El Govern pide "más prudencia que nunca" pero no endurece la Nochevieja

Hay ocasiones en las que la no noticia se convierte en noticia. Este lunes, día de los Santos Inocentes, se han dispensado varias tazas de esta teoría periodística durante la rueda de prensa del Govern. Se daba cuenta del avance de la pandemia en Catalunya y se anunciaba la hoja de ruta hasta después de Reyes. Cuando muchos tenían el maletero lleno para huir de la gran ciudad, esperando que la Generalitat endureciera el trasvase hacia segundas residencias; cuando muchos hacían apuestas sobre cuál sería la siguiente comarca en quedar aislada del mundo; cuando algunos temían un fin de año de burbuja única y con toque de queda antes de saltar al 2021; cuando se esperaba alguna medida para paliar una situación que la propia ‘consellera’ de Salut califica de “grave”, lo cierto es que no ha habido novedad respecto a lo anunciado el 18 de diciembre. Las restricciones se mantienen y todo sigue igual: Nochevieja hasta la una de la madrugada, dos familias como mucho y 10 personas máximo y restauración con horario restringido de mañana y mediodía. Cerdanya y Ripollès, cerrojazo.

La decisión de no revisar las medidas de restricción en Catalunya, pese a que otras autonomías como Baleares o Extremadura sí lo han hecho, ha generado este lunes reacciones críticas por la tibieza de la Generalitat. El presidente del Col·legi de Metges de Barcelona, Jaume Padrós, expresó, a través de su cuenta en Twitter, su contrariedad y exigió una reducción drástica de la movilidad.

La decisión de no endurecer la Nochevieja (medida que sí han tomado otras regiones como Extremadura o Baleares) parece tener dos explicaciones. O esa es la sensación que destilan los argumentos compartidos este lunes. Por un lado, el avance del virus. La Rt, la capacidad de contagiar de cada infectado, ha bajado respecto al día 18, cuando entraron en vigor las restricciones vigentes. Se ha pasado de 1,41 a 1,17. La cifra de ingresados en la UCI apenas ha variado, de 336 a 337, casi igual, aunque el total de hospitalizados es mayor, de 1.522 a 1.736, un 14% más. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que estas estadísticas no notan aún el efecto que puedan tener las celebraciones del 24, 25 y el 26, cuando más gente viajó arriba y abajo por el territorio para celebrar la Navidad y Sant Esteve. Quizás por eso Vergés ha apuntado que se mantendrán atentos y que las restricciones siguen siendo revisables. El otro factor es la obediencia, o lo que es lo mismo, el grado de cumplimiento de las nomas.

"Sería un error pensar que con la llegada de la vacuna ya estamos protegidos, por eso pedimos más prudencia que nunca"

Miquel Sàmper

— 'Conseller' de Interior

El 'conseller' de Interior, Miquel Sàmper, que el domingo coqueteó en una entrevista en Rac1 con la posibilidad de que este lunes sí hubiera recrudecimiento de los confinamientos, ha facilitado los datos de movilidad que demuestran la supuesta responsabilidad ciudadana. El día 24, los desplazamientos cayeron un 20%, y el 25 y el 26 el descenso fue del 45%. También se ha referido al paso de coches por el Túnel del Cadí, ya sea para entrar o salir de la Cerdanya. Ha aportado los datos de varios días, pero para no aburrir, quédense con que han pasado cerca del 90% menos de vehículos que durante las mismas fechas del 2019. La gente es imprudente, pero no tonta, y saben muy bien que hay un control de Mossos esperando en el peaje ¿Sanciones? Solo ocho en la Cerdanya por 38 del Ripollès. A pesar de que el Procicat deja las cosas como están, Sàmper ha instado a evitar la relajación: "El error más grande sería pensar que con la llegada de la vacuna ya estamos protegidos, por eso pedimos más prudencia que nunca". O sea, la pelota, en el tejado de la conciencia de cada ciudadano.

Por si quedaran dudas de que Catalunya está lejos, lejísimos, de dejar atrás la pandemia, la directora de Protecció Civil, Isabel Ferrer, ha advertido de un "crecimiento progresivo de los datos y de la presión asistencial". Ha recomendado hasta en tres ocasiones no realizar desplazamientos "si no son imprescindibles" y ha recordado que en Catalunya, el covid ya ha segado casi 17.000 vidas. "Son datos que nos tienen que interpelar para protegernos", ha concluido.

Síntoma de hasta qué punto la comparecencia ha girado en torno a temas secundarios es el hecho de que muchas de las preguntas se han centrado en lo único nuevo de esta última semana del año: la rescisión del contrato con Ferroser, filial de Ferrovial, encargada desde junio del rastreo a este lado del Ebro de positivos y de sus contactos cercanos. El secretario general de Salut, Marc Ramentol, ha concretado que la relación comercial de esta compañía con el Govern debía terminar en mayo, pero resulta que hay una cláusula por la cual, si se ha empezado a vacunar, se puede romper el acuerdo sin necesidad de indemnización. Ni 24 horas ha tardado la Generalitat en acogerse a la cosa. Quién sabe, quizás tengan algo que ver las críticas sobre la privatización de este menester. A partir de ahora, será la propia ‘conselleria’ la que se encargará de controlar a los infectados y a sus allegados. Para ello, está previsto contratar entre 450 y 750 profesionales gracias a un programa que nace con una partida de 19 millones de euros. Este cambio de procedimiento, según la ‘consellera’ Alba Vergés, “reforzará el sistema de rastreo de nuestro país”.