EMERGENCIA CLIMÁTICA

Trump abre un inmenso santuario del Ártico a la explotación petrolera

El Ártico desde Alaska.

El Ártico desde Alaska. / periodico

Ricardo Mir de Francia

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El más prístino de los santuarios naturales de Estados Unidos saldrá a subasta antes de final de año. La Administración de Donald Trump ha dado este lunes los últimos retoques para autorizar las explotaciones de gas y petróleo en el Refugio Natural de Vida Silvestre del Ártico, el más extenso de los territorios protegidos del país, conocido como “el Serengueti de EE UU” por su apabullante biodiversidad. La decisión satisface una vieja demanda de los republicanos, que llevan 40 años tratando de abrir a los hidrocarburos las costas del parque con la intención confesa de promover el desarrollo económico de Alaska. Pero la maniobra llega también en plena emergencia climática, cuando buena parte del mundo trata de reducir su dependencia de los combustibles fósiles para frenar el calentamiento global. 

No es el caso de Trump, un negacionista del cambio climático que ha desmontado concienzudamente el andamiaje levantado por su predecesor para reducir las emisiones contaminantes, proteger el agua o promover la eficiencia energética. La semana pasada sin ir más lejos acabó con una medida que obligaba a las petroleras a contener y reparar las fugas de metano que salen de sus pozos de ‘fracking’, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono. Ahora, nuevamente, el presidente vuelve a satisfacer sus intereses, con un calendario que busca además blindar políticamente su decisión. 

Y es que según ha anunciado el secretario de Interior, David Bernhart, su Administración sacará a subasta las licencias de explotación antes de que acabe el año, lo que complicaría que puedan ser revocadas si el demócrata Joe Biden gana las elecciones en noviembre, ya que no juraría el cargo hasta el 20 de enero del 2021. “El liderazgo del presidente Trump ha acabado con más de tres décadas de inacción”, dijo Bernhart el lunes. “Este no es un programa al uso de gas y petróleo”. En Estados Unidos, el ministerio del Interior no se ocupa de la seguridad, sino de la gestión de los terrenos públicos.

Los territorios costeros del Refugio Natural de Vida Silvestre del Ártico (ANWR, de sus siglas en inglés) que se abrirán a la explotación tienen una superficie equivalente a la provincia de Tarragona. Situado en el norte de Alaska, cerca de la frontera canadiense, el parque es uno de los territorios más vírgenes del país. Cobija a medio centenar de especies mamíferas, desde el oso polar al zorro o el caribú, 42 tipos de peces y 200 familias de aves, muchas de ellas migratorias, según la organización ecologista Audubon. Una esplendorosa biodiversidad que se verá como mínimo perturbada por los planes de la Administración, que planea construir cuatro aeródromos300 kilómetros de carreteras y una planta de tratamiento de aguas. 

La más paradójico de la decisión es que EE UU no necesita más petróleo en estos momentos. No solo se ha convertido en el primer productor mundial, sino que los precios están por los suelos debido a la sobreoferta de crudo en los mercados internacionales. “Nunca es un buen momento para abrir el mayor refugio de vida salvaje de EE UU a las perforaciones, pero es una absoluta locura poner en peligro este hermoso lugar en plena saturación de los mercados del petróleo”, ha dicho Kristen Monsell desde el Centro para la Diversidad Biológica. “Un vertido de petróleo podría devastar a los osos polares y el caribú y causar daños irreparables al prístino ecosistema del Ártico”.

Las organizaciones ecologistas pretenden recurrir la decisión en los tribunales, un contrataque que acompañarán con campañas de concienciación pública para presionar a los legisladores. La gran mayoría de los estadounidenses se oponen a la explotación energética del santuario, según una encuesta de abril. Y, por el momento, cinco de los mayores bancos del país ya han dicho que no financiarán ningún proyecto en la reserva, protegida desde 1980. Una protección que Trump y sus correligionarios acaban de hundir en las gélidas aguas del Ártico.