UN AÑO DE PANDEMIA
Colas para vacunarse en Barcelona en Domingo de Resurrección
Catalunya ha vacunado a 12.800 personas este domingo, el día en que la comunidad llega al millón de primeras dosis inyectadas
Salut mantiene el llamamiento a las personas de 60 a 65 dosis para que pidan cita y aprovechen las 4.000 dosis de AstraZeneca pendientes de asignar
Helena López
Redactora
Luz María está sentada en una silla de las habilitadas para la ocasión en el patio interior de la Facultad de Geografía e Historia de la UB, frente a las excavaciones en las que los estudiantes de Antropología hacen prácticas. "¿Nos vamos a bailar?", le pregunta Juan Manuel, su marido, a su lado, de pie, forma cómplice de saber si está todo bien tras el pinchazo. La sonrisa que dibujan sus ojos le responde. La mujer, de 64 años, es una de las 1.600 personas que se vacunarán este domingo de resurrección en el Campus Raval. Una de las 12.800 en toda Catalunya, el día en que la comunidad celebra haber llegado al millón de vacunados en primera dosis. Juan Manuel, pese a ser pocos años mayor que su esposa, tendrá que esperar, aún no sabe cuánto, algo que no logra comprender. "Viviremos bajo el mismo techo, ella vacunada y yo no", lamenta el hombre, quien considera que las personas de su edad, entre 66 y 69 años, están "en un limbo", mensaje que traslada a los sanitarios con los que se cruza, que no saben bien qué contestarle.
La cola a ratos es larga -no tanto como en la pastelería, para encargar la mona-, pero avanza rápido. De una de las ventanas de la facultad, justo encima de la puerta, una discreta pancarta con un mensaje claro: "a las profesoras universitarias no nos vacunan". Mensaje que difícilmente ha podido leer la 'consellera' de Salut en su visita al centro (el cartón es pequeño y las letras, finas). Vergés ha aprovechado la importante presencia de medios de comunicación en este punto de vacunación del centro de Barcelona -uno de los 28 habilitados este domingo en toda Catalunya- para hacer un llamamiento a las personas de entre 60 y 65 años que todavía no han pedido hora para vacunarse. "Tenemos aún 4.000 dosis sin asignar para esta franja", ha señalado.
La barrera tecnológica
Carmelina espera los 10 minutos de rigor tras recibir la primera dosis de la vacuna en el acceso sur al campus. Tiene 65 años y hace casi dos semanas que recibió el SMS con el enlace para pedir cita. "Lo abrí y solo me salían lugares lejos, como Igualada. Pero el viernes santo estuvo mi hija en casa, le dije que me lo mirara en el ordenador y alcanzó a pedirme cita para hoy", señala la mujer, muy contenta de haber recibido ya la vacuna, quien reconoce que a ella la tecnología le llegó ya mayor. "Me han dicho que en tres meses me mandarán otro mensaje para la segunda dosis y lo que no me he acordado de preguntar es qué vacuna me han puesto", prosigue la mujer.
Nada más llegar al centro, una amabilísima joven les pregunta a los pacientes la edad -prácticamente todos tienen entre 60 y 65- y les dice que tengan preparados en la mano la tarjeta sanitaria, el DNI y el móvil con el SMS con al cita. Un móvil que prácticamente todos conservan en la mano al salir y usan para anunciar a sus seres queridos la noticia más esperada: "¡Ya estoy vacunado!". Algunos lo usan, además, para tomarse una foto con secretario de Salud Pública de la Generalitat, Josep Maria Argimon, aprovechando que ha acudido al lugar junto a la 'consellera' a hacer balance de la campaña de vacunación.
En la cola, que avanza sorprendentemente rápido, hay desde parejas que se vacunarán los dos -ambos en la franja en la que se está actuando ahora para aprovechar las dosis de AstraZeneca- hasta grupos de amigos, de la misma quinta, por supuesto, que han quedado para vacunarse juntos, o una pareja de monjas con hábito y bambas. Lo cortés no quita lo valiente. Además de lo citado en el párrafo anterior, la eficaz informadora pregunta a las personas que van llegando si tiene sintomatología covid o han estado en contacto con un positivo. Si así fuera -en el rato en el que este diario está en el lugar, todos responden 'no'- les enviarían para casa, aunque Argimon aclara que nadie perderá su turno por ello. "Si alguien se encuentra mal que se quede en caso, no hay ningún problema en 'dejar perder' la cita. Cuando se encuentre bien ya le darán hora de nuevo", aclara el epidemiólogo, quien también tranquiliza a los posibles asintomáticos. "Si alguien se vacunan infectado sin saberlo, tampoco le pasará nada. Se trata de una cuestión de dosis", concluye.
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