Los epidemiólogos recelan del plan para la Navidad
Reconocidos expertos creen que se deberían impedir las reuniones de no convivientes
Avisan de que se será difícil de controlar los encuentros en las casas y los viajes para ver a “allegados”
Patricia Martín
Periodista
Escribo en la sección de Sociedad, normalmente sobre temas sanitarios, de mujeres, violencia machista, infancia o consumo; aunque también he trabajado en otras secciones de El Periódico, como Política o Tribunales. Mi trayectoria profesional comenzó en medios locales, incluida una emisora regional de la 'Cadena Ser', y trabajé también para 'El País' y 'Cinco Días'.
Buena parte de los expertos en enfermedades infecciosas recelan del plan de Navidad aprobado por el Consejo Interterritorial y de obligado cumplimiento para las autonomías. Consideran que las autoridades sanitarias han perdido la oportunidad de trasladar el mensaje de que nada de celebraciones y de comidas y cenas navidadeñas con familiares o amigos porque la incidencia sigue muy alta y, si se quiere evitar la temida tercera ola, no hay más remedio que mantener, sino endurecer, las actuales medidas de restricción.
El plan de Navidad permite reuniones hasta 10 personas los días 24, 25 y 31 de diciembre y 1 de enero, ampliar el toque de queda hasta las 1.30 horas en Nochebuena y Nochevieja y los viajes entre autonomías para visitar a “familiares y allegados”. Aunque aconseja que no se interaccione con personas no convivientes, es solo una recomendación, mientras que el resto de medidas mencionadas son difíciles de controlar, lo que hace temer a los epidemiólogos que la incidencia del covid repunte pasado el periodo festivo.
Por ejemplo, Daniel López Acuña, exdirector de situaciones de crisis de la OMS considera que la estrategia aprobada “es un plan de mínimos muy mínimo”. En su opinión, que las reuniones permitidas sean de “seis o 10 personas no es el tema relevante”, sino el número de burbujas permitidas. El plan recomienda que no se superen los dos grupos de convivencia, pero a su juicio “falta definición” y hubiera sido preferible dejar claro que no hay que quedar a comer o cenar con nadie con quien no convivas.
La evolución
Por su parte, el epidemiólogo Joan Caylá opina que las reuniones a 10 “deberían limitarse a 2 o 3 celebraciones en todo el periodo” y avisa de que aún faltan tres semanas para la Navidad y, por tanto, “las indicaciones deberían adaptarse a la evolución” de la pandemia en los próximos días.
A su vez, Benito Almirante, jefe de enfermedades infecciosas del hospital Vall d’Hebrón, considera que se trata de un plan “sensato y razonable” pero sobre el papel. Él también opina que no se deberían permitir los encuentros entre personas no convivientes pero señala que el quid de la cuestión es que cómo se va a impedir que en un domicilio haya más de 10 personas o que se viaje exclusivamente para visitar a “familiares o allegados” y no por turismo. “Sin la responsabilidad individual esas dos medidas no se cumplirán”, opina.
También José Martínez Olmos, exsecretario general de Sanidad y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, considera que incluir la posibilidad de visitar a “allegados” en otras comunidades autónomas “amplía mucho el foco”. Y como no se ha concretado cómo se podrá demostrar a quien se visita, cree que la policía tendrá “pocas posibilidades de impedirlo”. A su juicio, la estrategia es buena en la medida que traza un “plan común”, que las comunidades podrán restringir más pero no flexibilizar, pero “comprobar los requisitos” de cumplimiento es prácticamente “imposible”.
La obligatoriedad
A este respecto, Lopez Acuña apunta que para reforzar su “obligatoriedad” el plan debería publicarse en el Boletín Oficial del Estado (BOE), algo que el Ministerio de Sanidad no prevé hacer porque el decreto del Estado de Alarma confiere al Consejo Interterritorial poder coercitivo aunque el acuerdo no haya sido aprobado por unanimidad. De hecho, Catalunya y Madrid se opusieron, la primera por motivos competenciales y la segunda porque opina que incluye limitaciones que “no tienen una aplicación real”, en palabras de su consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, quien no obstante ha comunicado que su autonomía “acatará” la orden.
Por último, José María Molero, del grupo de infecciosas de la Sociedad de Medicina de Familia Semfyc, avisa de que aún cumpliendo los límites de seis o 10 personas, en entornos de reencuentros y celebración es “bastante difícil” mantener las medidas de prevención como la distancia o la mascarilla, como ha demostrado el hecho de que las mayoría de los contagios se producen en los domicilios.
“Entendiendo que las personas tienen derecho a la emotividad y a las celebraciones, pero las autoridades tienen que transmitir que es una situación que puede generar riesgos”, concluye.
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