Las excavaciones arqueológicas en el fortín del Castellar de la LLacuna ponen al descubierto un silo del siglo III aC

En un depósito votivo se han localizado los restos de un gran banquete festivo

Campo de trabajo arqueológico en el poblado iberico  de Castellar en la Llacuna

Campo de trabajo arqueológico en el poblado iberico de Castellar en la Llacuna / periodico

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Las excavaciones arqueológicas en el fortín del Castellar de la Llacuna han puesto al descubierto un silo del siglo III aC, con un depósito votivo donde había los restos de un gran banquete festivo. Dentro del depósito se ha encontrado un ánfora de vino ibérica, un decantador de vino, un conjunto de vajilla compuesta de platos, cuencos y páteras de importación de la zona de la Campania (Italia), vasos para beber vino, tenazas para contener alimentos, vasos en miniatura, jarras de vino, restos de armas de hierro y otros elementos decorativos y de atuendo personal. También una hoz de hierro de pequeñas dimensiones para la vendimia de la uva y la cabeza y el hombro entero de un cerdo sacrificado. La codirectora del yacimiento, Mireia Sabaté, explica que "todo este banquete ritual permite trazar el origen de la viticultura en la Llacuna".

Según la arqueóloga, se trata de un silo "extraordinario". Aparte de ser el primero que se encuentra en las excavaciones del fortín del Castellar de la Llacuna, Sabaté destaca que este tipo de depósitos votivos son "muy poco habituales en Catalunya". De estas características, sólo se han descubierto cuatro. El de La Llacuna se convierte ahora en el segundo del Penedès, después de los restos de un importante banquete ceremonial en honor de la diosa griega Deméter localizadas en el yacimiento de la Font de la Canya d'Avinyonet del Penedès.

La silo, de 220 cm de profundidad y de 110 cm de diámetro de boca, se ubica en uno de los ámbitos de una torre situada en el acceso al fortín.

Hallazgo tras la campaña

Les excavaciones arqueológicas en el fortín del Castellar de la Llacuna han contado esta campaña con la ciudadanía de protagonista. La pandemia obligó a suspender el campo de trabajo que, desde hace seis años, llevaba jóvenes de todo el mundo en el yacimiento del Anoia. La dirección, sin embargo, no quiso dar el año por perdido y optó por hacer una llamada a la ciudadanía. Así, vecinos de la zona y alumnos de arqueología -que este verano se habían quedado sin prácticas por culpa del Covid-19, optaron por coger pico y pala y adentrarse en los restos de este asentamiento ibérico de entre los siglos III y I aC. Según explica Sabaté, se da la casualidad de que el hallazgo se localizó cuando se acababa la campaña de excavaciones. Sin embargo, la dirección optó por no posponer el descubrimiento y seguir "excavando un poco más".

Finalmente, en el silo se han localizado cuatro niveles definidos: un primero con la posible tapadera de silo tirada al fondo, todo el depósito votivo, un nivel de arcillas compactas que sellaban el vertido, y tierra y derribo que la cubría. 

Este yacimiento, situado en la sierra de Ancosa, a los pies de la cima del Castellar, se descubrió a finales de los 70. La doctora Núria Rafel excavó una pequeña área que confirmó que se trataba de un asentamiento ibérico del que se conservaban algunas habitaciones, datado entre los siglos III y I aC. No fue, sin embargo, hasta el 2012 que el Ayuntamiento de La Llacuna y la Universitat de Barcelona realizaron una campaña de limpieza y saneamiento de los restos arqueológicos excavados.Desde el 2014 se están realizando trabajos científicos y cada verano campañas de excavación y consolidación de los restos que se han ido descubriendo. Hasta ahora se había podido datar este asentamiento al ibérico final, entre los siglos III y I aC, y se habían descubierto más de 12 recintos, parte del muro de cierre perimetral y una entrada compleja.