La red pública de salud mental: infrafinanciada y colapsada

La Generalitat propone trasladar más especialistas a los CAP para aliviar los trastornos más leves

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Elisenda Colell / Beatriz Pérez

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Hace al menos una década que tanto el Síndic de Greuges como los profesionales advierten de que la red pública de atención a la salud mental en Catalunya es "frágil" y lleva años "saturada". Hoy, tras los efectos de la pandemia y el aumento de casos, el sistema ha colapsado. "Es desesperante saber que hay personas desatendidas, sufriendo en soledad. Nos faltan manos", explican los profesionales. Consciente de la falta de recursos, la Generalitat quiere trasladar a especialistas hasta los ambulatorios para que atiendan los casos más leves con el objetivo de que, aunque los servicios especializados pierdan personal, se queden con los casos más severos.

Ante la aparición de un trastorno son los médicos de cabecera en los ambulatorios los que valoran a los pacientes y recomiendan derivarlos a los servicios especializados. Es decir, a los 72 centros de salud mental para adultos (CSMA) o los 58 para menores (CSMIJ) formados por psiquiatras, psicólogos, enfermeras y trabajadores sociales. Allí les atienden, a no ser que las personas necesiten ingresar en hospitales psiquiátricos por la gravedad del trastorno o la crisis que estén sufriendo. 

"Ya hace años que lo decimos: nos faltan manos", se queja Óscar Pino, miembro de la junta del Col·legi de Psicòlegs de Catalunya y coordinador de un CSMA en el área metropolitana. "Siempre hemos sido el hermano pobre de la medicina", añade. Esto se traduce, por ejemplo, en que los médicos no pueden visitar a los pacientes con tanta frequencia como quisieran o consideran necesaria. "Estamos hablando de un mes o mes y medio entre visitas, aparte del mes de espera para la primera consulta", agrega Roger Ballescà, también miembro de la junta del Col·legi de Psicòlegs y trabajador de un CSMIJ.

Personas desatendidas

Los trabajadores de los CSMA y CSMIJ consultados por este diario (que ahora hacen la mayoría de visitas por vía telemática) no ven un aumento espectacular de pacientes en las consultas. Esto es precisamente lo que les preocupa. "Los CAP tienen ya una fuerte presión asistencial y lo que está ocurriendo es que no nos pueden derivar todos los pacientes: hay personas desatendidas sufriendo en soledad", zanja Ballescà. "Nos preocupa mucho lo que vendrá, más allá de las secuelas del aislamiento, sabemos que las crisis económicas conllevan un aumento de los trastornos de salud mental, y no sabemos si podremos asumirlo con los recursos de los que disponemos", insiste Pino. 

El problema que señalan tanto los psicólogos como los psiquiatras es en la ratio de profesionales para la población que atienden. Según los datos del 2018, en Catalunya había 4,14 psicólogos para cada 100.000 adultos, y 19 por cada 100.000 menores, cuando la media en Europa es de 18. En el caso de los psiquiatras, son 5,9 en los adultos, y 9,22 para los menores, aunque en Europa la media es de 9,22, según la Societat Catalana de Psiquiatria de la Acadèmia de Cièncias Mèdiques. "Falta personal dedicado a la salud mental. Es un déficit que existe desde hace tiempo, crónico. Los profesionales sanitarios también requieren de apoyo emocional", señala Narcís Cardoner, presidente de la Societat Catalana de Psiquiatria.

"No tenemos contabilizados los profesionales que faltan. No tenemos recursos económicos para contratarlos. Necesitaríamos al menos una treintena de nuevos psicólogos para cubrir la necesidad que ahora mismo a nivel de atención primaria", añade Cardoner. Pero es que, además, uno de los dramas ante la falta de personal es que tampoco hay suficientes especialistas que puedan ser contratados. Hay más personal que se jubila o deja la profesión que psicólogos clínicos porque no hay suficientes plazas para hacer la residencia de los médicos primerizos que quieren especializarse en este sector.

El plan de salut: de los CSMA a la primaria

El plan de la Conselleria de Salut para tratar de resolver la saturación evidente se basa en trasladar especialistas que están trabajando actualmente en los CSMA o CSMIJ para que se incorporen en los CAP. "De esta forma en el CAP se atenderán casos de angustia o malestar emocional que son más leves, y los centros especializados se centran en los trastornos más moderados", avanza a El PERIÓDICO el director del Pla de Salut Mental de la Generalitat, Jordi Blanch. El Govern dice ser consciente de que esta medida reducirá el número de médicos que hay en estas unidades especializadas, pero subraya que el problema de fondo es que no hay suficientes gradudados para cubrir estos puestos.

Invertir más allá de la sanidad

Sin embargo, los problemas para atender a las personas de salud mental van más allá "Si queremos invertir en salud mental debemos invertir en otras cosas que nada tienen a ver con la sanidad: el acceso al ocio, al trabajo, a la vivienda. Es básico poder formar de una comunidad donde te sientes útil y puedes participar. Los vínculos sanan", insiste Fidel Villalonga, jefe de proyectos y calidad de la Fundació Els Tres Turons, que se dedica a los proyectos comunitarios para las personas con trastornos de salud mental.

En esta línea también cree que habría que invertir la Federación de Salud Mental de Catalunya, que apunta directamente a la Conselleria d'Afers Socials. La directora Marta Poll critica la "falta de proyectos" de este calibre y el "desequilibiro territorial" en Catalunya. Y, apunta, es "clave" para que las personas puedan recuperarse de estas enfermedades invisibles, pero dolorosas.

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