A las puertas de la cuarta ola del covid

El sol se alía con los restaurantes de la costa

Las playas del área metropolitana se llenan de familias que han optado por no trasladarse fuera de su comarca

Los restauradores cuelgan el lleno en sus establecimientos: "De las 10 a las cinco el teléfono no para de sonar", explican

Cae la movilidad de vehículos que abandonan Barcelona durante las vacaciones de Semana Santa

Ambiente en el paseo junto a la playa de Lluminetes, en Castelldefels, este viernes.

Ambiente en el paseo junto a la playa de Lluminetes, en Castelldefels, este viernes. / Jordi Cotrina

Elisenda Colell

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En patinete, andando, a dos ruedas o a cuatro. Los paseos marítimos y las playas del área metropolitana de Barcelona se han llenado esta Semana Santa de ciudadanos prudentes que han preferido no alejarse de su casa durante las vacaciones. Una actividad que está impactando en los bolsillos de los restauradores de la zona. Tras meses de encierro y restricciones de movilidad, temían que el mal tiempo y los días festivos les hicieran perder clientes. Lejos de eso, cuelgan el lleno día tras día. El buen tiempo, definitivamente, les ha bendecido.

"Esto es un no parar. Desde las 10 de la mañana, cuando abrimos, hasta las cinco de la tarde, en que cerramos, el teléfono no para de sonar. Todo son clientes que piden poder reservar una mesa para comer", explica eufórico Víctor Rubio, responsable del restaurante Marae, en pleno paseo marítimo de Castelldefels (Baix Llobregat). A escasos metros de este, Carolina Hoguera, desde el Marchalo, corrobora la buena noticia. "Esta semana hemos tenido muchísimo trabajo", afirma. De hecho el local ha tenido que contratar seis trabajadores más para poder abastecer la alta demanda de clientes, tanto en horario de desayuno, como el vermut y la comida.

 Ambiente en el paseo junto a la playa de Lluminetes en Castelldefels desde la terraza del hotel Bel-Air.

 Ambiente en el paseo junto a la playa de Lluminetes en Castelldefels desde la terraza del hotel Bel-Air. / Jordi Cotrina

También el chiringuito Chalito, a pie de arena, está lleno de clientes antes de las 12 del mediodía de este viernes. En menos de cinco minutos hay dos llamadas que piden reservar una mesa para comer. "Pensaba que muchos de nuestros clientes de fin de semana se irían a otros lugares de Catalunya a pasar las vacaciones, y estábamos asustados por el mal tiempo que se preveía, pero al final ya lo ves, un sol espectacular y todo lleno", sonríe.

"Pensaba que muchos de nuestros clientes de fin de semana se irían a otros lugares de Catalunya a pasar las vacaciones"

"No nos podemos quejar, pero sería necesario que nos dejaran abrir por la noche", sostiene Hoguera. El restaurante en el que trabaja, a pesar que ha tenido que contratar más camareros, éstos solo pueden trabajar a media jornada. Además, explica, la mayoría de empleados del restaurante mantienen un 50% del ERTE, debido a que de 17h de la tarde a 10h de la mañana el local debe permanecer cerrado. "El problema está en las tardes y la noche, que solo podemos atender los 'delivery' de Castelldefels y de Gavá", sostiene Rubio. La clientela, inevitablemente, baja de una forma exponencial. "Nosotros cerramos, pero la gente no se va de la playa, la gente tiene ganas de quedarse aquí", confirma también Guardiola, que también implora poder servir cenas.

De vacaciones en Barcelona

A pocos pasos del local en plena arena, dos parejas de Sant Cugat confirman la situación. "Precisamente habíamos reservado un hotel en Banyoles (Pla de l'Estany) para estas vacaciones de Semana Santa pero al final lo hemos cancelado", explica desde la toalla Priscilla Olivastro. "Tuvimos miedo de que hubiera muchas aglomeraciones, de que hubiera algún rebrote, y al final escogemos quedarnos por aquí y pasar el día en la playa con los amigos que no hay tanta gente y estamos más separados", agrega.

Sonia y Gloria también han optado por prescindir de pasar alguna noche fuera de casa estas vacaciones, pero lo han hecho más a regañadientes. "A los solteros que vivimos solos no nos dejan juntarnos para ir a pasar las vacaciones fuera", se quejan ambas tumbadas en un pareo con las gafas de sol. Una es de Cornellà, la otra de Viladecavalls. "Necesitábamos salir de casa, es que si no al final me suicidaré todo el día en casa, y decidimos vernos para pasar el día en la playa", cuenta Sonia.

"Necesitábamos salir de casa y decidimos vernos para pasar el día en la playa"

Tanto en las playas de El Prat de Llobregat como en la de Castelldefels, los coches se amontonaban en largas colas a medida que las vías se acercan a las playas. Dentro, apenas hay bañistas en el agua, salvo algún surfista enfundado en un traje de neopreno. En cambio, abundaban los paseantes, deportistas, ciclistas y familias con hijos, neverita incluída, que optaron por pasar el día en la playa. "A los niños les gusta y a nosotros también, estamos viniendo aquí cada día desde el lunes prácticamente"; explica una madre vestida con chanclas, pareo, gorra y gafas de sol que sostiene el parasol, una silla, y acompañada por sus hijos y marido. Ellos vienen del Vallès Occidental y así serán sus vacaciones "mientras el sol y el buen tiempo lo permita".

Menos desplazamientos

Los datos del Servei Català de Trànsit de la operación salida de semana santa demuestran que ha habido cierta restricción en la salida de los habitantes del área metropolitana. En total, desde la tarde el jueves y hasta las nueve de la mañana de este viernes han salido 206.256 vehículos de Barcelona y las ciudades colindantes.

Los Mossos prevén que sean casi 370.000 los que acaben marchando a lo largo de este viernes. De momento, ha caído la movilidad un 16,8% respecto la Semana Santa de 2019, y también se han movido un 26,6% menos de coches que el primer fin de semana en el que se levantaron las restricciones de movilidad para los grupos burbuja. En cambio las colas y dificultades para aparcar en la zona de la playa barcelonesa demuestran que una parte importante de los coches se quedarán en la metrópoli.

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