Foro Primera Plan@

Retos del comercio para volver a subir la persiana

Los líderes de las dos principales patronales de Barcelona debaten sobre los alquileres, las restricciones al sector por la pandemia, la nueva movilidad y los nuevos hábitos de compra

Reapertura de un establecimiento en Barcelona

Reapertura de un establecimiento en Barcelona / Ferran Nadeu

Patricia Castán

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Miles de tiendas cerradas en Barcelona (en torno al 30% en pleno centro y sobre el 5,5% hasta la fecha en los ejes comerciales de barrio) constatan con crudeza, en forma de empleos perdidos y algunas calles desangeladas, el zarpazo de la crisis sanitaria en el comercio. Salvador Vendrell y Gabriel Jené,  presidentes de las dos grandes patronales de la capital catalana, Barcelona Comerç (ejes de barrio) y Barcelona Oberta (ejes céntricos y turísticos), con voces ahora más unidas por la difícil coyuntura, analizan desde el foro de debate Primera Plan@ de EL PERIÓDICO, vía telemática, la situación de este sector clave para la economía local y los retos para volver a subir el máximo de persianas.

Contra las restricciones y entre dos realidades

El mismo día de este debate llegó el revés de la ralentización de la desescalada, que deja fuera de juego a los centros comerciales y a muchos restaurantes que no pueden funcionar sin cenas. “Estamos en 'shock', con una crisis profunda y un gran abandono por parte de la Administración”, dispara Jené, que ve la medida sectaria, al dejar fuera de juego a ese 85% de pequeños y medianos operadores que conforman espacios como La Illa Diagonal o Glòries. El Govern, valora, vuelve a mostrar “atonía y falta de empatía con la situación". “Hay que defender al comercio porque todos tenemos derecho a la actividad, como en otras comunidades autónomas. Los cierres irán a más”, vaticina Vendrell. Ambos piden reabrir ya estos espacios y ampliar los aforos, ahora del 30%, ante las medidas preventivas que despliega con rigor el sector.

"Si en el 2022-2023 el centro de Barcelona sigue así, se nos muere la ciudad"

Gabriel Jené

— Barcelona Oberta

Estiman más de 6.000 clausuras en el centro, y unas 3.500 en los 23 ejes de barrio (en este caso incluyendo restaurantes y servicios). Descartan apostar de momento por la promoción ante

la actual situación, pero sí reclaman exoneración de tasas y ayudas a los alquileres, ya que no intuyen algo de luz hasta la Semana Santa, con suerte. Jené exige una mejor gestión: “Ha sido casi peor que la propia pandemia y las consecuencias económicas catastróficas afectarán al bienestar social en los próximos años. “Las empresas estamos en la UCI, como la pandemia en marzo”.

Sin ajustes en los alquileres no habrá reaperturas

La sacudida del covid-19 ha evidenciado dos realidades: la de Ciutat Vella y parte del Eixample, ahogada por la falta de turismo; y la de los barrios periféricos, a flote por los vecindarios abocados al comercio de proximidad también por el confinamiento municipal. En un caso se han perdido de 12.000 a 15.000 puestos de trabajo, calculan, y en el otro unos 9.500.

No hay varitas mágicas para recuperar el pulso comercial previo al coronavirus, pero coinciden en que sin un ajuste de los alquileres será imposible resucitar miles de negocios. “A corto plazo las tiendas no reabrirán. Habrá que esperar más allá del 2022 y ver cómo se reorganizan los ejes si no hay mix comercial”. Jené incide en que las grandes corporaciones mantendrán su presencia y hegemonía en las zonas ‘prime’ (más cotizadas), fomentando la oferta “experiencial” que se vincula también a la posterior compra online. Pero la presencia de comercios en locales pequeños y medianos con valor añadido, identidad y capacidad de proyección dependerá de poder acceder a rentas más realistas. “Si los precios siguen como ahora, seguirán desiertos”, argumenta el líder de Barcelona Oberta, convencido de que “si en el 2022-2023 el centro siguiera así, se nos muere la ciudad”. Cree que el visitante busca en Barcelona una oferta diferencial y arraigada que “el virus no puede matar”. “El reajuste es obligatorio porque ya hay más oferta que demanda” y se está notando en los barrios, tercia su homólogo.

