ENTREVISTA

María José Mas: "Lo que hagas mal con tu hijo de 4 años lo pagarás en la adolescencia"

La neuropediatra y divulgadora publica 'El cerebro en su laberinto', un manual fundamental para entender los trastornos del neurodesarrollo

La doctora y divulgadora María José Mas, autora de 'El cerebro en su laberinto'

La doctora y divulgadora María José Mas, autora de 'El cerebro en su laberinto' / periodico

Olga Pereda

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Cuando una madre da a luz a su bebé lo primero que oye en el paritorio es la expresión 'test de Apgar'. Pocos saben que Apgar es el apellido de una doctora estadounidense a la que el sexismo imperante en los años 30 y 40 le impidió ejercer como cirujana. Sin embargo, no se resignó y luchó para evitar que los bebés fallecieran al nacer por no poder respirar por sí mismos. Apgar fue una heroína de la ciencia, como la psiquiatra Lorna Wing, gracias a la cual a las madres de niños con autismo se las dejó de considerar culpables del problema médico de sus hijos. Apgar y Wing son algunas de las médicas que pasan por las hojas del nuevo libro de la pediatra y neuropediatra María José Mas'El cerebro en su laberinto' (Next Door Publishers), un manual fundamental para entender los trastornos que puede tener el ser humano desde que está en la tripa de su madre.

El neurodesarollo no es una competición. Ahora bien, a determinadas edades hay que conseguir unos hitos, desde levantar la cabeza cuando el bebé tiene tres meses hasta atarse los cordones con cinco años. Teniendo en cuenta que cada crío tiene su propio ritmo, ¿cuándo nos debemos preocupar?

En pediatría se hacen las revisiones del niño sano y ahí se valora que el neurodesarrollo está siendo bueno. Pero cualquier cosa que te preocupe tienes que preguntarla. No pasa nada. Si te inquieta algo, coméntalo en la consulta.

A veces da cierta vergüenza porque los padres y las madres viven en el temor absoluto y cualquier gesto o movimiento del crío les angustia y, en realidad, no es nada.

Los profesionales sanitarios ven al niño el tiempo que dura la consulta. Los padres y las madres lo hacen las 24 horas. Si les inquieta, por ejemplo, que su bebé mueva la cabeza de manera rara, que lo pregunten. Si el médico no les hace caso, que cambien de médico.

En su libro nos descubre cómo en los años 50 se culpabilizó a las madres de niños con autismo. Se las llamó madres nevera porque no daban suficiente amor a sus hijos y de ahí sus males.

El psiquiatra Leo Kanner ofreció una conferencia sobre autismo infantil temprano. La influyente revista 'Time' mandó al becario, que escribió un artículo y lo tituló 'Niños congelados'. Hay que entender que la ciencia en aquel momento estaba dominada por el psicoanálisis y los traumas de la infancia. Sin una explicación neurobiológica para el autismo, los psicoanalistas encuentran el campo abonado para imponer la idea de un origen exclusivamente psicológico. Encuentro humano este error de considerar que son las madres las que tienen la culpa. Es horroroso, pero lógico desde el punto de vista de la época.

Menos mal que la psiquiatra Lorna Wing cambió las cosas.

En 1956 nació su hija. Le costaba succionar, apenas dormía y gritaba. El amor de Lorna por su bebé la llevó a convertirse en artífice de la transformación del autismo de un trastorno ignorado y oculto a reconocido en cuanto su existencia y elevada frecuencia. Su gran contribución es que nos hizo ver el autismo como el espectro que es.

Su origen es prenatal, pero la causa no se conoce.

Influyen factores genéticos y ambientales, pero no sabemos más.

"¿Veremos algún día un mundo sin niños con autismo? Creo que no. No es una enfermedad"

¿Veremos algún día un mundo sin niños con autismo?

Creo que no. No es una enfermedad. Es una construcción distinta de los procesos mentales. En el libro intento transmitir que esa diversidad nos permite conocer la enorme capacidad de adaptación y mejora que tiene el ser humano.

Las mujeres van a la consulta del médico cuando ya están embarazadas. Usted recomienda hacerlo mucho antes. ¿Con eso se evita que el futuro hijo tenga un trastorno del neurodesarrollo?

No, pero vas a disminuir mucho la probabilidad de que suceda. Un ejemplo: antes no sabíamos que la espina bífida (la falta de cierre de la médula espinal, que se cierra en las primeras semanas de gestación) necesita ácido fólico. Hoy siguen naciendo niños con espina bífida, pero ha disminuido mucho la incidencia porque hacemos esa prevención. Si una mujer quiere tener un hijo, meses antes de quedarse embarazada es recomendable que vaya a su médico de familia. Eso no va a garantizar una normalidad, pero se van a eliminar factores ambientales que sabemos que son perjudiciales. Vamos a preparar el cuerpo de la mujer para que esté más sano y más preparado para el embarazo, que es un gasto energético brutal.

