NUEVA NORMATIVA

La confusión reina en el primer día de mascarillas (todavía más) obligatorias

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zentauroepp54052134 soc200709181957 / JOAN CORTADELLAS

Valentina Raffio

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Primer día con mascarillas (todavía más) obligatorias en Catalunya. En las calles de Barcelona, el cambio de normativa se respira con ciertas dudas y mucha, muchísima confusión. Este jueves por la mañana, a primera hora, son muchos, más que ayer, los que pasean con mascarilla. Parece, pues, que la noticia ha llegado a los hogares. "Yo me he enterado esta mañana. De que si no la llevas puesta te puede caer 100 euros de multa. Pero la verdad es que no tengo claro en qué momentos me la puedo quitar", explica Joana, a punto de coger el metro en calle Girona. "No acabo de entender muy bien a qué viene esto. Pero si hay que hacerlo, se hace. En estos meses lo hemos pasado muy mal y no podemos volver atrás", asevera con resignación la mujer.

Ya en el metro, el silencio del andén queda interrumpido por la conversación de dos hombres que, cómo no, hablan sobre mascarillas. "Un día te dicen que si puedes mantener la distancia no hace falta que la lleves, y al día siguiente dicen lo contrario. Aquí no hay quien se aclare, macho", exclama, indignado, uno de ellos mientras se ajustaba el tapabocas al rostro. El transporte público, en el que confluyen miles de viajeros cada día, es uno de los principales focos de eventuales contagios. Así que allí, donde la obligatoriedad de llevar protección es la misma desde hace meses, apenas hay confusión sobre su uso. Todo el mundo la lleva. 

La cosa cambia al salir a la calle. En el parque de Carles I, en frente del campus de la Ciutadella de la Universitat Pompeu Fabra, son muchos los estudiantes que aprovechan la sombra de los árboles para repasar antes de los exámenes de selectividad. Entre ellos, Marta, quien, sentada sola en la hierba, revisa unos apuntes de historia con su mascarilla posada sobre la mochila. "Sé que cuando vaya hacia la clase sí tengo que ponérmela. Pero ahora, que estoy sola y apartada, no veo porqué debería llevarla", explica. A su lado, un grupo de jóvenes escucha la conversación y se apunta para preguntar. "Ah, ¿Qué ha cambiado otra vez? ¿Pero ahora tengo que llevarla siempre, siempre, siempre? ¿También si salgo a pasear solo? ¿Y si voy a tirar la basura? ¿Y si me voy de copas?", preguntan entre risas para aclarar dudas.

Dudas en la calle, debate entre los expertos

Estas mismas dudas son las que se van repitiendo una y otra vez a lo largo de la mañana, mientras este diario ha ido conversando con varios barceloneses sobre la medida, emulada también en Baleares. Y es que la normativa, publicada el miércoles por la noche y aplicable a partir del jueves, establece que el uso de tapabocas es obligatorio aunque se respeten los dos metros de distancia interpersonal. En la vía pública. Al aire libre. En espacios públicos, cerrados y abiertos. En el transporte público. Es decir, siempre. Excepto cuando se haga deporte. Cuando se vaya a comer. O cuando se esté tomando el sol en la playa. O en los casales de verano, ha aclarado la Generalitat esta mañana. Asimismo, tampoco se exigirá su uso a las personas con problemas de salud que puedan empeorar con mascarilla. 

El debate sobre las mascarillas ha creado cierta confusión también dentro de la comunidad científica. El jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital de Vall d'Hebron, Benito Almirante, ha argumentado que "no hay una evidencia científica clara" para obligar al uso constante de mascarillas, tal y como lo establece ahora Catalunya. "No es una medida proporcionada al beneficio", ha comentado el experto. La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su parte, aconseja el uso de estos elementos de protección en momentos específicos en los que sabemos que existe riesgo de infección. Como cuando se entra en contacto con un paciente contagiado. O cuando es imposible mantener una distancia mínima entre personas. Otra cosa sería si, como manifestaron cientos de expertos en una carta abierta publicada hace unos días, si el virus se transmite por el aire. Entonces sí que cabría considerar un uso más estricto.

¿Mascarillas en la playa?

Este debate entre expertos, en las calles se convierte en confusión generalizada. Y muchas dudas. Porque cada país, incluso cada región, aplican una normativa diferente sobre el uso de mascarillas. Así lo corroboran un grupo de amigos italianos que, armados de toalla y pelota, se dirigen hacia la Barceloneta. "Llegamos a Barcelona hace un par de semanas, cuando abrieron las fronteras. No nos da tiempo a aprendernos una norma que ya la han cambiado", comentan en tono burlón. En la playa, tienen claro, no es obligatorio llevarla. ¿Pero y en el paseo marítimo? "Yo paso. Hace mucho calor. Y encima se me quedará la marca de la mascarilla", bromea Marco, uno de los chavales, mientras pasea frente la Platja del Bogatell. En realidad, aclara que no tiene ni idea de si se puede o no. Pero que prefiere esperar una reprimenda que no "llevarla a lo tonto". 

Esta confusión, a veces, choca "con la cabezonería de algunos", reprocha Susana, empleada de una cafetería. "Yo estoy obligada a llevar mascarilla para trabajar, aunque me moleste. Y en el local es obligatorio llevarla puesta. Pero todavía me encuentro a muchos clientes que si les dices algo se enfadan y se van. ¿Qué culpa tengo yo de que estas sean las normas", reflexiona, preocupada. El cambio de normativa, explica, ha calado rápidamente. Este jueves son muchos más los que llevan tapabocas. Otra cosa es que lo hagan bien. "¿Tu te crees que esta mañana he visto a un señor que se ha quitado la mascarilla para toser y luego ha entrado tan tranquilo a desayunar? Así no hay quien se quede tranquilo", comenta Susana.