El futuro de Europa

Acuerdo Brexit: Aranceles de hasta el 18% para la pesca española en las Malvinas

Bruselas cederá un 25% de las cuotas de su flota para dársela a los británicos, unos 160 millones anuales

Arrastreros congeladores de la flota de Malvinas amarrados en Vigo

Arrastreros congeladores de la flota de Malvinas amarrados en Vigo / Marta G. Brea

El Periódico

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Reino Unido dejará de formar parte de la Unión Europea en cinco días y lo hará finalmente con un acuerdo por el Brexit. Tras meses y meses anunciando un distanciamiento que parecía insalvable, los negociadores Michel Barnier y David Frost lograron un punto de encuentro tras la intervención clave del premier británico Boris Johnson y, sobre todo, de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. El texto se aprobó sobre la bocina y en el día de Nochebuena, como se preveía desde inicios de semana, y finalmente la pesca, el último gran escollo para llegar a un pacto, salió mal parada. O, mejor dicho, muy mal parada.

Los buques comunitarios verán reducidas sus posibilidades de pesca en aguas británicas en un 25% durante los próximos cinco años y medio, tiempo en el que se podrá acceder a sus aguas y a partir del cual se negociará anualmente. El impacto en España será de aproximadamente 190 millones de euros durante todo el período de transición. A falta de conocer los detalles del texto –la flota está escandalizada una vez más ante la falta de información por parte de la UE y sus países– tan solo Downing Street ha dado a conocer parte de su contenido, confirmando el recorte de cuota, aunque explicando que será “gradual”.

De igual forma, también confirma lo que se temían los armadores vigueses que faenan en Malvinas y las empresas que dependen de las capturas: el archipiélago del Atlántico sudoccidental no ha entrado en el acuerdo y, por lo tanto, la flota sufrirá aranceles de hasta el 18%. Un nuevo golpe que superaría los 200 millones si también se extiende, como se prevé, hasta el verano de 2025.

Ámbito de aplicación

El resumen por los capítulos del acuerdo avanzado ayer por el Gobierno de Johnson recoge dos párrafos clave que afectan a Malvinas. Por un lado, señala que el ámbito de aplicación del documento pactado afecta al Reino Unido y la UE, pero no a los llamados territorios de ultramar, figura política en la que se encuentra el archipiélago. Por otro, sí se señala una excepción, pero que afecta a las Dependencias de la Corona ('Crown Dependencies'), es decir, los paraísos fiscales de la Isla de Man y las de Jersey y Guernsey (situadas en el Canal de la Mancha), para las que lo acordado afecta “en algunos aspectos”, como el pesquero.

El de Malvinas (o Falkland Islands) es uno de los principales caladeros para la industria gallega de transformación pesquera, junto con el de Argentina (Cono Sur, con Uruguay) y Namibia. La importación de productos pesqueros procedentes de estas islas supera las 80.000 toneladas al año, con un valor equivalente (en 2019, por ejemplo) de 203 millones de euros. Son productos de elevado valor comercial, que entran a Europa principalmente a través del puerto de Vigo. Merluza y calamar son las especies estrella.

Tomando como referencia el abanico de aranceles que afectaría a estas especies, el comercio con los malvinos sufriría un gravamen de entre 12 y 36 millones de euros, solo en un año. Si, como el conjunto del acuerdo, estas barreras se prolongasen durante cinco ejercicios y medio, la factura rebasaría los 200 millones. Ante este tipo de trabas al intercambio de bienes, existe la opción de absorber el coste o repercutirlo en el consumidor final. La pesca, eso sí, trabaja con márgenes muy estrechos, que complicarían la primera vía.

Descolocados

El propio Johnson escribió una carta a la población malvina por Navidad en la que, entre otros temas, tocaba el Brexit. Según el 'premier' fue la UE la que no dejó entrar a este tipo de territorios en las conversaciones entre Frost y Barnier. “La UE fue absolutamente intransigente a la hora de excluir a la mayoría de nuestros territorios de ultramar de las negociaciones comerciales de este año”, escribió. De igual forma, Johnson avanzó que las islas no serán “dejadas atrás” y que Reino Unido va a “ayudar a gestionar el cambio que se avecina” con la desconexión.

