CRISIS SANITARIA INTERNACIONAL

Así se regula el uso de la mascarilla en el mundo

Pocos países alcanzan el grado de exigencia de la Generalitat al deterninar el uso obligatorio del tapabocas incluso con distancia de seguridad

Estudiantes chinos protegidos con mascarilla, este martes, en Pekín.

Estudiantes chinos protegidos con mascarilla, este martes, en Pekín. / periodico

El Periódico

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La decisión de la Generalitat de establecer la obligatoriedad de llevar mascarillaaunque haya distancia de seguridad ha convertido a Catalunya en una de las zonas del mundo (sino la que más) con la normativa más dura en este ámbito. Estas son las medidas que se aplican en diferentes países del planeta.

China

La tradicional solidaridad asiática

China carece de una normativa uniforme sobre el uso de mascarillas. Cada gobierno provincial ha ido modulando su obligatoriedad en función de la gravedad. La normativa ha sido irrelevante en su cumplimiento: en China, como en el resto de Asia, ha sido ubicua  porque se entiende como un elemental gesto de solidaridad que descansa en la premisa de que cualquiera puede ser contagioso.

La mascarilla fue obligatoria tras el encierro de la provincia de Huibei, la más afectada por la pandemia, y la infracción podía conducir a arrestos o multas. También lo fue en Pekín en espacios públicos y lugares de trabajo tras las vacaciones de Año Nuevo. A finales de mayo, tras semanas sin contagios locales y coincidiendo con la víspera de la Asamblea Nacional Popular, fue levantada la obligación. Un brote posterior nacido en un mercado de abastos la ha devuelto. La capital, aún en fase de alerta, obliga a usarla en supermercados, centros comerciales y transporte público.

Zhang Boli, el médico al frente de la respuesta nacional contra el coronavirus, aclaraba semanas atrás que la contención de la epidemia no tenía que jubilar el uso de la mascarilla y que esta debería integrar la “nueva normalidad” al menos durante un año más. ADRIÁN FONCILLAS

Estados Unidos

La laxitud de Trump frente a la realidad de la pandemia

Desde el 3 de abril los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos recomiendan el uso de mascarillas pero nunca la agencia federal ni el Gobierno de Donald Trump, un presidente que hasta ahora se ha negado a llevarla en público, han creado un mandato oficial imponiendo su uso. Así, determinar la obligatoriedad de la máscara, que durante meses se ha convertido en un símbolo de la polarización política (con los conservadores reacios a usarla), ha quedado en manos de los estados.

Aunque 23 estados tienen requerimientos laxos y en cuatro (Iowa, Montana, Wisconsin y Dakota del Sur) no hay ninguno, en otros 23 de los 50 estados, así como en DC y en Puerto Rico, se ha impuesto el uso de las mascarillas, con variaciones de las obligaciones dependiendo de cada territorio. El denominador común es tener que usarlas en público, y especialmente en interiores, siempre que el distanciamiento social no sea posible.

Los últimos en adoptar la medida han sido este lunes West Virginia y la semana pasada Tejas, dos estados gobernados por republicanos, última muestra de la conciencia cada vez mayor entre líderes conservadores de la importancia de despolitizar la mascarilla. “Sé en mi corazón que si no lo hacemos obligatorio vamos a tener un funeral tras otro”, dijo el gobernador de West Virginia, Jim Justice, tras adoptar la decisión a la que hasta ahora se había estado resistiendo.

Aunque Trump dijo la semana pasada estar "absolutamente a favor de las máscaras", por ahora desoye las cada vez más crecientes reclamaciones desde su propio partido de liderar con el ejemplo. IDOYA NOAIN

Reino Unido

Obligatoriedad en transportes y espacios sensibles

En Inglaterra y Escocia es obligatorio el uso de mascarillas en el transporte público. En Inglaterra lo es también en hospitales para el personal y los visitantes. En Escocia es obligatorio llevar tapabocas en tiendas hasta el 10 de julio. En Gales e Irlanda del Norte se recomienda el uso en similares circunstancias, pero no es obligatorio. BEGOÑA ARCE

Turquía

Una norma dura con un seguimiento desigual

En Turquía, donde los nuevos casos diarios aún están por encima de los 1.000, el uso de mascarillas es obligatorio en la gran mayoría del país. Bajo cualquier circunstancia, cuando una persona sale de su casa, debe en todo momento llevar la mascarilla puesta. Y debe llevarla bien: la policía ha establecido multas que van desde 3.000 liras turcas (380 euros) a 900 liras turcas (115 euros) para las personas que o no lleven mascarilla o la lleven mal puesta.

Sin embargo, las multas o no se han implantado realmente o no han conseguido su objetivo del todo: muchísima gente por la calle lleva las mascarillas o en la barbilla o, sí las lucen, pero no del todo bien: debajo de la nariz. Y, aunque gracias a estas restricciones, los números no se incrementan, tampoco se reducen. Cuando, el 1 de julio, Erdogan decretó la desescalada general, los nuevos casos diarios estaban en 700. Dos semanas después llegaron a los 1.500 y ahora están en los 1.100. La duda es qué pasará ahora: el Gobierno turco lucha para que la UE elimine las restricciones de viaje y los turistas europeos puedan venir. ADRIÀ ROCHA CUTILLER

Alemania

Consenso preventivo entre los estados regionales 

En Alemania, las normas de uso de la mascarilla protectora dependen de cada uno de los 16 estados federados. Así lo establece el orden administrativo de la República Federal. Pese a que las diferentes visiones al respecto han generado roces entre el gobierno federal liderado por Angela Merkel y algunos de los ejecutivos regionales de diverso color político, los intentos tienden hacia el consenso desde el inicio de la pandemia. 

