucho valor para la sociedad.

-¿A mayor conocimiento, mayor valoración?

-Es un arma de doble filo. Hay mucha gente que no le gusta lo que no entiende. Por ejemplo, hay mucha controversia con la experimentación animal y condenarla es un error. También hay quien juzga como pérdida de inversión el dinero dedicado a un proyecto que después acaba en nada. Pero hay que ver la foto en grande, abrir el objetivo, y entender que en investigación si no apuestas, tampoco vas a ganar.  

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