Protesta

La Marea de Residencias exige en las calles una ley para los geriátricos

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manifestacin-marea-residencias-madrid-26920 / Mario F. Portillo

Juan José Fernández

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Con los manifestantes distanciados entre sí por evitar el virus, diversas marchas callejeras convocadas por la Marea de Residencias han recorrido este sábado 18 ciudades del país reclamando el fin de la precariedad asistencial en los geriátricos y una ley estatal que acabe con los abusos en el sector.

En Madrid, un millar de personas ha recorrido el centro de la ciudad entre la Puerta del Sol y la sede del Ministerio de Sanidad y de la Vicepresidencia de Derechos Sociales, entre gritos de "menos banderas y más enfermeras", "no más muertes en las residencias" y  "Sanidad única".

En Barcelona, un centenar de personas convocadas por la Coordinadora de Residencias ha denunciado el aislamiento de los ancianos como fuente de "perjuicios irreparables", informa EFE, y ha pedido justicia para las personas que han fallecido "en condiciones indignas". La marcha de Barcelona ha denunciado "casos documentados de desnutrición y deshidratación" en los geriátricos.

Para los portavoces barceloneses de la Coordinadora de Residencias, con la privatización de servicios "las administraciones se desentienden" de las residencias, y la limitación de salidas de ancianos y de visitas de sus familias "es una medida tomada en beneficio exclusivo de las empresas privadas que gestionan las residencias".

Manifestaciones del mismo tenor se han celebrado en Barcelona, Pallejá, Sevilla, Lebrija, Oviedo, Vigo, Segovia, Valladolid, León, Palma de Mallorca y otras siete localidades, reclamando una ley de residencias y televigilancia que limite la privatización de la gestión de los centros públicos y un aumento notable del ratio de personal que atiende a los ancianos, así como una depuración de responsabilidades por la mortandad de la pandemia entre los mayores.

Nombres de muertos

La manifestación madrileña, que había partido a mediodía, llegó al poco a las puertas del Congreso de los Diputados, donde la organización había previsto la lectura de dos historias particulares de entre las 21.000 muertes oficialmente contabilizadas en los geriátricos de toda España, y una ofrenda de flores blancas que han quedado finalmente en el suelo, en la acera de enfrente del edificio.

La precaución para que no se produjera una aglomeración ante los leones del Congreso hizo aconsejable para la organización posponer para el final la lectura de esas dos historias. En su lugar, se ha procedido a la lectura de los nombres de medio centenar de ancianas y ancianos fallecidos por la Covid19, en medio de un emocionante silencio.

Llegada la protesta a las puertas del Ministerio de Sanidad, tres integrantes particulares de la Marea han leído comunicados. El primero, para reclamar "una ley de residencias estatal, digna y consensuada entre todas las partes implicadas" y proclamar que las muertes en los geriátricos "están ligadas a deficiencias estructurales y escasez de personal" que "residentes, familiares y profesionales han denunciado hasta la saciedad".

La primera activista en hablar, familiar de una víctima mayor de la pangemia, ha leído un comunicado de la Marea en el que se afirma: "No exite un marco legal claro, una ley de residencias estatal. No existe una ley de residencias justa, digna y consensuada por todas las partes implicadas". Para los organizadores "se ha hecho negocio con las personas que viven en residencias y eso se ha traducido en miles de muertes que jamás deberían haber ocurrido", son los fallecimientos de personas "encerradas y en la más pura soledad en el final de sus vidas". 

Carmen y Eusebio murieron solos

Otra integrante de la Marea ha leído, entonces sí, las historias de Carmen y Eusebio, víctimas del virus. Carmen, bisabuela madrileña, vital y generosa, tuvo su último contacto con el exterior el 8 de marzo. "Se quedó en la residencia confinada, con comidas en bandejas y cubiertos no demasiado limpios", ha contado la activista. "Sola, sin un abrazo, cerraste tus ojos para siempre en una habitación de hospital. Espero que puedas perdonarnos allá donde estés", ha dicho en un momento especialmente sentido de su discurso. 

Eusebio, cordobés del valle de los Pedroches, albañil en su vida activa, ingresó en una residencia enfermo de Alzheimer a los 87 años, en pleno recorte de personal. A Eusebio le pilló el virus cuando sufría una infección de orina. Sus parientes no pudieron tratarle, solo recibió una llamada. "El 9 de marzo a las 6 de la mañana, murió solo, sin el cariño de su familia a su lado", ha lamentado la interviniente.

Una cuidadora de ancianos profesional ha tomado después la palabra para denunciar: "Somos rehenes de las condiciones en que trabajamos. Muchos trabajadores no se significarán de ningún modo porque tienen miedo de perder el trabajo". 

Javier Garzón, coordinador de la Marea de Residencias, ha cerrado el acto lamentando primero la ausencia de manifestantes "que no han podido llegar hasta aquí por confinamientos clasistas". Garzón ha reivindicado el derecho a "una vida digna, ligado al derecho a morir dignamente". 

El activista ha descrito como "una situación de muerte en vida" la que viven muchos ancianos "mientras no exista una ley de residencias" que acabe con "la precariedad de medios personales y materiales" en los geriátricos, en su opinión fruto de la "anteposición del beneficio empresarial por encima de los derechos". Garzón ha denunciado que las personas muertas en las residencias "han fallecido por un protocolo criminal", que dejaba como "única salida, perder la vida" en medio de "una situación inhumana y dantesca".

La marcha ha concluido, y la canción 'Llegar a viejo' de Joan Manuel Serrat se ha quedado sonando ante la puerta del edificio ministerial, a modo de himno, mientras los manifestantes se retiraban por el madrileño paseo del Prado.