Legislación en ciernes

El coronavirus ralentiza la atención sanitaria a las personas trans

La unidad central de atención ambulatoria ha dejado de atender a personas que no residen en Catalunya debido al alud de peticiones internacionales recibidas durante la pandemia

El aumento del número de hospitales que realizan operaciones de cambio de sexo ha reducido la lista de espera hasta dos años, aunque hay personas que siguen cuatro esperando para ser intervenidas

Algunas entidades piden apoyo fisioterapéutico a las mujeres trans una vez se han operado

Cientos de personas reivindican en Madrid la tramitación de  una ley trans estatal

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Elisenda Colell

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En otoño tuvieron que tomar una decisión drástica. El centro de referencia en Catalunya que atiende a personas trans, la Unidad Trànsit, dejó de asistir a extranjeros sin tarjeta sanitaria. La pandemia del coronavirus acentuó una avalancha de peticiones internacionales sin precedentes que el centro no podía asumir. Trànsit rozaba al desbordamiento de usuarios, debido a la ansiedad y angustia que afrontaban cientos de personas cuya transformación física quedó truncada por la pandemia. A pesar de ello, la lista de espera para la operación de cambio de sexo se ha reducido sensiblemente en los últimos años, aunque muchas personas siguen viajando al sureste asiático para acelerar los trámites. Una opción, la de irse a otro país, que también ha sido detenida por el covid.

Alemania, Dinamarca, Finlandia o Irlanda. En estos países residían decenas de personas trans que, en los últimos meses, llamaban desesperadamente a las puertas de la Unidad Trànsit en Barcelona. "Hemos sido siempre un polo de atracción de la atención sanitaria de la comunidad trans de todo el mundo. Lo que pasó con la pandemia es que muchas de estas personas tenían programadas operaciones en clínicas privadas que se pospusieron, y acabaron acudiendo a nosotros por desesperación", explica Rosa Almirall, responsable de esta unidad de referencia. Muchos, buscaban apoyo psicológico o información de planes hormonales que brinda esta unidad. Durante los últimos seis años, uno de cada cuatro pacientes atendidos en Trànsit, según los datos de la doctora, residían fuera de Catalunya. En el último año, la media de extranjeros que picaba la puerta era de 15 a la semana.

Crecimiento pandémico

Desde su inicio en 2012 hasta hoy, el número de pacientes atendidos en Trànsit se ha multiplicado por 10. De 70 pacientes anuales la entidad ha pasado a 800. En total, son más de 3.000 personas atendidas. De hecho, la pandemia ha vuelto a aumentar esta cifra, según cuenta Almirall. "En primer lugar porque el confinamiento ha dado mucho más tiempo para pensar, y muchas personas se han dado cuenta de que no se identifican con el género atribuido a su sexo. Pero también ha habido personas que han tenido que volver a casa sus padres o familiares que no aceptan su cambio de identidad, provocando graves problemas de ansiedad por falta de apoyo", expone la doctora.

Expansión territorial

Sin embargo, en los últimos cuatro años, a raíz de la instrucción aprobada en 2016 por el cambio de atención sanitario del colectivo 'trans', la unidad ha crecido considerablemente. Son 10 personas las que trabajan allí, y ya hay cuatro unidades más con médicos especializados en Olot (Garrotxa), Reus (Baix Camp) , Terrassa (Vallès Occidental) y Lleida (Segrià). La previsión es que a medida de este año se incorporen más médicos especializados en Vic o Manresa. El reto es poder formar médicos de familia que puedan ayudar a sus pacientes desde su CAP.

Uno de los grandes temas aún por resolver en la atención sanitaria a las personas trans en Catalunya siguen siendo las operaciones de cambio de sexo. Este año los hospitales de Bellvitge, Can Ruti y Clínic han operado a una cincuentena de personas que comunicaron su deseo de cambiar de sexo en 2016, según apuntan tanto la doctora Almirall como entidades del colectivo trans como IVaginarium. Esto supone una reducción de las listas de espera de hasta tres años respecto a 2019. Aun así, la espera es eterna para muchas de estas personas. "Es necesario acelerar este proceso, porque las personas que quieren hacer esta operación la necesitan anímicamente y psicológicamente", señala Tina Recio, directora de IVaginarium.

Operaciones en Tailandia

Esta entidad organiza, cada año, una veintena de operaciones de vaginoplastia en Tailanda para quienes no pueden esperar la cola de la sanidad pública. Este año, la pandemia ha obligado a paralizar también esta via de escape. Otro tema que preocupa a Recio es el postoperatorio de muchas pacientes. "Una vez operadas, muchas mujeres tienen problemas para ejercitar el suelo pélvico. Nuestra la musculatura no está preparada para albergar una vagina y esto genera mucho dolor", explica Recio. Ahora, la entidad está impulsando un proyecto que quiere demostrar que la fisioterapia ayudaría a remitir el dolor muscular que sufren las mujeres trans. Quieren lograr que la fisioterapia postoperatoria entre en la cartera de la sanidad pública.

Aunque, en realidad, el gran problema de las personas 'trans' se encuentra en las entrevistas de trabajo. "La diferencia entre el nombre que pone en el currículum o el DNI, y su aspecto físico, no les ayuda a encontrar trabajo. Menos aún cuando están en pleno proceso de transición", explica Almirall. Menos fácil lo tienen las mujeres trans que no han tenido apoyo familiar y tuvieron que salir de casa de forma precipitada, con graves problemas formativos y educativos. "Creo que esto empieza a cambiar, y ya tenemos personas trans en la universidad", señala. La doctora también ve a diario como muchas mujeres trans relatan situaciones de abusos o agresiones físicos y sexuales. "Me duele que mujeres feministas sean incapaces de empatizar con el colectivo trans y las violencias que sufren a diario. Esta ley debe ser aprobada para garantizar derechos sociales", añade.

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