crisis sanitaria

Lleida recupera algo de alegría tras abandonar el confinamiento

La ciudad abandona el confinamiento repleta de cicatrices económicas después de tantos días con la actividad comercial paralizada

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Anna Mora

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Terrazas llenas y colas en las puertas de los bares esperando una silla libre, pero también algunas vacías, resistiendo la solana o sin aún montar. Las terrazas y la sombra han sido este jueves los oasis más buscados en Lleida, una ciudad que se ha ido despidiendo de su segundo confinamiento a distinto ritmo y flotando en plena ola de calor.

Los clientes han ocupado las sillas de afuera, agradeciendo poderse tomar un respiro entre "tanto confinamiento". A pesar de pasarse la mañana sirviendo helados, zumos y cervezas, el gusto agridulce sigue en la boca de los restauradores: la ciudadanía ha respondido muy bien, pero están aún enfadados. "El mal ya está hecho", resume Lluís, que no quiere descubrir si es propietario o trabajador de un céntrico café en la calle comercial de Lleida, porque "no es lo importante, todo el mundo lo está pasando mal".

Sin instrucciones del Govern

Satisfecha del recibimiento de los consumidores también lo está Vanessa Suárez, gerente de una cafetería en la plaza de Ricard Vinyes. A primera hora de la mañana ya limpiaba mesas "porque nuestro gestor nos ha dicho que podíamos abrir". "No he encontrado ningún decreto o información publicada con las instrucciones del Govern", lamenta la confusión.

También los hay que al mediodía aún tenían las mesas y sillas amontonadas, y se conformaban en mirar las de sus vecinos, en pleno rendimiento. "Nosotros cumpliremos el reglamento: no abriremos la terraza hasta las cuatro de la tarde", coinciden dos trabajadores. Otros restauradores, sin opción de terraza, no se cansan de exigir medidas y de organizarse para mostrar su indignación.

Persianas bajadas, todavía

Por su parte, los comercios han combinado este jueves persiana bajada, cita previa y límite de aforo, mientras algunas tiendas ya se despiden para siempre de sus clientes con carteles de liquidación y notas en los aparadores. Los gimnasios han abierto en la capital del Segrià con la visita de algunos de sus clientes y con todas sus fuerzas. "Abrimos del 15 de junio al 15 de julio, con todas las adaptaciones, pero tuvimos que cerrar", recuerda Gemma Sunyé, directora técnica de un gimnasio del barrio de Pardinyes. Ahora se sienten felices por estrenar una nueva etapa.

Mientras, en las estación de trenes de Lleida, los Mossos d’Esquadra tenían orden de vigilar los accesos hasta las cuatro de la tarde, que entraban en vigor "oficialmente" las nuevas medidas del Procicat. Mientras ellos quitaban las vallas, los termómetros ardían en plena alerta por temperaturas extremas.