No hay que culpabilizar a las madres, pero se debe controlar, y mucho, el estrés.

Si le dices eso a una futura mamá se va a estresar más.

¿Y qué hacemos?

Que vaya a su médico. Que controle su tiroides, el azúcar, que no beba ni fume. Eso ya aporta tranquilidad. "La rapidez es una virtud que engendra un vicio, que es la prisa". Lo dijo Gregorio Marañón. Cuánta razón. Vivimos en una sociedad trepidante. Está bien tener estrés, pero hasta cierto grado. Lo que hay que hacer es manejarlo porque si no nos domina la ansiedad.

La ansiedad, el estrés o la depresión ¿pueden influir en el neurodesarrollo de tu hijo?

Hay muchos estudios científicos y todos coinciden en lo mismo: el nivel de hormonas relacionadas con el estrés es un factor de riesgo.

"Con la pandemia me preocupa poco la salud mental de los niños sanos. Sí me desasosiega el nivel de estrés de las mujeres embarazadas"

Vivimos una pandemia. ¿Le preocupa esta generación de mujeres embarazadas?

Categóricamente sí. Hemos pasado un confinamiento y me preocupa poco la salud mental de los niños sanos. Lo que me desasosiega son los niveles de estrés que puede suponer para una madre parir en tiempos de covid-19. Seguro que se ha pasado todo el embarazo preocupada. Quizá esté en un erte, quizá su pareja se haya quedado sin trabajo y quizá tengan problemas para pagar el alquiler. Todos los políticos deberían preocuparse por esto. La situación sería distinta si viviéramos en una sociedad en la que los políticos se dedicaran a hacer su trabajo, que es procurar el bienestar de todos. La ansiedad materna durante el embarazo es un factor de riesgo para patologías de neurodesarrollo. Y lo peor es que es un factor parcialmente mejorable.

Subraya que es fundamental pasar tiempo con el bebé.

La crianza es una elección personal dentro de lo que uno pueda permitirse. Si quieres y puedes pedir una excedencia en tu trabajo, perfecto. Y si no quieres ni hacer la baja maternal, pues también perfecto. La libertad individual es fundamental. Es una decisión de la madre y cualquier crítica es penosa. Ahora bien, lo que no podemos hacer es no atender a las necesidades de la criatura. ¿No puede ser la madre? Pues el padre o quien sea. Alguien tiene que estar a disposición del bebé 24 horas al día y siete horas a la semana. Y alguien tiene que ser el que marque los ritmos de ese crío. La sociedad tiene que establecer medidas que favorezcan ese vínculo, que se establece desde que naces hasta que tienes 4 años. Si no se me permite atender a mi bebé cuando me necesita le estoy perjudicando. La sociedad me debe ayudar porque los hijos tienen el valor que tienen, son un bien preciado. Entre otras cosas, porque hay pocos.

Hábleme del famoso apego.

Hay dos tipos de apego, el seguro y el no seguro. En el primero el niño reclama y el padre o la madre responde. La respuesta no tiene por qué ser "toma esto que me has pedido, cariño". No tienes que hacer todo lo que diga. Tienes que establecer rutinas. Y eso se hace con cariño y disciplina. Perseverando. Si el niño tiene horarios regulares luego va a ir como la seda. Lo que hagas mal con 4 años lo vas a pagar en la adolescencia.  El apego no seguro es en el que los padres a veces responden y a veces no. O responden mal, con amenazas. El niño no ve en su progenitor la figura que le da la seguridad que necesita.

¿Eso le afecta al neurodesarrollo?

Sí, por supuesto. Establecer un buen vínculo con tu hijo es determinante para su neurodesarrollo.

Hay quien resta importancia al déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y aseguran que son niños movidos sin más.

Un niño pequeño no puede tener el tiempo de concentración de un universitario, cierto. A veces se diagnostica tarde. Un chaval puede pasar primaria sin problema. Pero llega la ESO y no es capaz. Los padres se sorprenden porque hasta entonces siempre había sacado notables. El niño con TDAH no retiene lo que está haciendo. Es inteligente, pero se ve incapaz de discriminar qué estímulo es más relevante. Nunca acaban de asearse o de vestirse, cambian de tema en una conversación, olvidan de qué va el texto que está leyendo…

¿Es un trastorno también de origen prenatal?

Sí. Todos lo son.

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