En la Conca de Barberà y Les Garrigues

El desastre de la crecida del Francolí, a vista de dron, un año después | VÍDEO

La naturaleza se ha abierto, aunque todavía se aprecian cicatrices de la riada que arrasó este territorio

Imágenes de dron del entorno del Pont Vell de Montblanc, un año después de la riada

Imágenes de dron del entorno del Pont Vell de Montblanc, un año después de la riada. / periodico

ACN

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La Conca de Barberà se recupera del desbordamiento del río Francolí de hace un año. La naturaleza se ha abierto, aunque todavía se aprecian cicatrices de la riada que arrasó este territorio.

Unas imágenes a vista de dron grabadas por ACN muestran el emblemático puente Vell de Montblanc, del siglo XII, con barandillas provisionales. Pueden pasar peatones, con cautela. Tardará al menos un año más a rehacerse.

En L'Espluga de Francolí continúan amontonados los escombros de la bodega y el restaurante engullidos. Un escrito en una pared medio derruida informa que el negocio ha cambiado de ubicación. En la comarca vecina de Les Garrigues, en l'Albi, el río de los Gorgs ya vuelve a estar seco mientras se ensanchan los márgenes con maderas y los huertos aportan color.

Imágenes de dron del centro de L'Espluga de Francolí, un año después de la riada

Imágenes de dron del centro de L'Espluga de Francolí, un año después de la riada. / periodico

El verde vuelve a rebrotar

De un año a esta parte, la imagen del cauce del Francolí ha cambiado notoriamente. De estar completamente lleno de troncos, vegetación y escombros a verse extremadamente vacío, casi sin árboles.

El verde ya vuelve a rebrotar en el entorno del río, donde un año atrás todo era en marrón monocolor. El agua discurre tranquilamente por debajo de los dos arcos más grandes del puente Vell de Montblanc. La estructura medieval aguantó la fuerza del agua -otras puentes de la comarca no resistieron-, pero se quedó sin barandillas. Continúa exactamente igual, con unas vallas de hierro para permitir la circulación de peatones.

Imágenes de dron del municipio de Albi, un año después de la riada

Imágenes de dron del municipio de Albi, un año después de la riada. / periodico

A extremo y extremo del puente, viviendas apuntaladas y muros a medias demuestran que todavía hay trabajo por hacer. El río cogió una gran anchura en la parte baja del municipio y en algunos bajos próximos al puente, en la rotonda de la carretera de Artesa de Segre, todavía se aprecian los daños por la fuerza del agua y la acumulación de barro. Un bar ha bajado la persiana. Estaba ante el colegio, que funciona con plena normalidad, a pesar de que falta por arreglar parte del patio de recreo y la valla exterior.

En L'Espluga de Francolí, muchos aprovechan la explanada existente junto a los escombros para aparcar vehículos en un entorno calificado como inundable. Algunos viejos inmuebles destruidos por el agua ya no se arreglarán. Unos metros río arriba, el edificio de un centro de actividades de aventura sigue de obras.