Bernat Soriano: “Acabemos el día con una sonrisa”

En tiempos de pandemia y en menos de un año, Bernat Soriano perdió a su madre y a un hermano. Dos golpes duros que le dejaron una profunda huella en forma de tristeza. Desde febrero, junto a su mujer, Lidia, asiste al programa de bienestar emocional 'Vivir con sentido' de Fundación ‘La Caixa’. La iniciativa, gratuita y en la que se prevé que participen más de 6.500 personas mayores, pretende que éstas adquieran herramientas para superar las pérdidas y duelos; ahonden en la importancia del autocuidado y de la contribución al bien común; tengan más habilidades para afrontar la soledad, y desarrollen recursos para diseñar una vida alineada con sus valores e intereses.

-Perdió a su madre y a los pocos meses, a su hermano. 

-Sí, muy duro. Mi madre estaba a punto de cumplir 101 años. Había estado muy bien atendida en casa hasta que nos dimos cuenta de que, dada su gran dependencia, ya no era posible. Con mucho dolor, la única solución que encontramos fue ingresarla en una residencia. Fue una mujer brillante y admirable. Íbamos cada día a verla, pero por el covid, cesaron las visitas. Hicimos alguna videoconferencia, pero en la última ya vi que estaba ausente. Y falleció el 10 de abril. Fue duro, sin poder estar con ella y sin podernos despedir, como le ha pasado a tanta gente. Y luego este febrero, mi hermano, que vivía en Granada, falleció de covid tras una operación.

-¿Y qué es lo que más pesa? 

-No haber podido estar allá, no haberle podido dar la mano. Pienso en la soledad de mi madre en sus últimos días y se me parte el corazón. Yo pensaba que había hecho ya el duelo, pero ahora que volvemos a hablar de ello me doy cuenta de que no. En esos talleres de la Fundación ‘La Caixa’, el día que tratamos las pérdidas, nos dijeron que la gente aborda el tema hablando o escribiendo. Por ser introvertido, me fue muy bien escribir. Hice una pequeña crónica sobre los últimos años de mi madre. Eso me dio una perspectiva diferente para entender el proceso.

-¿Cuál ha sido el sentimiento predominante durante la pandemia? ¿Angustia? ¿Tristeza?

-Angustia no, porque en casa, con mi mujer, hemos seguido las normas y restringido nuestra vida social. Sí he echado de menos los abrazos de los hijos y de los amigos, pero nos hemos mantenido en contacto. Eso que le faltó a mi madre, nosotros lo hemos podido tener. Así que tristeza e impotencia por no poder cambiar las cosas.

-¿Qué le ha enseñado el covid?

-Que somos muy frágiles, que todo es relativo y que todo puede cambiar en poco tiempo.

-Todos hemos pensado mucho en la vida y en la muerte en estos meses.

-Hay que seguir viviendo. Nosotros, por suerte, tenemos dos hijos maravillosos que nos han cuidado y se han preocupado por nosotros. Mire, nos apuntamos a estos talleres gracias a uno de ellos.

-¿En qué les está ayudando?

-Nos está yendo muy bien. Te hacen ver que todas las cosas tienen un sentido y una realidad. Vas entrando poco a poco, aceptando, y te da sensación de tranquilidad. El hecho de tener una plataforma donde hay gente que te escucha, que valora lo que dices y te da consejos, me ha ido muy bien. Mi mujer y yo vamos avanzando.

-¿Qué ha aprendido?

-Que debemos conocernos mejor a nosotros mismos, porque a veces no somos conscientes ni de nuestras limitaciones ni de nuestras capacidades. Y a disfrutar más del día a día y procurar que este día sea lo más satisfactorio posible.

-¿Qué les diría a las personas que han pasado por una situación similar a la suya?

-Que valoren las relaciones; que si pueden dar un abrazo de más, que lo den; que cuiden de sus familiares y que procuren acabar el día con una sonrisa.