Dinámicas sexistas

Un escote vetado en el museo de 'El origen del mundo'

El museo d'Orsay reposa la polémica desatada al impedir el acceso a una chica que lucía abertura

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Irene Casado Sánchez

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Los desnudos pastel de Edgard Degás o los provocadores de Édouard Manet, sin olvidar el primer plano del sexo femenino de Gustave Courbet en 'El origen del universo', envuelven las paredes del museo d’Orsay. La ilustre pinacoteca parisina da cobijo a cientos de obras que escandalizaron, por su atrevimiento, a la sociedad francesa del siglo XIX. Ironía de la historia, dos siglos más tarde, la desnudez o su simple insinuación, fue motivo suficiente para prohibir la entrada al museo a una joven estudiante de literatura. En el centro de la discordia: un escote demasiado pronunciado.

Los días de verano todavía se dejan sentir en París. El martes 8 de septiembre, los termómetros marcaban 26 grados. Jeanne, estudiante de literatura, llevaba entre sus manos una chaquetilla de entretiempo cuando se acercó a las puertas del museo d’Orsay. La joven no tuvo tiempo de sacar su billete, comprado a través de internet, antes de que su entrada fuera vedada: “¡Ah no, no va a ser posible, no pasará!”, lanzó uno de los agentes de seguridad. “En ese momento, ignoro todavía que mi escote se ha convertido en el motivo de todo este drama”, explica Jeanne indignada a través de Twitter.

“Una vestimenta decente”

“Pregunto qué pasa, no me responden, me miran fijamente los pechos, me siento terriblemente incómoda […] En ningún momento me dicen que mi escote es un problema, me miran ostensiblemente, señalan un ‘eso’ […] simplemente insisten en que las reglas son las reglas y luego me dicen que me cubra con la chaquetilla que tengo entre mis manos”, relata en un texto que se propagó como la pólvora a través de las redes sociales.

Tras la polémica, el propio museo publicó un comunicado lamentando el incidente y disculpándose con la joven. “Me aseguraron que la situación que viví no es normal y no corresponde con su política”, afirmó Jeanne al diario Libération. La pinacoteca también habría recordado a la empresa proveedora de sus servicios de seguridad sus normas de recepción.

Según el testimonio de Jeanne, los agentes de seguridad habrían evocado en repetidas ocasiones las “reglas” que censurarían su escote. “Las reglas sanitarias y las reglas de seguridad aparecen fijadas en varios carteles, no rompo ninguna de ellas, las reglas que me obligarían a cubrirme no aparecen en ningún lado”, lamenta. ¿De qué normas se trataría entonces? Según el artículo 7 del reglamento de visitas del museo d’Orsay, en el vestíbulo “los usuarios deben mantener una vestimenta decente”; los artículos 14 y 35 establecen que el acceso al museo está prohibido a “quienes lleven una vestimenta que pueda perturbar la paz y la tranquilidad del público”.

“Yo no soy solo mi cuerpo”

A la vista de la reacción de la pinacoteca, tales normas no justificarían la discriminación sufrida por la joven que, tras ponerse su chaqueta, obtuvo el visto bueno de los guardias de seguridad. Jeanne cedió a las “reglas”, para entrar a un espacio repleto de “cuadros y esculturas de mujeres desnudas”. Y, para más inri, en los pasillos del museo tampoco faltaban “escotes […] ombligos” de visitantes “delgadas y con poco pecho”, insiste la estudiante considerando que el volumen de su cuerpo fue también motivo de discriminación.

El suceso pone de relieve varias cuestiones sensibles: la sexualización de las mujeres y las dinámicas sexistas. Este tándem convirtió un mero escote en motivo suficiente para prohibir a una mujer la entrada a un establecimiento dedicado a la cultura. “[…] Cuestiono la coherencia con la que los representantes de un museo nacional pueden prohibir el acceso al conocimiento y a la cultura basándose en un juicio arbitrario que determina si la apariencia de uno u otro es decente”, zanja Jeanne en su popular escrito.

Haciéndose eco del suceso, el domingo 13 de septiembre, activistas del grupo feminista FEMEN irrumpieron en la pinacoteca para denunciar los estándares sexistas. “La obscenidad está en vuestros ojos”, “esto no es obsceno”, podía leerse en sus pechos desnudos. El mensaje de Jeanne es claro: “Yo no soy solamente mis pechos, yo no soy solo mi cuerpo, vuestros dobles estándares no deberían ser un obstáculo para mi derecho de acceso a la cultura”.