Arte sacro

El Museu de Lleida, una institución amputada

El conflicto patrimonial entre Catalunya y Aragón ha despojado al centro de 155 piezas entre las reclamadas por Sijena y el obispado de Barbastro-Monzón

Dos litigios más amenazan la pinacoteca del Segrià, uno por el archivo de Roda de Isábena y otro por las obras de las parroquias que ahora dependen de Huesca

Frontal del Salvador de Berbegal, uno de los pocos ejemplares del llamado 'arte del 1200'.

Frontal del Salvador de Berbegal, uno de los pocos ejemplares del llamado 'arte del 1200'. / Ramon Gabriel

Natàlia Farré

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Con la entrada en vigor, el 17 de septiembre de 1995, del decreto ‘Ilerdensis et Barbastrensis de finum mutatione’ el obispado de Lleida dejaba de tener la  tutela religiosa sobre 111 parroquias aragonesas que pasaron a estar bajo la protección de Barbastro-Monzón. Con ello se puso fin a ocho siglos de historia común de las tierras a poniente y levante del río Cinca. Y se puso la primera piedra de un conflicto patrimonial que todavía dura, y del que ahora se vive su episodio más doloroso, pero no el último -por delante aún queda recorrido judicial. Lo dicho, las parroquias marcharon pero las obras de arte atesoradas en el Museu Diocesà, hoy Museu de Lleida, se quedaron. En Aragón dicen que permanecían en depósito; en Catalunya argumentan que el obispo Josep Meseguer las compró, a finales del XIX y principios del XX, siguiendo las directrices de León XIII y su idea de preservar y conservar el arte. El conflicto dura desde entonces, con juicio canónico cerrado favorable a Aragón, y proceso civil abierto con una sentencia de primera instancia del juzgado de Barbastro que dio la razón y la propiedad de los objetos al obispado de Barbastro-Monzón. 

De ahí la marcha de los bienes y el peligro que corre el Museu de Lleida, heredero del Museu Diocesà. Este data de 1893 y tuvo como instigador al obispo Meseguer. Fue el segundo en crearse en España, el primero fue el de Vic, y tenía como objetivo tanto proteger el patrimonio de la diócesis de los anticuarios y coleccionistas como instruir a jóvenes seminaristas. Y a ello se dedicó el obispo comprando, por compensación económica o permuta, todas aquellas piezas de las iglesias que los párrocos habían desechado por estropeadas o por anticuadas. Sin Meseguer no habría patrimonio por el que litigar. Y con la marcha de los 111 bienes desaparece una buena parte del relato del Museu de LLeida, el único que narra 800 años de historia común de un territorio de frontera unido bajo el paraguas de la Iglesia desde 1149, conquista de la Lleida islámica, hasta la segregación fatídica de 1995.  

Las piezas muestran la expresión artística de un territorio compartido y formaban una unicidad ahora rota. No en vano, para los conservadores, la misma importancia tienen -desde el punto de vista del relato- una casulla rota que el frontal de Tresserra. Aunque en realidad el valor no es el mismo. El conjunto que marcha está tasado en ocho millones de euros y tienen entre sus joyas más preciadas el citado frontal de Sant Vicenç de Tresserra, el de Sant Hilari de Buira y la arqueta de la misma iglesia. Hay más tesoros que este miércoles tomarán camino a Barbastro y dejarán el relato del museo cojo. Ahí están los retablos de Sant Cristòfor de Santa Liestra y de Sant Antoni Abat de Sijena; las tablas de Sant Martí de Lascuarre, de Sant Blai de El Gaió y de Sant Joan Baptista de Saidí. De esta última población es, también, la virgen de piedra policromada de gran valor que estaba al culto, hasta el lunes en la iglesia de Sant Llorenç de Lleida.

La joya de la corona

Pero la de ahora no es la única amputación que sufre el museo que, en diciembre de 2017, con el 155 vigente, vio cómo la guardia civil entraba en sus dependencias para requisar otras 44 obras: las del monasterio de Sijena que también estaban en disputa con Aragón vía un juicio diferente al presente. Entonces, tras el lamentable episodio, el MNAC cedió a la pinacoteca de Lleida algunas de sus obras románicas y góticas para poder mantener el relato. Ahora, la Conselleria de Cultura afirma que hará lo mismo, llevar obras del Palau Nacional al Museu de Lleida para poder seguir explicando la historia de este territorio de frontera. Pero lo malo es que los litigios de Sijena y el actual de los 111 bienes de la Franja no son los únicos que amenazan al centro del Segrià. Hay dos conflictos más al caer: uno por el archivo de Roda de Isábena y otro por las piezas de las parroquias que ahora dependen del obispado de Huesca, entre ellas, la joya de la corona: el frontal de altar de Berbegal, uno de los pocos ejemplares que existen del llamado 'arte del 1200', con influencias del mundo clásico y del mundo bizantino, y que se conoce como el 'canto del cisne del románico' porque fueron sus últimas producciones.

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