Publicado en 'The Lancet'

La vacuna rusa Sputnik V tiene una eficacia del 91,6%, también en mayores de 60 años

Un régimen de dos dosis de esta vacuna (dos inyecciones basadas en dos vectores de adenovirus diferentes, administradas con 21 días de diferencia) logra esa efectividad contra el covid-19 sintomático

Una enfermera suministra la vacuna Sputnik a una mujer en Moscú.

Una enfermera suministra la vacuna Sputnik a una mujer en Moscú. / Efe

Polina Ivanova / Reuters

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Espaldarazo del mundo científico internacional a la vacuna rusa contra el covid-19, criticada duramente durante los últimos meses por la falta de transparencia que ha rodeado a las investigaciones. Según los resultados del estudio en Fase III publicados por la revista científica ‘The Lancet, Spútnik V logró una eficacia del 91,6%, una cifra similar a la obtenida por sus homologas occidentales. “Rusia siempre ha tenido razón”, ha proclamado con regocijo Kirill Dmitriev, al frente del Fondo Ruso de Inversión Directa, la entidad estatal rusa promotora del tratamiento.

De acuerdo con el documento científico, un total de 19.866 voluntarios participaron en los ensayos dirigidos por el Instituto Gemaleya de Moscú, siendo divididos éstos en dos grupos: unos recibieron la vacuna, y otros un placebo. Mientras que entre primer grupo solo se registraron 16 casos sintomáticos de covid-19, en el segundo dicha cifra de afectados fue casi cuatro veces superior y se elevó a 62. En personas mayores de 60 años, la eficacia del medicamento demostró ser similar. El tratamiento, consistente en dos inyecciones con dos vectores diferentes del adenovirus administradas con una diferencia temporal de tres semanas, ya está siendo suministrado a la población general, después de que en diciembre, en una primera fase, se privilegiase al personal sanitario o al del sector de la enseñanza.

“El desarrollo de Spútnik V ha sido criticado por una prisa indecorosa, por buscar atajos y por falta de transparencia”, escriben, en la misma revista científica, los profesores Ian Jones, de la universidad de Reading, y Polly Roy, de la London School of Higyene and Tropical Medicine. “Pero el resultado aquí es claro y el principio de vacunación se ha demostrado”, continúan. A partir de ahora, "una nueva vacuna puede añadirse a la lucha para reducir la incidencia del covid-19”, concluyen. 

La publicación del estudio ha sido recibida con euforia por la entidad estatal que promueve el medicamento. Visiblemente satisfecho, Dmitriev, al frente del organismo, ha adelantado que durante este año "700 millones de personas" serán inmunizadas con Spútnik V, pese a las "limitaciones en la producción".

La publicación del estudio podría impulsar la posibilidad de que el inyectable ruso acabe siendo empleado en el territorio de la Unión Europea, inmersa en una renqueante y problemática campaña de vacunación de la población. El pasado lunes, el portavoz de la Comisión Europea, Steefan de Keersmaecker, evocó tal posibilidad durante su encuentro diario con la prensa en Bruselas, aunque fijo algunas condiciones.

Capacidad de producción

Además de una probada eficacia, los Veintisiete exigen, según el vocero comunitario, que tenga “el precio adecuado”, pero sobre todo que las entidades que la impulsen dispongan de “las adecuadas capacidades de producción dentro del territorio de la UE“ para así poder servir "rápidamente a los ciudadanos” comunitarios, enfatizó el funcionario. De Keersmaecker aprovecho la ocasión para matizar la noticia, difundida desde Moscú, de que el fondo ruso promotor del inyectable había solicitado la aprobación de la Agencia Europea del Medicamento: “estamos en contacto, pero hasta el momento no se ha presentado ninguna petición formal”.

La politización de la que ha sido objeto el inyectable por parte del Kremlin, con anuncios constantes y en muchos casos prematuros sobre sus supuestas bondades con el objetivo de demostrar que Rusia había ganado una supuesta “carrera de la vacuna”, le han restado credibilidad. Según un sondeo realizado a principios de diciembre, cerca del 59% de la población aseguraba que no se inyectaría “aunque (la vacuna) se ofreciera gratis”. Esa desconfianza inicial parece haber ido remitiendo y desde principios de enero, la campaña para vacunar a la población en Rusia avanza con rapidez.

América Latina, Europa del este y los Balcanes son las tres regiones que Rusia está privilegiando a la hora de comercializar su producto. Son zonas del mundo donde intenta recabar y recuperar peso político y donde compite en influencia con EEUU y la UE, en un momento histórico en el que las relaciones de Moscú con Occidente atraviesan su peor momento desde la guerra fría del siglo paado.