Sí, la primavera está desapareciendo y ha perdido un mes en 50 años

Margaritas en primavera

Margaritas en primavera / Jerry Wang | Unsplash

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Seguro que lo has pensado alguna vez: la primavera ya no es lo que era. Mientras que antes parecía que duraba tres meses completos, ahora da la sensación de que, de golpe y porrazo, pasamos del invierno al verano, sin poder disfrutar del clásico entretiempo. Sin embargo, la memoria a veces puede ser selectiva y existe el riesgo de estar jugándonos una mala pasada, como cuando nuestros padres dicen que cuando ellos eran pequeños los veranos sí que eran insoportables (cuando ha quedado sobradamente demostrado que ahora son mucho peores). ¿Nos pasa lo mismo con la primavera? ¿Es verdad que el cambio climático ha acabado con el entretiempo, o es solo nuestra percepción? La ciencia tiene datos concluyentes al respecto. 

La primavera es una estación de transición y, como el otoño, tiene como característica presentar días de mucho calor, con otros de puro invierno. “La primavera siempre ha sido una estación intermedia. Es muy normal pasar de días prácticamente veraniegos a jornadas que nos retrotraen al invierno en 24 o 48 horas, en función de si nos afectan masas de aire cálido de origen subtropical o masas frías de origen polar”, señala a Verificat Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). “Ese carácter de transición sigue siendo visible en las estaciones equinocciales, tanto primavera como otoño, aunque es cierto que estas estaciones parecen estar ‘cediendo terreno’, en lo que a temperaturas se refiere, al verano: la estación estival está alargándose”, concluye. 

El verano dura un mes más que hace 50 años

Un estudio realizado por César Rodríguez Ballesteros, meteorólogo en la Aemet, da buena cuenta de ello: su principal conclusión es que, desde los años 70, en el conjunto de España, los veranos comienzan casi siete días antes cada década, mientras que terminan unos tres días después. En otras palabras: el verano le ha comido a la primavera más de un mes en España en 50 años. 

Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de verano? Según la definición que da la Aemet, el periodo estival comienza cuando las máximas durante 7 días seguidos y desde el 1 de mayo, igualan o superan la media de las máximas registradas entre el 18 y el 24 de junio del periodo 1981-2010”. O sea, que el inicio del verano se establece cuando hace más calor de lo normal en un mes de junio durante una semana entera. ¿Y cómo sabemos cuándo acaba? Pues exactamente lo mismo, pero al revés: buscando la última semana entera antes del 31 de octubre con temperaturas iguales o superiores a lo que cabría de esperar en un mes de septiembre —en concreto, entre el 18 y el 24 de septiembre del periodo 1981-2010—. 

Ballesteros también observó que las temperaturas medias de todas las estaciones son cada vez más elevadas, aunque el ascenso se aprecia con más claridad en primavera y, sobre todo, en verano. De ahí, añade Del Campo, “que el estudio concluya que el verano es la estación más afectada por el cambio climático que, según los datos, se ha vuelto cada vez más largo y más cálido”. 

También la primavera ha experimentado cambios: las de la última década fueron, aproximadamente, 1,3 ºC más cálidas que las registradas hace entre 60 y 30 años y casi 0,7 ºC más cálidas que las del período 1981-2010. 

Veranos de seis meses

es una tendencia que se mantendrá en los próximos años

Así, hacia 2050, “se estima que la temperatura media del invierno puede aumentar entre 1 y 2 ºC en nuestro país y ese aumento podría llegar a finales de siglo hasta 3 o 4 ºC en el peor de los escenarios de emisiones”, algo que, en palabras de Del Campo, ocurriría “de forma similar con la primavera”. El caso del verano, sin embargo, es más sangrante: se prevé que para 2050 sea aproximadamente 2 a 3 ºC más cálida, pudiendo llegar a finales de siglo y en el peor de los escenarios a ser hasta 6 ºC más cálidos, teniendo en todos los casos como referencia el período 1961-1990, según los datos de Ballesteros. 

En definitiva, como todas las estaciones se calientan, la primavera probablemente también seguirá en el futuro siendo un período de transición entre unos inviernos más cálidos que los actuales y unos veranos mucho más cálidos que los de ahora, aunque también probablemente seguirá cediendo terreno ante una estación estival que comenzará cada vez antes (si seguimos definiendo al tiempo veraniego con los valores actuales).

Una tendencia a nivel global

No es el único estudio que habla de un progresivo alargamiento del verano. Según un equipo de investigadores de la Universidad de Lanzhou (China), una de las consecuencias directas del calentamiento global será que para el año 2100 tendremos en el hemisferio norte veranos de seis meses, e inviernos de menos de dos, si las emisiones de gases de efecto invernadero se mantienen. En su investigación, publicada en febrero en la revista Geophysical Research Letters, también han estimado la duración del resto de las estaciones, concluyendo que el invierno durará a lo sumo dos meses, y el resto de las estaciones —primavera y otoño— también más cortas de lo normal. 

En concreto, los científicos observaron que, de media, el verano había aumentado su duración de 78 días a 95 entre 1952 y 2011. Mientras tanto, el invierno pasó de 76 a 73 días. En el caso de la primavera, la cifra fue de 124 a 115 días, y el otoño, de 87 a 82. 

En definitiva, parece que poco a poco la estación de las flores, tal y como la hemos conocido siempre, va de camino a la extinción.

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