La transexualidad con ojos de una niña

El debate de la ley trans: "Siempre he sido Cora, aunque algunos no lo entendieran"

Cora Navarro Valenzuela (10 años) siempre ha sabido que este era su nombre. A los cinco años logró que sus padres lo comprendieran. Hace dos pudo cambiar su inscripción del DNI y la tarjeta sanitaria. Ahora solo falta que el resto de la sociedad comprenda lo que para ella es más que sencillo. Que le gusta llevar vestidos, tener el pelo largo y ser una niña.

Barcelona   23 03 2021     Sociedad    Cora  nina trans de 10 anos  fotografiada en el Pati Llimona que expone un trabajo sobre su transito de genero   En la foto   junto al primer vestido que se compro   Fotografia de Jordi Cotrina

Barcelona 23 03 2021 Sociedad Cora nina trans de 10 anos fotografiada en el Pati Llimona que expone un trabajo sobre su transito de genero En la foto junto al primer vestido que se compro Fotografia de Jordi Cotrina / Jordi Cotrina

Elisenda Colell

Elisenda Colell

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Hablar con Cora Navarro es dar constantemente con una visión del mundo que no conoce de prejuicios ni sobreentendidos. Lo hace evidente su respuesta a una pregunta que parece ingenua, pero que lleva encima demasiadas connotaciones. ¿Cuándo dejaste de ser un niño y fuiste Cora? "Yo siempre he sido Cora. Hice la transición para el resto del mundo, pero no para mí". Esta pequeña barcelonesa tiene las cosas más claras que muchos adultos. Al asumirlo se sonroja. "A algunas personas les cuesta entenderlo, pero ¿qué problema tienen si yo quiero llevar un vestido, si digo que soy una niña? Son ellos los que tienen un problema, no yo".

Cora Navarro, la transexualidad con ojos de niña

Jordi Cotrina

Antes de tener conciencia, o incluso antes de saber hablar, Cora ya sabía que era Cora. Su madre la recuerda a los tres añitos, cuando empezaba a hablar, y se refería a ella en femenino. Asume que era bajo la almohada cuando empezó todo. "Soñaba que era una niña, y que todo el mundo me trataba como una niña", explica. La familia cita a EL PERIÓDICO en el Centre Cívic Pati Llimona, que acoge una exposición sobre la evolución de la menor con cartas, documentos, manuscritos, objetos y fotografías recopiladas por la fotoperiodista Gabo Caruso. Se titula CORA(JE).

Cora tiene clarísimo cuál es su foto favorita de la exposición. Solo llegar sale pitando hacia un póster de grandes dimensiones en la playa, con su melena negra y larga revuelta por el viento. "Siempre quise tener el pelo largo. Un día se lo dije a mis padres pero seguía teniéndolo corto. En cuanto hice el tránsito ya no me lo cortaron más. Y me acuerdo del día que vi que ya tenía el pelo largo". ¿Fue un día importante para ti? "Sí, mucho", admite sonriente.

El primer vestido para la calle

Cuando tuvo cinco años Cora reunió a sus padres, Ana María Valenzuela y Ramón Navarro, para contarles lo que ella ya sabía hacía mucho tiempo. Que era una niña. Y que quería que todo el mundo la tratara como tal. Eligió ella sola su nombre viendo la tele. "Cora era una sirenita de los dibujos, y me gustó mucho el nombre". Ella tuvo la suerte de que sus padres la escucharon. "Me dijeron que se iban a informar", recuerda. Al poco tiempo, empezó la etapa que la familia llama como 'transición' pero que en realidad, y tal y como ella lo cuenta, bien podría llamarse 'normalización'. "Me acuerdo que me compraron este vestido", señala en la pared. Es un vestidito blanco, con lentejuelas brillantes, que preside la exposición. ¿Fue el primer vestido que te pusiste? "No, en casa siempre me ponía vestidos de mi madre, pero este fue el primer vestido que me puse para salir a la calle ", rememora.

La transición fue, pues, ir a clase con el vestido y el pelo largo. Y que todos los compañeros de la escuela la llamaran Cora. Entonces iba a P5. La dirección del centro reunió a todas las familias de la clase para informales de que Cora era una niña. Apenas hubo incomprensiones. Cuando la niña llegó a clase y vio que podía ser quien quería ser, se puso a correr por el patio como si no hubiera un mañana. "Estaba muy contenta porque por fin me llamaban por mi nombre", recuerda.

El cambio del DNI

También empezaron a llamarle Cora los pediatras, en cuanto consiguió cambiarse el nombre de la tarjeta sanitaria. Con la instrucción de 2018 impulsada por el Ministerio de Justicia también modificó el nombre del DNI. "Pero aún pone que soy un niño", se queja. Solo quiere quitar la M en la casilla de 'sexo' y que ponga una F. Si quiere lograrlo hoy debe someterse a un exploración médica a la que sus padres se niegan en rotundo. La ley trans que prepara el Ministerio de Igualdad le daría ese derecho si es lo que quiere, sin preguntas ni exámenes. "Ojalá", susurra.

Cora se siente suertuda. Se sabe con amigos y familia que la respetan y le ayudan. "Tienes que intentar explicarlo a la gente de su alrededor para que lo entienda. La mayoría no me decían que no podía ser una niña, me decían que no sabían que lo era", expone. A algunos les cuesta un pelín más, admite. Le dicen cosas que no le gustan. ¿Por ejemplo? "Pues que antes era un niño". Le entristece, pero de forma relativa. A ella la sonrisa no se la quita nadie.

Hablar con Cora es darse cuenta que ser una 'niña trans' es, en realidad, ser una niña. "En la noticia que escribas no me llames niña trans, llámame persona", implora. ¿Por qué? "Porque somos personas como el resto. Como tú". Ella tiene clarísimo quién es. El problema está en que el resto del mundo lo entienda y lo respete. Por eso se vuelve absurdo preguntarle qué quiere ser de mayor. Cora ya es quien quiere ser. "A los niños les diría que digan lo que sientan a sus padres, que si se callan es peor". ¿Y a los padres? "Que les apoyen en todo".

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