TENSIÓN GEOPOLÍTICA

Trump impulsa la guerra tecnológica contra China

El presidente de EEUU, Donald Trump, durante una reunión en la Casa Blanca, este lunes 20 de julio

El presidente de EEUU, Donald Trump, durante una reunión en la Casa Blanca, este lunes 20 de julio / periodico

Carles Planas Bou

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Los tiempos en que China era tan sólo la fábrica del mundo han quedado atrás. La última década le ha servido a la potencia asiática para quitarse de encima los complejos y estereotipos de confeccionador de copias baratas y para impulsar un sector tecnológico que amenaza con desbancar la hegemonía estadounidense.

Consciente del vertiginoso avance de su rival, Donald Trump ha optado por la vía del nacionalismo proteccionista, poniendo puertas al campo digital para forzar la desconexión de Pekín en una pugna geopolítica que va mucho más allá de la tensión comercial impulsada desde el inicio de su mandato. El plan de Washington (‘Clean Network’) para expulsar a las compañías chinas de su mercado e infraestructuras digitales ha acentuado las fricciones entre ambas potencias, acelerando una nueva guerra fría, ahora virtual, que marcará el futuro próximo.

Martin Jacques, analista político y autor de ‘Cuando China domine el mundo’, libro de referencia sobre la potencia, ve en el ascenso asiático una tendencia que se ha mantenido en los últimos 35 años y que se acentuó tras la crisis financiera. “China es mucho más innovadora y competitiva que EEUU, donde hay tendencias monopolísticas que se inician con Microsoft y ahora siguen con Facebook”, señala. “Antes la innovación se limitaba al campo interno; ahora tiene impacto mundial”.

TikTok, escenario de guerra

TikTok se ha convertido en el último escenario de esa pugna entre EEUU y China. El 1 de agosto Trump amenazó con prohibir el fenómeno social por “motivos de seguridad nacional” y dio a su propietaria, la compañía china ByteDance, un plazo de hasta el 15 de septiembre para vender sus operaciones estadounidenses, mercado en el que tiene hasta 100 millones de usuarios. Aunque sus centros de datos están en Virginia y Singapur y tiene los mismos riesgos que otras ‘apps’ estadounidenses, Trump repite sin pruebas que TikTok cede sus datos y opera como espía del Partido Comunista Chino. Bill Gates no dejó pasar la oportunidad y Microsoft ya negocia la compra de la totalidad de un negocio que la catapultaría para competir con Facebook y Youtube, propiedad de Google.

Desde entonces el presidente ha redoblado sus amenazas. El día 7 aprobó por decreto dos órdenes ejecutivas para prohibir las transacciones con ByteDance y el Senado daba luz verde a la prohibición de TikTok en cualquier dispositivo de miembros del Gobierno o del Congreso, ampliando las limitaciones que ya tenían la Marina y el Ejército estadounidense desde diciembre. El pasado sábado Trump concretó su ultimátum firmando otra orden que da 90 días a la empresa china para vender sus acciones y deshacerse de los datos que posee sobre usuarios estadounidenses.

Este lunes Trump abrió su cuenta en Triller, compañía de Nueva York que tiene un funcionamiento similar al de TikTok, un gesto con el que deja claro que las aplicaciones móviles chinas no son bienvenidas en EEUU. “Cualquiera podrá adoptar medidas similares contra empresas estadounidenses”, advirtió el portavoz de Exteriores chino, Wang Wenbin. “Los EEUU no deben abrir la caja de Pandora; de lo contrario, sufrirán las consecuencias”.

Contra WeChat

Por el camino, Trump también ha aprovechado para cortar las alas, por sorpresa, a otras compañías como Tencent, el mayor grupo tecnológico chino y el que más valor bursátil tiene en todo el continente asiático. El mismo día que limitaba las transacciones de empresas estadounidenses con ByteDance, la Casa Blanca prolongaba esa estrategia con el gigante, propiedad de la red social global WeChat (un sistema operativo que sirve tanto como ‘app’ de mensajería como para pagar facturas o pedir comida) y de acciones en compañías como Tesla, Spotify o Riot Games y Epic Games, estudios detrás de colosos de los videojuegos como League of Legends y Fortnite.

Aunque ese anuncio llevó a Tencent a sufrir pérdidas bursátiles del 10%, la compañía señaló que un veto de WeChat en territorio estadounidense no supondría un lastre, pues la mayoría de sus beneficios proviene de China. No obstante, no queda claro si Trump podría optar por perjudicar todos los negocios de la compañía en su país, algo que cambiaría la situación y que afectaría directamente a grandes empresas nacionales.

5G, la batalla por el futuro

Más allá de los vídeos virales, la batalla que dirimirá quien se impone en esta guerra fría tecnológica será la del 5G. Aunque EEUU lideró la implantación del 4G ahora es China quien toma las riendas de una tecnología que promete multiplicar por 100 la velocidad de las conexiones a la red, revolucionando el mercado y alumbrando la Industria 4.0, una etapa de desarrollo tecnológico-industrial basado en la automatización, el internet de las cosas y la inteligencia artificial —también aplicada al ámbito militar— que marcará las próximas dos décadas.

El Consejo de Seguridad Nacional ya advirtió hace un año que si China domina la industria de la conectividad “ganará políticamente, económicamente y militarmente”. Las empresas que se hagan con los contratos para desplegar redes 5G no solo afianzarán su posición en un lucrativo negocio, sino que su influencia en el mercado puede ser clave para decantar la balanza de poder. “La tecnología es clave para el desarrollo global y para la doctrina de Xi Jinping de convertir China en una superpotencia que genere interdependencia”, remarca Andrea G. Rodríguez, investigadora del CIDOB experta en tecnología y geopolítica.

Ante ese temor, Trump ha optado por atacar al gigante de las telecomunicaciones Huawei, punta de lanza china en la carrera por el espacio virtual y líder mundial en la venta de equipamiento 5G y de móviles (por delante de Apple Samsung). Así, EEUU ha prohibido a sus compañías hacer negocios con Huawei y otras ‘telecos’ como ZTE ha vetado su acceso y el de sus filiales a tecnología y software estadounidense. Una prohibición con excepciones para empresas que dependen de sus vínculos comerciales con Huawei.

Asimismo ha puesto en marcha una campaña diplomática para que sus aliados también marginen al gigante chino, convenciendo ya al Reino Unido, Japón, Australia o Francia. De nuevo, con la infundada teoría de que Huawei es un espía del gobierno chino y alegando competencia desleal por las ayudas que recibe del régimen. Aunque asegura que tiene implicaciones en la seguridad nacional, Jacques asegura que los argumentos de Trump son "exagerados" y que "su principal motivación es la anticompetitiva". Otras potencias han ignorado a Washington como Rusia, España o Alemania, aunque esta última decidirá si aplica restricciones tras el verano. En la UE se aboga por diversificar fuentes de 5G, apostando por empresas europeas como Ericsson y Nokia.

Ahora, otros objetivos de Trump podrían ser Alibaba Baidu, conocidas como el Amazon y el Google chino, ambas con un valor superior a los 10.000 millones de dólares y consideradas preocupantes por la Casa Blanca. Quedan tres meses para las elecciones presidenciales y el magnate pretende aferrarse a la misma estrategia antichina que le propulsó en 2016. Sin embargo, apunta Rodríguez, una victoria del demócrata Joe Biden no cambiaría mucho el panorama.

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