Un pacto por la movilidad compatible con la venta

El comercio se echó las manos a la cabeza con los cambios en la movilidad impulsados con motivo del desconfinamiento, cerrando calles y eliminando carriles de tráfico. “No toda Barcelona es el Portal de l’Àngel, cuando se hacen acciones que afectan a la actividad de un eje hay que consensuarlas”, en lugar de “ejecutar desde un despacho”, se queja Vendrell. Jené cree que el ayuntamiento se ha dado cuenta de que lo hizo “mal” y “con nocturnidad”. Se alinean con políticas sostenibles y de emergencia climática pero “con diálogo”. Han comenzado a ver “gestos”, como la marcha atrás en la Via Laietana, pero reclaman que no se avance ni un solo paso en la materia sin consultar al sector más afectado. Llegó el punto, agrega, que les “preocupaba más la movilidad que la propia pandemia”. “Los clientes no llegaban al centro y eso nos estaba matando”.

A su juicio, “el ‘botiguer’ no puede seguir siendo el “hermano pobre”. “Nos tienen en cuenta pero no acabamos decidiendo sobre las capacidades y políticas de la ciudad” en su evolución urbanística.

Solo algunos ejes, por su estructura, los han adoptado con brazos abiertos y éxito, como Creu Coberta o Gran de Gràcia.

De los APEU al imparable avance de la venta online

La pandemia ha marcado un punto y aparte en la digitalización del comercio tradicional. La venta online “vino para quedarse” y la crisis sanitaria ha sido como “la última oportunidad para que el retail se ponga al día”, dice el portavoz de Barcelona Comerç. Más allá de tener páginas web o hacer venta online, las herramientas digitales se han disparado, añade Gabriel Jené, citando el uso de whatsapps para vender pescado fresco de forma personalizada o las redes sociales para difundir un servicio de comidas a domicilio. “La tecnología se democratiza cada vez más y las administraciones deben ayudar en el proceso”, a tenor de la desequilibrada lucha que ofrecen grandes plataformas como Amazon, razona.

"Tendrá que haber ajustes sí o sí en los alquileres porque ya hay más oferta que demanda"

— Barcelona Comerç

El nuevo modelo de gestión profesional para los ejes que así lo deseen, los APEU, a punto se ser aprobados por el Govern, también se ha convertido ahora en prioritario. “Han de ser vistos como una oportunidad. En Barcelona hablamos de promoción económica y no hay que tenerle miedo, pero falta pedagogía”, asume el portavoz de los barrios. “No es una ley más, es estratégico para las ciudades, que han de tener un relato para ser atractivas y el comercio tiene un papel fundamental”, interviene Jené. La profesionalización, con gerencias y planes potentes de dinamización (que incluyen el auge digital), se contempla como indispensable para competir con los centros comerciales y las grandes plataformas de la venta. “Hay que romper el melón y empezar ya”.

Menos tiempo en las tiendas y a la espera del turismo

Los hábitos de compra, coinciden, han cambiado sustancialmente más allá de la que se ejercita online. Aunque la tecnología permite que el consumidor llegue a la tienda “muy informado, sabiendo lo que quiere” y con decisiones rápidas, ilustra Vendrell, acorde a los horarios restringidos y aforos reducidos.  “Vemos que salen a la calle a comprar, no a mirar como antes”, prosigue. Para su colega, la previsión ha desaparecido. “Todo cambia a diario”, pero intuye una inflexión porque pese a la crisis de muchos ciudadanos, también hay otros con "ahorro acumulado en estos meses" y “ganas de salir, ir a restaurantes y comprar”.

Ven imprescindible que la marca Barcelona recupere posiciones y sea un polo de atracción, defiende este último. “No estoy de acuerdo en reformular el modelo turístico, está bien plantearlo para el futuro, pero la realidad es que la estructura económica de la ciudad es esta”. Reniega de "destruir empresas y empleo" para tratar de dar un giro en busca de un modelo “idílico” que “puede ser muy bueno en el 2030 o 2040”, pero ahora ve imposible. Y aboga por “recuperar mientras las constantes vitales” de la ciudad y su atracción turística, “no de sol y playa”, sino de congresos, negocios, eventos deportivos o culturales, cita.

El agitado 2020 ha llevado a posponer todo debate sobre la apertura comercial en domingos (sobre que aportan intereses diferentes), que no tendrá razón de ser hasta que regresen los viajeros y sus demandas.