acceso a la enseñanza superior

La selectividad del covid repite la nota media del 2019

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Carlos Márquez Daniel

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Mucho se había especulado sobre la selectividad del 2020. Porque el confinamiento y todas sus estrecheces invitaban a pensar que los tribunales serian más gentiles a la hora de puntuar. Los números, los mismos que decidirán el futuro de toda esta generación, han sentado cátedra en las pruebas de acceso a la universidad (PAU): en principio, no ha habido clemencia. O si más no, se ha impartido el mismo nivel de justicia que el año anterior, con una nota media una centésima por debajo de la convocatoria del 2019. Un 6,616. Donde sí hay diferencias destacables, y eso es lo que invita a levantar una ceja, es en el apartado de la excelencia, con un 67% más de estudiantes que han conseguido más de un 9. También llama la atención que haya 2.642 aprobados más que en la anterior edición, lo que invita a pensar que las notas de corte, que se darán a conocer el 6 de agosto, estarán por encima de las nubes.  

Dos tazas de presión

La escuela a distancia llegó en el último trimestre del curso 2019-2020. Desde el Govern se dijo que estos tres meses solo serían realmente evaluables para los que terminaban la FP y para el segundo curso de bachillerato, es decir, para todos aquellos que estaban a punto de cruzar el puente hacia la enseñanza superior. Si esos chavales tenían encima el yugo de su porvenir, ahora les caían dos tazas de estrés. Imposible reproducir los crudos momentos por los que habrá pasado cada hogar con un estudiante a punto de enfrentarse a la selectividad, sin poder entrar en el despacho del profesor para consultar dudas, sin poder hacer terapia directa con el resto de compañeros, sin poder siquiera salir a la montaña a gritar un poco. Pero si nos acogemos a los resultados, lo cierto es que la cosa no ha variado sustancialmente. Al margen de esa nota media, el porcentaje de aprobados es similar al del 2019 (94,48% por un 96,6% del año anterior), y también la nota media final, la que suma los exámenes realizados a mediados de julio y los dos años de bachillerato, es parecida (7,150 de ahora ante un 7,093 de la última).

Quizás el único punto en el que ha habido diferencias notables sea el número de aspirantes que han superado el 9. Han sido 1.028, un 67,4% más que en el 2019, cuando saborearon el excelente un total de 693. A partir de ahí es fácil entrar en el mundo de la hipótesis. Un incremento tan significativo invita a pensar que las pruebas eran más sencillas, que el hecho de poder elegir entre distintas preguntas u opciones de examen ha permitido brillar por encima de lo normal. En cualquier caso, todos ellos recibirán un diploma de la Generalitat conforme en el 2020 estuvieron en la élite de las pruebas de acceso a la universidad. Lo que les depare la vida real, a ellos y a los que han pasado con un 5 pelado, es otro cantar. La media de acceso a la enseñanza superior (expediente de bachillerato sumado a la nota de selectividad) es también la más elevada de los últimos cinco años, con un 7,171. La media del último lustro es de 7,093

¿Mecanismo útil y eficaz?

El número de aprobados ha rebasado por primer vez la cifra de 30.000 alumnos. En números absolutos, 30.838 estudiantes han logrado cruzar el Rubicón estudiantil, 2.642 más que en el 2019. Tal cantidad de postulantes a la universidad invita a pensar que las notas de corte serán, previsiblemente, y ante el crecimiento de la demanda en algunas carreras, más altas. Según el secretario general del Consell Interuniversitari de Catalunya, Lluís Baulenas, estos resultados "avalan un año más que las PAU siguen siendo un mecanismo útil y eficaz para ordenar la admisión en la universidad respetando princiios de igualdad, mérito y capacidad". Para muchos, sin embargo, esta afirmación choca con los nuevos postulados de la enseñanza, abrazados por el propio Departament d'Educació, basados cada vez más en las capacidades y no en los conocimientos, centrados en los proyectos en grupo y no en la obsesión por la nota. En resumen: te forman para que seas 'capaz de' hasta que llega un día en el que te das cuenta que lo que cuenta es 'cúanto sabes de'.