Contra el acoso escolar

La línea 017: un servicio de consulta también para el 'ciberbullying'

El Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) puso en marcha en febrero del 2020 el número 017, un número corto de la Línea de Ayuda en Ciberseguridad

Edificio de INCIBE en León

Edificio de INCIBE en León

Sara Aguilera

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47.503 consultas a INCIBE mediante el 017, 39.206 de ellas a través del teléfono y 8.297 a través del correo electrónico, partiendo de un formulario web. El 017 se trata de una línea de ayuda, que cuenta con un equipo multidisciplinar, y que permite hacer consultas muy variadas, así como para ciudadanos, empresas y profesionales sobre asuntos como el fraude en línea y la ciberseguridad. Además, cuenta con una parte importante de consultas sobre menores en el ámbito digital.

Las consultas vinculadas con los menores están relacionadas con su bienestar en Internet y mayoritariamente con problemas que necesitan unos pasos a seguir para solucionarse. Así, el 017 se encarga de proporcionar pautas y estrategias personalizadas, según la persona afectada, la familia o el centro escolar, para evitar el daño al menor y poner fin a la situación.

Cristina Gutiérrez, técnica de Ciberseguridad para Menores de INCIBE, nos cuenta que esta línea no es nueva, pero que a partir del 11 de febrero del 2020 se le asignó el número corto 017, algo que permite que se considere un servicio oficial y de confianza para las personas que lo usan. Con este nuevo número más breve se pretende conseguir que la persona lo identifique y lo recuerde con más facilidad. Además, la línea se caracteriza por ser un servicio de interés social, de carácter gratuito, confidencial, con canales alternativos y que no aparece en la factura, permitiendo el anonimato.

Entre las dudas que atienden, Gutiérrez explica que las preocupaciones más habituales en el último año en el terreno de los menores han sido sobre la privacidad y reputación (29,6%), las configuraciones seguras en familia (18%), los contenidos perjudiciales (9,8%) y los fraudes en línea (8,4%). Detalla que la mayor parte de las consultas sobre el 'ciberbullying' se centran en el daño por insultos o amenazas en las redes sociales. Además, también son frecuentes las consultas respecto a los menores sobre la creación cuentas falsas, imágenes o información en redes sociales sin autorización que pueden ridiculizar y humillar a la persona, o el uso de la ingeniería social para conseguir datos de acceso de sus perfiles en las redes sociales o de sus cuentas de plataformas de videojuegos.

De hecho, la técnica de Ciberseguridad para Menores de INCIBE señala que el ciberacoso adopta constantemente nuevas formas que se extienden con facilidad, por lo que se detecta "la necesidad de avanzar en competencias digitales como la importancia de una correcta configuración de la privacidad o el pensamiento crítico para evitar la exposición y, con ello, el riesgo de perder el control sobre la información".

La línea 017 es un recurso que se proporciona incluso desde la misma policía y, entre los perfiles que más acceden a esta en relación con los menores, están primeramente los progenitores, que representan el 58% de los casos y buscan generalmente "respuestas y pautas a situaciones que observan en el hogar", según Gutiérrez, como sobre el uso de dispositivos y los malos hábitos, o aquello que puede ser perjudicial para su hijo en Internet o que puede afectar a su privacidad. El profesorado es el segundo colectivo que más se asesora mediante el 017, especialmente sobre el uso de dispositivos en los centros educativos y sobre cómo actuar ante un ciberacoso, suplantaciones de identidad o contenidos que se han viralizado y realizado en el mismo colegio o instituto.

Sin embargo, los menores son los que menos conocen o consultan al 017 desde su comienzo. Aun así, en el último año han crecido sus llamadas acerca de situaciones de 'sexting', o de fraude en línea, suponiendo un 12% del total. Gutiérrez define el 'sexting' como "el intercambio voluntario de materiales íntimos que, si bien es una práctica cada vez más habitual en el contexto de las relaciones íntimas, supone asumir el riesgo a perder el control sobre estas imágenes, vídeos, mensajes, etc.", y que se convierte en daño al difundirse. Puede afectar a la reputación del menor e incluso ocasionar ciberacoso y chantajes para obtener, entre otras cosas, dinero o más contenidos.