Nueva norma de residuos

El Gobierno declara la guerra al plástico de usar y tirar

Los envases alimentarios de un solo uso se cobrarán a partir de 2023

Los restaurantes estarán obligados a servir gratis agua del grifo en lugar de embotellada, si así lo pide el cliente

El proyecto de ley pone coto al uso del plástico de un solo uso

El proyecto de ley pone coto al uso del plástico de un solo uso / José Luis Roca

Olga Pereda

Olga Pereda

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Sushi, ensaladas, aceitunas y batidos son solo cuatro ejemplos cotidianos de alimentos que se comercializan en envases de plástico de usar y tirar. A partir del 1 de enero de 2023, estará prohibido su distribución gratuita. Como ya sucede en los supermercados con las bolsas de plástico, esos recipientes se cobrarán al usuario y el precio se marcará en el tíquet de venta. Además, servir gratis agua del grifo en lugar de cobrar por la embotellada a petición de los clientes ya no dependerá de la cortesía de los propietarios de bares y restaurantes sino que será de obligado cumplimiento. 

Estas son dos de las novedades que incluye el proyecto de ley de residuos y suelos contaminados, aprobado hoy en el Consejo de Ministros. El texto se traslada ahora al Congreso y al Senado, donde será debatido por los grupos parlamentarios y ratificado. 

Cuando el proyecto se convierta en ley y entre en vigor, desaparecerán de las estanterías de las tiendas productos altamente contaminantes, como las pajitas de plástico para beber líquidos (en muchos establecimientos ya tienen de papel o metálicas), bastoncillos, cubiertos, platos y cualquier artículo hecho con plástico oxodegradable (se fragmenta más rápido y en partículas más pequeñas).

El objetivo de la norma es hacer cumplir los objetivos marcados en la directiva de residuos de 2018. Por primera vez en la legislación española, se pone coto a determinados productos contaminantes y bastante cotidianos entre los consumidores. La comercialización de vasos de plástico, tapas y recipientes alimentarios destinados al consumo inmediato se cobrarán al usuario a partir de 2023. Su uso se tiene que reducir en un 50% en 2026 y en un 70% en 2030. El proyecto de ley pide a los hosteleros que fomenten el uso de alternativas reutilizable o de otro material no práctico. En algunas cadenas de supermercados se empieza a ver a consumidores que llevan su propio envase de cristal o de plástico reutilizable para comprar carne o pescado. A pesar de eso, muchos establecimientos siguen invadiendo de envases de un solo uso la zona de fruta y verdura, donde muchas piezas -incluidas las que llevan el sello ecológico- están envueltas en material contaminante.

El proyecto de ley impone requisitos de diseño. Por ejemplo, tapas y tapones que permanezcan unidos al recipiente. Las botellas de plástico deberán contener un 25% de plástico reciclado a partir de 2025 y un 30% a partir de 2030. Otro producto peligroso para el medio ambiente son las toallitas húmedas y las compresas, productos que jamás deberían desecharse por el inodoro. La norma que acaba de aprobar el Gobierno pide campañas de concienciación para informar a los consumidores del impacto negativo en la salud medioambiental.

Los ecologistas suelen decir que el mejor residuo es el que no se produce. El proyecto de ley establece una seria reducción de residuos: un 13% en 2025 respecto a los generados en 2010.

Otro aspecto que tratará de combatir la futura ley es el despilfarro alimentario, algo cuesta en cada hogar unos 250 euros al año. Los alimentos que se desechan en casa se tendrán que reducir en un 50% en 2030 mientras que los hoteles y restaurantes deberán hacerlo en un 20%.