Las luchas en Barcelona

Una ciudad para manifestarse: la visión actual de 4 activistas

EL PERIÓDICO conversa con cuatro personas que han participado activamente en movilizaciones trascendentes de los últimos 40 años

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Ignasi Fortuny

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EL PERIÓDICO conversa con cuatro personas que han participado activamente en movilizaciones trascendentes de los últimos 40 años en Barcelona: la acampada del 0,7% en 1994, las protestas contra el plan Bolonia, el 15-M y las últimas manifestaciones por el encarcelamiento de Hasél.

1) Francina Gorina: "Estamos hartos de ver que siendo pacíficos no hay victorias"

francina

francina / Anna Mas

Francina Gorina es socióloga y cantante (su incipiente carrera artística la dirige con el alias La Queency), tiene 23 años y se acaba de quedar en paro. Ahora mismo no está para pintar arcoíris de 'tot anirà bé'. Es una de los muchos jóvenes que se han movilizado estos días contra el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél. Pero, en definitiva, dice que "lo que pedimos es que se nos escuche". "No solo es por Hasél, salimos por nuestros derechos y libertades", añade. Comenta que, a pesar de ser muy jóvenes, se han llenado de razones: desde el paro juvenil hasta la sangría de los deshaucios que nadie para. Cosas que han visto y que ya han vivido. "Lo que nuestra generación ha visto es que cuando nos hemos manifestado pacíficamente no se ha conseguido nada, no hay victorias. Hemos visto como pegaban a nuestros padres, abuelos, y esto no ha tenido una respuesta política contundente. Todo esto ha creado un sentimiento de hartazgo", responde, en clara alusión al 1 de octubre.

Francina condena los saqueos que se han producido en comercios y se queja del protagonismo del contenedor en los medios y de la falta de preguntas sobre el porqué de la situación. "Se nos está criminalizando mucho. El mensaje que los jóvenes quieren dar es, al final, que tienen rabia, frustración, de ver que pacíficamente no pasa nada", repite. Tampoco, comenta, se acaba de acostumbrar a los grandes despliegues policiales. "Creo que es contraproducente".

Siendo La Queency ha publicado estos días una canción ('Free Pablito') que habla de todo esto. Hizo lo mismo con las protestas contra la sentencia del 'procés' en Urquinaona. Algo así como 'perreo-protesta' o 'perreo' de barricada. En 'Free Pablito' hace su particular radiografía de la situación y da algunos capotes a aquellos artistas que no se mojan. "Todos, sobretodo desde la música 'underground', se tendrían que posicionar. Y si no lo haces estás en el lado del opresor", zanja.


2) Joel Mus: "Hay mucha rabia estructural y han perdido el miedo"

mus

mus / Cedida

Joel Mus (Barcelona, 1987) pasó unos días "intensos" emocionalmente en mayo del 2011. Fue uno de los que acampó en la plaza Catalunya por el 15-M, donde se encontró con muchos con los que ya había compartido lucha años atrás en las universidades. Joel, ingeniero industrial que actualmente vive en Chile, también se encerró en 2009 en el rectorado de la UB contra el plan Bolonia. Considera que en esa época vieron que las movilizaciones no se podían limitar a "manifestarse y volver, sino que había que hacer acciones". Y el 15-M, el movimiento de los indignados, reunía mucha variedad ideológica "que permitía entender que tocaba hacer un paso más". "Allí se quería cambiar alguna cosa que venía de fondo. Éramos una generación, de los del 82 hasta los del 89, que no nos hemos creído ni PP ni PSOE, nos hemos comido esta Transición, no hemos decidido una mierda y todo a lo que aspirábamos era un desastre", analiza.

