El primer año de coronavirus, en 10 gráficos

Un año después del inicio del confinamiento tras la proclamación del estado de alarma, los datos evidencian los efectos sanitarios, económicos y sociales del coronavirus

Un año de covid, en 10 gráficos

Un año de covid, en 10 gráficos / Francisco José Moya

Francisco José Moya

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El 14 de marzo de 2020, el Gobierno de Pedro Sánchez declaró el estado de alarma que, mediante prórrogas, se extendió hasta el 21 de junio (para después volverse a decretar hasta el próximo mayo). El objetivo era conseguir una reducción de los contagios y las muertes por el coronavirus, disparados ya en aquel momento.

El confinamiento decretado en el estado de alarma y la falta de preparación para enfrentarse a una crisis de este tipo tuvieron muchas consecuencias sanitarias, económicas y sociales. Repasamos algunas de ellas con gráficos.

Cifras récord de fallecidos

Cuando las muertes por covid se empezaron a disparar, hubo muchos casos a los que se les asignaba solo la categoría de "sospechoso de covid", porque no había un test positivo.

Las estadísticas de exceso de mortalidad -por todas las causas- comparan los muertos de un periodo con una cifra de muertes esperadas, una media de los años normales. Así se puede mostrar bien el impacto del coronavirus. En el gráfico aparece el año 2019, de mortalidad normal, para confrontarlo con 2020.

Sin excepción autonómica

Los picos de los excesos de mortalidad coinciden con las diferentes olas del covid.

En el detalle por comunidades autónomas, todas se alejan de la mortalidad esperada durante muchas semanas del año, en algunos casos de forma significativa y coincidiendo con las olas.

Virus viralizado

Los primeros casos del virus se detectaron en China. Pero la mayor parte de los contagios registrados, en especial a partir del verano, cuando los sistemas de detección cogieron ritmo, se dan en Europa y en América del Norte. En estas últimas semanas, tras desaparecer el efecto de la Navidad, se vuelve a detectar un repunte de casos en algunas zonas, a pesar del inicio de la vacunación.

No estábamos preparados

Algunos países asiáticos y de Oceanía consiguieron detener el avance del covid. Pero en Europa y América, el virus se expandió de forma imparable y muy rápida. En España, los hospitales no daban abasto: en un solo día, el 23 de marzo, poco después de decretarse el estado de alarma, ingresaron casi 5.000 personas por covid en centros sanitarios y unas 500 pasaron a las ucis.

Los mayores, las mayores víctimas

La gravedad de algunos casos, el desconocimiento o confusión de cómo prevenir y la falta de tratamientos provocaron muchos muertos. No obstante, el reparto de fallecidos por grupos de edad es muy desigual. Los más mayores, los más vulnerables, tuvieron más complicaciones y murieron en mayor número. Muchos de ellos en residencias.

¿Y los cribajes?

Mientras no hubiera soluciones médicas, se asumió que el mejor sistema para controlar la pandemia tenía que ser cribajes masivos y aislar a los positivos. Pero los sistemas de salud tardaron meses en conseguir una velocidad de crucero en la cantidad de pruebas que podían hacer.

Y la economía se paró

Los gobiernos de muchos países optaron por confinamientos como medida principal para contener el avance del virus. Y ese parón de la actividad acabó de dar la puntilla a unas economías que ya habían empezado a ralentizarse. Muchos sectores sufrieron las restricciones y los cierres y el PIB de todos los países acabó cayendo bruscamente. En la UE, España fue el país cuyo PIB más se contrajo.

Alud de expedientes

Confinamiento, caída de ingresos, desconcierto y falta de ayudas abocaron a un gran número de empresas a suspender total o parcialmente su actividad. Tuvieron que enviar a los empleados al paro. En principio, de forma temporal.

La sociedad cambió de hábitos

Estar confinados tuvo un efecto claro en la movilidad. Entre marzo y mayo, la gente se quedó en casa. Pero en cuanto se empezaron a flexibilizar las medidas en mayo, la gente volvió a salir, en especial a las zonas verdes. Sin embargo, como se ve en el gráfico siguiente, entre nuevas olas y las consiguientes restricciones y cierres, hay lugares que no han logrado recuperar niveles de frecuentación normal, como las tiendas o el transporte público.

Adiós, avión, adiós

Las vacaciones globalmente fueron algo local. Valgan como ejemplo las cifras del tráfico aéreo en España, que se desplomó desde marzo y ni siquiera el repunte del verano consiguió que se acercara a las cifras de años normales, como 2018 o 2019.

La derivada del gasto

Además, durante el confinamiento, otro ámbito que se desplomó fue el del consumo. La gente gastaba menos. Y lo hacía de otra manera. Por ejemplo, creció la demanda de alimentos y se redujo la de combustible. Ese menor gasto conllevó un aumento significativo del ahorro privado, que se acumuló en los depósitos bancarios.

La situación sociopolítica

Este mayor ahorro no implica optimismo. El coronavirus ha producido una crisis política, social y económica que ha preocupado y sigue preocupando a la sociedad española. Desde el pasado mayo, el CIS pregunta por esto. Y las respuestas muestran que el grado de preocupación sigue constantemente alto.

Hay que esperar que la vacunación, que de momento va lenta en España, ayude a recuperar la confianza, que reduzca la preocupación por el futuro, que permita recuperar los hábitos de siempre, que todo esto lleve aparejada una recuperación económica. Y que se extraigan lecciones sobre cómo prepararse para algunas catástrofes y cómo proteger rápidamente en un contexto así a los más vulnerables, que tanto han sufrido esta pandemia.

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