Un batiburrillo de portavoces informan a diario del covid en Italia

Los italianos no tienen un solo Fernando Simón contra el que lanzar piedras y desfogar sus frustraciones pandémicas, sino por lo menos tres, en algunos momentos cuatro y en otros cinco o más. Frente a la comprensible confusión generada, el Ejecutivo actual, constituido a mitad de febrero con Mario Draghi al frente, ha pedido que se unifique y se cree la figura de un solo portavoz para las numerosas instancias implicadas. Para no repetir cuanto sucedió a principios de febrero, cuando el turismo de la nieve -cerrado todo el invierno- debía finalmente ponerse en marcha un fin de semana y la noche anterior Sanidad renovó el cierre. ¡Adiós a inversiones, limpiezas y contratación de personal!

 Cuando hace un año se declaró el primer caso oficial de coronavirus en Italia, que era también en Europa, la primera institución que se puso en marcha fue Protección Civil. En las pantallas de las televisiones apareció Angelo Borrelli, entonces director de la institución. Iba con el uniforme naranja de la organización, como cuando se produce un terremoto. Siempre sentado. La comparecencia era un rito de las seis de la tarde, hora en que todos los italianos que podían se congregaban frente al televisor para escuchar su 'parte'.

Cuando la situación de la pandemia presentaba aspectos más trágicos y preocupantes, Borrelli se presentaba acompañado del Presidente del Instituto Superior de Sanidad (ISS), Walter Ricciardi, que en enero de este año dimitiría polémicamente del cargo: “El gobierno -el de antes- tiene posiciones anticientíficas”, diría.

Protección Civil nombró a un Comité Técnico Científico (CTS), de más de 21 personas, que a día de hoy es todavía el que expone al gobierno su análisis diario y recomendaciones: se cierra aquí, se abre allí, cambios de colores en las zonas del país según la gravedad...

Si Ricciardi no podía, en el televisor aparecía Silvio Brusaferro, actual presidente del ISS, que, con voz grave, transformaba las palabras de Borrelli en gráficos y estadísticas. Y si Brusaferro no podía, iba Franco Locatelli, presidente del Consejo Superior de Sanidad, distinto del ISS.

 A medida que la situación se complicó y los indisciplinados italianos debían ser apostrofados, empezó a aparecer también el asesor científico del ministro de Sanidad, aquel Walter Ricciardi dimitido del ISS. Tiene una voz de listo de la clase.

Tertulianos y opinadores

Dado que la pandemia evolucionaba de manera distinta según las zonas del país, los telediarios y la prensa empezaron a hospedar a algunos consejeros científicos de los gobiernos autonómicos y, se supone que para informar de la manera más completa posible, los informativos y programas especializados comenzaron a invitar a todo tipo de virólogos y epidemiólogos, a veces en disenso con el CTS, liando la compresión popular: “Yo cerraría todo”, decía uno. “No es necesario”, replicaba otro.

Mario Draghi, actual jefe del gobierno, ha enmudecido a muchos de ellos, que un año atrás eran desconocidos por los ciudadanos. Ha cesado y sustituido a toda la plana mayor de la emergencia, en vistas de unas vacunaciones que no arrancan. “A esto hay que darle un vuelco”, dijo.

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