Vivió el desalojo del rectorado de la UB y el de plaza Catalunya -por el que jefe del dispositivo de los Mossos fue condenado a prisión-. "Lo viví a pelotazos. Desgraciadamente te acostumbras a que vengan los Mossos y te den palos. Te acostumbras a que la herramienta que, teóricamente, tienen de manera legítima en nombre del Estado, que es la violencia, sea su única manera", expone. "El miedo, intimidar, siempre hace que bajen las personas. Es la estrategia de los Estados. Según quien esté es más o menos fuerte, pero siempre está", opina. Desde la distancia y el paso de los años contempla ahora a las nuevas generaciones, que cree "que han ido aprendiendo cosas y han perdido el miedo". "Hay mucha rabia estructural, una rabia que ha ido creciendo, desde la escuela, la televisión, la manipulación... Y se están cuestionando cosas que antiguamente no hacíamos", piensa.


3) Arnau Mallol: "Las protestas de ahora suman mucha variedad de conflictos"

mallol

mallol / David Aparicio

Los 2000 fueron unos años intensos en el movimiento estudiantil en Catalunya. A finales de la década Barcelona lo comprobó con las movilizaciones contra el plan Bolonia. Arnau Mallol fue el portavoz del Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans (SEPC) del 2008 al 2010, cuando las protestas fueron más persistentes. El hecho más destacable fue la ocupación del rectorado de la UB y su posterior desalojo en marzo del 2009. Así lo recuerda hoy este abogado de 34 años: "Queríamos presionar al rector y a la comisionada de universidades para sentarnos a negociar. Siempre de manera pacífica". El desalojo de la UB de madrugada por parte de los Mossos rompió la tranquilidad: "Entraron desproporcionadamente, no hubo mediación". En las posteriores protestas, ese mismo día, "cargaron mucho".

Cabe recordar que los manifestantes eran estudiantes. "Descargaron hacia nosotros una rabia que creo que tenían acumulada de la conflicitividad de esa época", expone, en alusión a los problemas internos del Govern y a otras movilizaciones. Mallol comenta que se le hace difícil comparar épocas pero, en referencia a las cargas policiales, cree que "ahora son mucho más salvajes". También ha cambiado la forma de organizarlas -"sin wasap, ni Twitter, convocábamos a través de carteles"-. Y concluye: "Nuestras movilizaciones tenían un objetivo político muy claro, muy concreto. Desde hace un tiempo, no se han podido canalizar ciertas cosas, no se ha dado respuesta a ciertas crisis estructurales que sufrimos desde hace tiempo y suman mucha variedad de conflictos".


4) Jorge Sánchez: "Tenemos a una generación sin expectativas"

sanchez

sanchez / Laura Guerrero

La acampada para reclamar el 0,7% del PIB de los Estados para los países en vías de desarrollo fue "el inicio de la militancia para una generación entera después de unos años [finales de los 80] desiertos de ella". Lo dice el veterano activista Jorge Sánchez, ahora miembro del equipo que gestiona el espacio cultural Nau Bostik. Era noviembre de 1994 cuando grupos de jóvenes plantaron sus tiendas en la avenida Diagonal de Barcelona. "No se consiguió el 0,7%, pero se consiguieron algunas victorias parciales", rememora. De ahí, cuenta, salieron muchas otras luchas. En esos mismos años germinó con fuerza en Barcelona el movimiento okupa. Con un claro hecho diferencial. "El cine Princesa marca un contexto de acción en el que se junta mucha gente y da el pistoletazo de salida a lo que entoces se decía 'un desalojo, otra okupación'", expone. "Los centros okupados fueron escuela de militancia", añade.

Sobre estos días, Sánchez tiene claro que lo visto no es nada nuevo: "Se pone la violencia como desacreditador de las movilizaciones pero estas expresiones se han existido siempre". Lo ha visto en manifestaciones contra cumbres europeas, por ejemplo. Y tiene claro el diagnóstico: "Acabamos el ciclo político del 15-M y el del soberanismo, que acaban con derrota y una opresión por parte del Estado de los elementos que habían protagonizado este movimiento. Estamos en una doble crisis, la de la pandemia que cabalga sobre la del 2008, y tenemos una generación sin expectativas". "Mejor preguntarse las causas que las consecuencias", concluye.