la lucha animalista

'Gunda', un evangelio vegano

Un documental de Victor Kossakovsky se acerca con una mirada inédita y muchos gruñidos a la aciaga vida de los animales de granja

Gunda    el sorprendente documental sobre una granja que ha enamorado a los mejores cineastas del mundo  Filmin estrena en salas el proximo 28 de mayo el ultimo trabajo de Viktor Kossakovsky  producido por Joaquin Phoenix  Posiblemente nunca hayas visto nada igual en el cine

Gunda el sorprendente documental sobre una granja que ha enamorado a los mejores cineastas del mundo Filmin estrena en salas el proximo 28 de mayo el ultimo trabajo de Viktor Kossakovsky producido por Joaquin Phoenix Posiblemente nunca hayas visto nada igual en el cine

Carles Cols

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“Durante nuestro viaje a Noruega, en la primera granja que visitamos, abrí la puerta y vi a Gunda". Habla el cineasta Victor Kossakovsky de la oronda cerda que protagoniza su último documental, financiado, por razones que luego se contarán, por Joaquin Phoenix. “Ya está, esta es nuestra Meryl Streep”, le dijo el director a su productora. ‘Gunda’, porque aquella cerda hasta terminó por dar nombre a la película, llega a la gran pantalla este viernes y a final de mes se estrenará en Filmin. En una industria, la del cine, que de un tiempo a esta parte se obceca en vestir a sus estrellas con ridículos y ajustados trajes de superhéroe, ‘Gunda’ es una auténtica anomalía, una hora y media de imágenes sin ninguna voz y con un blanco y negro tan emocionalmente profundo como el ‘La lista de Schindler’. El documental se promociona como algo capaz de amargarle a cualquiera el sabor de un buen jamón. ¿Por qué?

Toca primero recapitular. La primera gran incursión de Phoenix como activista de los derechos de los animales, porque se esto va ‘Gunda’, fue en un documental rodado en 2005, ‘Earthlings’, apto para poquísimos públicos. El actor puso entonces la voz en ‘off’ a una sucesión de violentísimas escenas, insoportables a ratos, que cada día ocurren en granjas y mataderos de todo el mundo. Exhibió su militancia vegana de nuevo en 2020, durante la entrega de los Oscar, con un discurso perfectamente meditado. Sabía que iba a ganar por su interpretación en ‘Joker’ y lo de menos, en su opinión, era dar las gracias al equipo de rodaje.

"Nos sentimos con derecho a inseminar artificialmente a una vaca y robarle su bebé, pese a que sus gritos de evidente angustia. Después, tomamos la leche que está destinada a su ternero y la echamos en nuestro café y nuestros cereales", dijo con la estatuilla en la mano.

Repite esta vez Phoenix en su particular lucha contra la industria cárnica como productor de ‘Gunda’, rodada en Noruega, Reino Unido y también en España, en concreto en el santuario animalista Gaia de Camprodón (Girona). Eso se revela en los títulos de crédito finales, porque durante todo el documental nada se dice. La protagonista principal es la hermosota Gunda. Alumbra una docena de cochinillos, los amamanta, los pastorea, juegan, descubren el placer de la lluvia… La cámara se sitúa casi siempre a altura de los ojos de gorrinos. Hay actores secundarios. Varias gallinas, una de ellas coja, y un grupo de terneros que trota ante las cámaras casi como alegres ‘mavericks’, pero el objeto de estudio de Kossakovsky es la cerda. No hay propósito aquí, en esta crónica, de arruinarle a nadie el final, pero este, recuérdese, es un alegato animalista.

La camada de lechones de Gunda, poco después del parto, ajenos al mundo en que han nacido.

La camada de lechones de Gunda, poco después del parto, ajenos al mundo en que han nacido. / Filmin

Aunque el género es otro, ‘Gunda’ es un puñetazo en la nariz como en su día lo fue ‘Okja’, película que tal vez pasó algo desapercibida porque su director, Bong Joong-ho, aún no había alcanzado la fama mundial que después obtuvo con ‘Parásitos’. Aquello era un caramelo envenenado. Presentada como un cuento infantil. Okja era la mascota que le era entregada a una suerte de Heidi de las montañas de Corea, un afable cerdo de varias toneladas de peso que, en realidad, era un proyecto de la industria alimentaria para producir más bacon con menor inversión en piensos. La película tenía la arquitectura y los recursos previsibles de una historia de aventuras, de separación traumática y reencuentro, nada nuevo bajo el sol, pero cuando el público más baja tenía la guardia aparecía en escena la verdad de los mataderos, sin almibares ni otros filtros edulcorantes.

Activismo animal: El Santuario

Capítulo 2: Después de las vigilias... descubrimos un santuario de animales. / periodico

Con ’Gunda’, Phoenix, esta vez como productor, parece que trata de enmendar el error de ‘Earthlings’. Aquella primera aproximación a la realidad de las granjas de cría podía ser, perfectamente, una película del método Ludovico, la exhibición de ultraviolencia con la que tratan a Alex en ‘La naranja mecánica’. Es un inaguantable horror, tanto que, tal vez, no logra su meta. Es muy tentador apagar  el televisor. Esta vez, Phoenix ha sido más hábil. Ha ido en busca de un maestro del documental dispuesto a que el espectador ponga de su parte e imagine todo aquello que no se muestra.

Dos cochinillos de 'Gunda' en el instante en que descubren el frescor de la lluvia.

Dos cochinillos de Gunda en el instante en que descubren el frescor de la lluvia. / Filmin

Lo cierto es que la elección de Kossakovsky como director ha sido premiada después con elogiosos comentarios de algunos de sus colegas de oficio, sobre todo, claro está, los que exploran los callejones menos transitados del séptimo arte. “Es puro cine”, dice Paul Thomas Anderson, que añade, sin sorna, que “con sus increíbles imágenes y sonidos y con el mejor reparto posible, resulta más una pócima que una película”.

Para Alfonso Cuarón, con el pedigrí de su Oscar por ‘Roma’, afirma que ‘Gunda’ invita a renunciar a la adicción al lenguaje, a las expectativas, a los juicios y al significado”. También Pawel Pawlikowski y Gus Van Sant se ponen a los pies de Kossakovsky, pero ninguno lo hace como Alexander Sokurov, para quien el director de ‘Gunda’ “es el único director de cine digno de un Premio Nobel”. Esa sucesión de grandes nombres viene al caso, también, para contextualizar, para que nadie se lleve una sorpresa al pasar una hora y media en la que prácticamente la única banda sonora son gruñidos.

Gunda, con la mirada perdida y con razón, en los instantes finales del documental.

Gunda, con la mirada perdida y con razón, en los instantes finales del documental. / Filmin

Hay un viejo dicho muy ibérico, en todos los sentidos del término que habrán oído en más de una ocasión. “A mí del cerdo me gusta hasta la manera de andar”. ‘Gunda’ es, por decirlo de algún modo, un documental especialmente recomendable para quienes del cerdo les gusta casi exclusivamente la forma de andar.

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