Nueva regulación

Nueva York legaliza la marihuana de uso recreativo

La firma del gobernador Cuomo en la ley, la 16ª de su tipo en EEUU, llega siete años después de la autorización para uso medicinal

La ley tiene un componente de justicia racial pero también económico y se esperan unos 350 millones de dólares anuales en tasas

La aplicación será gradual pero con efecto inmediato será legar tener hasta 85 gramos de marihuana y 24 gramos de concentrados

Punto de venta de marihuana al detalle en Oakland, en California, donde el consumo recreativo se legalizó en 2018.

Punto de venta de marihuana al detalle en Oakland, en California, donde el consumo recreativo se legalizó en 2018. / John B. Mablango / Epa / Efe

Idoya Noain

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La marihuana de uso recreativo nunca ha faltado en Nueva York. En la ciudad su aroma se había hecho cada vez más frecuente en sus calles desde que se relajaron los arrestos por su consumo. Recientemente hasta se podía adquirir, en secreto e ilegalmente, en algunos de los populares delis neoyorquinos. Desde este miércoles, no obstante, las cosas cambian. El gobernador, el demócrata Andrew Cuomo, ha estampado su firma en una ley que legaliza en todo el estado entre adultos mayores de 21 años el uso con fines recreativos de cannabis, que ya estaba autorizado desde 2014 en el estado para usos médicos.

Como ya han hecho 15 estados antes en Estados Unidos, Nueva York saca la marihuana recreativa de las sombras y aunque partes de la ley se irán implementando gradualmente, inmediatamente será legal estar en posesión en la calle de hasta 85 gramos de marihuana y 24 gramos en caso de concentrados como aceite y fumar en cualquier lugar donde está permitido el tabaco, aunque en ningún caso en escuelas, lugares de trabajo o en el coche. En el futuro cercano podrán cultivarse hasta seis plantas en casa, tener entregas de marihuana a domicilio o acudir a fumar a dispensarios, aunque estos no abrirán hasta por lo menos dentro de un año (y los municipios podrán optar por no permitirlos, aunque no pueden ilegalizar el consumo).

La legislación, además, convierte el cannabis en una industria regulada y tasada. Según los cálculos de la oficina del gobernador, se espera obtener hasta 350 millones de dólares cada año en concepto de impuestos y crear potencialmente entre 30.0000 y 60.000 puestos de trabajo.

Reparar injusticias raciales

Uno de los elementos fundamentales de la legislación neoyorquina, oficialmente bautizada Ley del Estado de Nueva York de regulación y tasación de cannabis/marihuana, es tratar de acabar con injusticias de aplicación de leyes contra las drogas que hasta ahora se han demostrado ineficaces y han penalizado desproporcionadamente a personas de minorías, y ese es el primer aspecto que ha destacado Cuomo al firmar la nueva ley.

“Es un día histórico en Nueva York, uno que corrige los errores del pasado al poner fin a duras sentencias de cárcel, acoge una industria que hará crecer la economía del estado y da prioridad a comunidades marginalizadas para que aquellos que más han sufrido sean los primeros en cosechar los beneficios”, ha dicho el gobernador.

Personas con condenas por ofensas que según la nueva ley no constituyen delito las verán automáticamente borradas de sus historiales criminales

Los particulares

La ley crea una Junta de Control , cuyos cinco miembros crearán el marco regulatorio que abarque a todos los usos de los productos de cannabis, y una Oficina de Gestión, que implementará esa regulación. Entre otras cosas se cerará un Programa de igualdad social y económica que anima a participar en la industria a individuos a los que hasta ahora había afectado desproporcionadamente la aplicación de sanciones, y se tratará de asegurar de que se cumple el objetivo de que al menos la mitad de las licencias para cultivar, vender y entregar marihuana se entreguen a negocios propiedad de individuos de minorías raciales o mujeres, granjeros en situación económica complicada o veteranos con discapacidades.

Además, se creará un sistema de distintas licencias para distintas facetas (cultivo, procesamiento y venta al por mayor o minorista), que busca evitar que unos pocos actores acumulen demasiado negocio.

En el texto legislativo, que impone controles de calidad y establece protecciones para la salud pública y el consumidor, se establece también una nueva estructura fiscal para tasar la marihuana. En lugar de por peso se impondrá a los distribuidores impuestos dependiendo de los miligramos de THC que tengan los productos. El impuesto para la venta minorista será del 9% y el estado dedicará un 40% de los ingresos a educación, un 40% a un fondo de reinversión en la comunidad y un 20% a programas de tratamiento de drogadicción y educación pública.

A ese 9% habrá que sumar una tasa local del 4%, que se repartirán los condados (que recibirán un 25% de esos impuestos locales) y las ciudades (que se quedarán el 75%).  

En una victoria para la industria de la marihuana de uso médico, se ha expandido también este, ampliando la lista de condiciones que permiten el acceso a la marihuana terapéutica o el permiso para su cultivo en el hogar. Además, las grandes empresas de este sector médico, que ya tienen estructuras verticales en que controlan todas las fases, no estarán afectadas por el nuevo sistema de licencias separadas.

La ley fue aprobada el martes por las dos cámaras legislativas en Albany, controladas por los demócratas. Votaron en contra todos los republicanos y alrededor de una docena de demócratas.