Cruz Roja atiende a casi medio millón de catalanes en seis meses, cuatro veces más que en verano

Las personas que necesitan ayudas de la entidad a finales de enero crecen un 344% respecto a agosto de 2020

Desde el inicio de la pandemia, la oenegé ha atendido a un millón y medio de personas

La mitad de los atendidos hoy ha perdido el empleo por culpa de las restricciones de la pandemia y un 15% ha sufrido la enfermedad

Cruz Roja trabaja para cubrir las necesidades alimentarias de las personas sin recursos o con situaciones sobrevenidas a causa de la covid

Cruz Roja trabaja para cubrir las necesidades alimentarias de las personas sin recursos o con situaciones sobrevenidas a causa de la covid

Elisenda Colell

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Uno de cada cinco catalanes ha necesitado el apoyo de la Cruz Roja para poder comer en algún momento del año desde que estalló la pandemia del coronavirus. Dicho de otra forma, desde el 1 de marzo de 2020 hasta el 28 de febrero de 2021, la entidad ha alimentado a 1.455.915 personas. Representan el 20% de la población de Catalunya. Estos son algunos de los datos que ha dado a conocer hoy la oenegé en una rueda de prensa donde presentaban la segunda encuesta de su Observatorio sobre cómo la pandemia ha afectado a las capas más vulnerables de la sociedad. Los datos muestran que la debacle social vivida en la primavera vuelve a repetirse de nuevo. En los últimos seis meses la cifra de necesitados se ha más que cuadruplicado. "Lo que estamos viviendo solo es comparable con la posguerra", ha sentenciado el coordinador de la entidad en Catalunya, Enric Morist.

En agosto de 2020, y tras un aumento espectacular de la demanda de alimentos, 123.000 personas asistían cada mes a las colas del hambre de la Cruz Roja a recoger alimentos, medicamentos o productos higiénicos para sus familias. A finales de este febrero, la cifra de las personas que llaman a las puertas de la entidad son ya 415.976. Un aumento del 344%. "Estamos viendo una segunda ola de la pobreza derivada de la pandemia y las restricciones provocadas en los sectores económicos", resume Pilar Millán, responsable del Observatorio de Cruz Roja en Catalunya. Lo muestran dos datos muy relevantes. En mayo, el mes en el que la entidad tocó techo, llegaron 10.500 personas nuevas a pedir alimentos. En diciembre, volvieron a situarse en los mismos registros. "Los dos últimos meses no han hecho más que mantener esta tendencia", cuenta Millán.

Los datos muestran, desgraciadamente, que la crisis social que acarrea la pandemia del coronavirus es una herida que sigue sin cicatrizar y que ahora vuelva a sangrar con más fuerza que nunca. Ya en diciembre, Morist aventuró que los inicios del año no serían buenos. Lo dijo en el coloquio Primera Plan@ organizado por EL PERIÓDICO. Pedía a las administraciones que fueran capaces de dar derechos y prestaciones sociales ante una oleada de pobreza que iba a llegar hasta las entidades. Hoy, su voz vuelve a resonar. La mitad de las personas que atiende Cruz Roja han perdido el empleo debido a las restricciones sanitarias (entre ellos muchos restauradores y autónomos), y solo el 16% percibe el Ingreso Mínimo Vital o la Renta Garantizada de Ciudadanía.

Padres en el paro y sin ayudas

"Nos estamos encontrando un perfil de personas muy heterogéneo y al que no estábamos acostumbrados", prosigue Millán. El Observatorio ha encuestado a 1.500 usuarios de la entidad que dan buena muestra de ello. La mitad de los afectados son parejas con uno o dos hijos con ingresos que solían ser fruto del empleo, pero en un 60% de los hogares uno o los dos progenitores lo han perdido. Entre el total de desempleados, la mitad explican que se encuentran en esta situación a consecuencia de la pandemia, y de estos un 60% no percibe ninguna ayuda social. Ni el paro, ni el erte.

La brecha digital sigue siendo uno de los principales escollos para acceder a las ayudas públicas. El 38% de los afectados no puede hacer gestiones porque no tiene ordenador ni internet. De hecho, el 39% de los menores que viven en estos hogares no han podido seguir el curso con normalidad este año por causas relacionadas con la pandemia y la pobreza en la que viven sus padres.

Los que sí logran seguir trabajando lo hacen en empleos precarios y presenciales. Esta podría ser una de las explicaciones de por qué en agosto el 5% de usuarios de Cruz Roja se habían infectado de coronavirus y ahora la cifra asciende ya al 15%. En términos de salud mental, más de la mitad reconoce tener problemas de malestar emocional.

De momento, los 74 centros de distribución de alimentos de la oenegé siguen manteniendo esta segunda ola de pobreza. Son las 'Uci Sociales', parafraseando al presidente de Cruz Roja en Catalunya, Josep Quitet. ¿Hasta cuándo pueden aguantar la demanda? "Hasta que no podamos más. Hasta el final", ha avisado Morist. Casi el 40% de sus fondos provienen de empresas y donativos privados. Esperan que la llama de la solidaridad no se apague. Porque la de la pobreza no deja de avivar.