AUGE DEL COVID-19

Fatídica cadena de errores tras el rebrote de Barcelona

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MICHELE CATANZARO

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Barcelona ha pasado de menos de cien casos de covid-19 al día al final del estado de alarma, a más de 500 en la actualidad. Este rebrote ha seguido inmediatamente al de L’Hospitalet y le separa sólo una semana del confinamiento parcial impuesto por otro en el Segriá.

"Es posible que ya haya difusión comunitaria en Barcelona", afirma Carme Borrell, gerente de la Agència de Salut Pública de Barcelona. "Tenemos 33 brotes, de 3 o 4 personas cada uno: estos no explican todos los casos", comenta. Un brote es una serie de al menos tres casos relacionados entre sí. De centenares de casos, se desconoce como se han contagiado, aunque se está investigando.

La situación catalana parece más descontrolada que la de otro brote comunitario aparecido en Galicia. E incluso de la situación más tranquila del cercano Aragón. EL PERIÓDICO ha consultado a tres expertos para hacer el punto sobre lo que puede haber fallado.

Excesiva relajación

De los brotes de la capital, la mayoría han ocurrido en domicilios, explica Borrell. Muy pocos en el trabajo o en las residencias. De hecho, en la actualidad los infectados son jóvenes, al contrario de lo que ocurría en la primera oleada. El 30% son menores de 35 años en Barcelona. "Tras el desconfinamiento, tanto la gente como el Departament de Salut se han relajado", observa Daniel López Codina, investigador de la Universitat Politècnica de Catalunya que monitorea el riesgo de la epidemia. "El virus está presente y era previsible que hubiera rebrotes. Hay que evitar aglomeraciones, especialmente en espacios cerrados", afirma el investigador. "Se han visto aglomeraciones innecesarias sin distanciamiento ni mascarillas, en las cuales se han podido producir contagios", coincide Antoni Sisó, presidente de la Societat Catalana de Medicina Familiar i Comunitària (CAMFiC).

Causas sociales, como en el Segrià

Las condiciones de los temporeros y de los trabajadores de las plantas cárnicas jugaron un papel en el rebrote del Segrià. En el Barcelonès también hay factores sociales, pero distintos. "No estamos hablando de Sant Cugat o Matadepera. Hablamos de una zona de rentas inferiores, pisos hacinados, familias enteras realquiladas", observa Sisó. La alta densidad poblacional del área metropolitana no ayuda. "Un incendio pequeño puede crecer muy rápidamente si hay mucha masa forestal", explica Codina.

El espejismo de la estacionalidad

La comparación irreflexiva con la estacionalidad de la gripe ha jugado una mala pasada. "Los directivos sanitarios nos recomendaron que hiciéramos vacaciones ahora porque se preveía una oleada en otoño. Estamos sufriendo un incremento de casos importantes con un 25% o 30% menos de personal en algunos casos", constata Sisó. El distanciamiento cuenta más que las altas temperaturas para arrinconar al virus.

Falta de liderazgo

A finales de mayo, el secretario de salud pública Joan Guix dimitió, sin que se reemplazara hasta hoy. Desde entonces, le han seguido otros dos cargos de Salut. "Hace dos meses que no tenemos cap de colla. Un liderazgo fuerte habría ido bien", observa Sisó. Según el médico, la administración no ha sabido enviar mensajes adecuados para generar consciencia social del virus.

Vigilancia insuficiente

"En Lleida se actuó más tarde de lo que tocaba", afirma Codina. “La percepción es que el rastreo no funciona. Los contactos se llaman por teléfono hasta una semana después de detectar un caso", coincide Sisó. El médico reclama rastreadores mejor conectados con la atención primaria. "Creo que si le preguntàramos al Departament quien se está ocupando de cada cosa, ni ellos sabrían contestar", constata. Borrell afirma que los circuitos de rastreo se tienen que engrasar mejor. Pero también alerta de que es fácil perder el hilo de una infección que se contagia entre asintómaticos. También destaca que el Govern ha reforzado las unidades de vigilancia epidemiológica.

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Sanidad recortada

Los recortes a la sanidad de la última década han golpeado especialmente a la salud pública y a la atención primaria, sectores fundamentales en una epidemia, observa Codina. La atención primaria está llevando la mayor parte de las diagnosis de covid-19 en este momento, según datos de Sisó. Borrell coincide en que el descuido de la salud pública pasa factura.

Y ahora ¿qué?

"Cuando pierdes el seguimiento de los casos y pasas a transmisión comunitaria, es difícil volver atrás", constata Codina, que sin embargo espera que la situación esté más controlada en el Barcelonès que en el Segrià, porque se ha actuado más rápidamente. Borrell confía en que la oficina técnica creada por el Ayuntamiento para coordinar todos los actores implicados optimice el rastreo. Sisó entrevé que pronto la infección volverá a los mayores. "Dentro de diez días los hospitales podrían estar en una situación tensa", afirma. "La gente ve que la cosa va en serio. Si cumple, es posible que no vaya a más", concluye.

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