El Gobierno malvino, que luchó por incluir su situación en las negociaciones, no ha reaccionado al acuerdo por el momento. Tampoco lo hizo la Asociación de Empresas Pesqueras de Malvinas (Fifca, por sus siglas en inglés), cuyos armadores son socios de las empresas viguesas que operan allí con su flota arrastrera congeladora. En total son 23 buques, de los que solo estarán afectados aquellos con bandera de las islas malvinas (principalmente, los que se dedican a la captura del calamar). En lo que respecta a estos últimos, fuentes del sector consultadas se mostraron descolocados ante la falta de certidumbre, aunque también aseguraron que es algo que “ya se temía” por el devenir de las negociaciones.

Gran Sol

Los avances de Downing Street también confirmaron el desastre firmado por la UE para el importante e histórico caladero de Gran Sol y las cuotas de otros estocs en juego, cuya reducción acabará afectando incluso a la flota de bajura gallega. La “oferta final” de Barnier presentada a finales de la semana pasada, que dio un acelerón a las negociaciones e hizo saltar por los aires la fecha límite fijada por la Eurocámara para el pasado domingo, finalmente salió adelante. Bruselas cederá un 25% de las cuotas de su flota para dársela a los británicos, una entrega con un valor de 160 millones de euros para cada uno de los cinco años y medio que dura el período de transición. “Esto acaba con la dependencia de la flota del Reino Unido del injusto mecanismo de “estabilidad relativa” consagrado en la Política Pesquera Común de la UE y aumenta la proporción de la captura total extraída en aguas del Reino Unido por los buques del Reino Unido a aproximadamente dos tercios”, resumió el Gobierno de Boris Johnson.

Este acuerdo supondrá que la flota española se llevará un golpe estimado en 190 millones durante la aplicación del periodo de transición al perder posibilidades de pesca de merluza, rape, rapante o caballa, entre otras especies. El sector peleaba ayer por conseguir información estoc a estoc, para saber exactamente cuántas toneladas se cederán, ya que Bruselas o Moncloa (así como el resto de países) guardan silencio.

Manto de incertidumbre

Londres, por su parte, aportó algo de luz. Al parecer, el tijeretazo del 25% no será inmediato, ya que “los nuevos acuerdos de cuotas se irán introduciendo gradualmente”. Según avanzó la Federación de Pescadores de Escocia (NFFO) el primer año Reino Unido recibirá un 15% y habrá un crecimiento anual de dos puntos y medio. El texto británico recoge que esto se hace “para dar tiempo a las respectivas flotas para adaptarse”.

Por otro lado, los avances por capítulos recogen que la parte pesquera del acuerdo podrá ser rescindida “en cualquier momento” si se hace “con nueve meses de antelación”. “Si se rescinde el Acuerdo, las obligaciones de las Partes continuarán hasta el final del año”, añade el resumen. Una perspectiva que no hace otra cosa que sumar incertidumbre al futuro de la flota gallega.

A una semana del nuevo año, un manto de incertidumbre cubría aún ayer los pormenores del acuerdo del Brexit. Circuló por los móviles un documento de Reino Unido, de 34 páginas, que fue lo único que arrojaba algo de luz a un sector capital. De Bruselas o del Gobierno español, el silencio. “Tenemos mucho que analizar, porque son muchos estocs, pero está claro que es un día triste para la pesca gallega”, lamentó el presidente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI), Javier Touza. “Lo que está claro es que vamos a salir perdiendo y hay que analizar cuánto”.

Ya en Nochebuena, con las primeras noticias y tras la comparecencia de Úrsula Von der Leyen y Boris Johnson, la Confederación Española de Pesca (Cepesca) llamó la atención sobre el castigo a la actividad extractiva y el impacto en el conjunto de la economía. “Cualquier pérdida de los derechos de pesca que hemos tenido durante siglos es un gran golpe para nuestros pescadores y sus comunidades, que no puede subestimarse”, incidió su presidente, Javier Garat. En este sentido, recordó Touza que los recortes redundan en una comunidad mucho más amplia. “No solo es lo que afectará a armadores o trabajadores, sino también a aquel empleo que se genera en tierra y el empleo inducido: de aparejos, víveres, astilleros... La pesca ha sido moneda de cambio, como en 1986”.

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