Esta misma semana, los ministros de Sanidad de los estados regionales --bajo la coordinación del ministro federal de Sanidad, el democristiano Jens Spah- – acordaron prolongar de forma indefinida el uso obligatorio de la mascarilla en comercios para frenar una segunda ola de contagios. Previamente, el ministro de Economía (CDU) de Mecklenburg-Vorpommern –un estado con un importante sector turístico– había especulado sobre una eliminación del uso obligatorio de la mascarilla, extremo por el que cosechó fuertes críticas. ANDREU JEREZ

América Latina

La gravedad obliga a endurecer las reglas de seguridad

América Latina se acerca a los tres millones de contagios de covid-19. Los países del sur deben atravesar todavía el invierno y una fase más aguda de la propagación del virus. Los estados que incorporaron las mascarillas antes de alcanzar tasas moderadas de infección han tenido mejores resultados frente al avance de  la pandemia.

Los argentinos han acatado inmediatamente la obligatoriedad de su uso en los lugares públicos, lo mismo que las medidas de distanciamiento social. La cantidad de casos positivos roza los 81.000.

El Gobierno chileno se vio obligado a redoblar los rigores en el espacio público después de que saltó la ola de contagios, actualmente cerca de los 300.000. No se puede salir a la calle sin tapabocas. Lo mismo sucede en México en medio de la puesta en marcha del llamado Plan Gradual hacia la Nueva Normalidad y a pesar de los caso 300.000 infectados.

Venezuela se encuentra esta semana bajo los límites de una “cuarentena radical” que obliga a utilizar las mascarillas fuera de las casas. La protección también se ha vuelto un imperativo en Colombia. El Gobierno peruano decidió confeccionar 10 millones de protectores faciales para repartir a los usuarios de los buses públicos. Perú tiene más de 300.000 contagios. El alto nivel de informalidad laboral ha obligado a gran parte de su población a salir a la calle.

Brasil no solo se diferencia de sus vecinos por el alto grado de casos positivos (1,6 millones) sino por las decisiones Jair Bolsonaro en materia sanitaria. El presidente, que ha dado positivo, ha vetado el uso de máscaras en comercios, iglesias, escuelas e incluso cárceles. Solo deben llevarse en "autobuses, aviones o buques colectivos". ABEL GILBERT

Bélgica

Uso generalizado si no se puede respetar la distancia

Al igual que en otros países, el uso de mascarillas también se ha generalizado en Bélgica. Desde el pasado 4  de mayo, todas las personas de más de 12 años que utilicen el transporte público (autobús, tranvía, metro y tren) están obligadas a cubrirse la boca y la nariz, incluido en las estaciones, paradas y aeropuerto. La única excepción es el conductor,siempre y cuando esté aislado en la cabina.

También se requiere su uso en oficinas y otros lugares de trabajo si no es posible respetar la distancia de metro y medio respecto al resto de empleados así como en cualquier actividad de cara al público donde el contacto físico sea inevitable, como peluquerías o salones de belleza. Es asimismo obligatoria en los mercadillos y en determinadas zonas comerciales. En el resto de los casos, las autoridades belgas recomiendan su uso, especialmente en comercios y supermercados, pero no es obligatorio. En caso de incumplimiento, la sanción es de 250 euros. SILVIA MARTÍNEZ

Italia

La mayoría desoye las recomendaciones de las autoridades

Las mascarillas son repetidamente aconsejadas por todas las autoridades sanitarias y políticas durante este período de vuelta a la nueva normalidad, aunque la mayoría de las personas, sobretodo los jóvenes, no las usan. Sucede en las playas, en las plazas y en los bares de la movida de las capitales.

Las autoridades regionales de varias autonomías –que tienen transferidas las competencias sanitarias-- están aprobando nuevas normas que endurecen las anteriores, tanto sobre el uso de mascarillas como en el posible tratamiento sanitario obligatorio de los contagiados.

Legalmente, la única obligación es su uso en el interior de los locales cuando no se pueda asegurar la debida distancia, porque por ejemplo se trata de ambientes reducidos. En la realidad, en los interiores los italianos las usan siempre, se trate de un súper, un centro comercial, un zapatero o un bar. De otro modo es el titular del establecimiento quien lo impone.

Ese quita y pon, produce la escena callejera recurrente de que los ciudadanos llevan las mascarillas bajadas hasta el cuello o colgadas de la mano. Si uno se cruza con ellos sin llevarla puesta, se las colocan por unos segundos. ROSSEND DOMÈNECH

Francia

Uso obligatorio solo en transportes, museos  y adultos en escuelas

Salvo para determinados profesionales o para entrar en algunos sitios, la mascarilla no es obligatoria en Francia y su uso es solo una recomendación que poca gente sigue. No se puede subir a la Torre Eiffel o entrar en el Louvre sin ella y los camareros deberían llevarla, aunque en París lo normal es verlos sin mascarilla porque, como en las panaderías o en las tiendas de alimentación, la decisión es del dueño del local, así que la situación varía mucho.

De momento, solo en el <strong>transporte público, </strong>los trenes, aviones, barcos, aeropuertos y estaciones impiden la entrada sin mascarilla, obligatoria a partir de los once años. En los colegios lo es para profesores y personal no docente si no se puede mantener la distancia social y para quienes visiten a un familiar en un geriátrico. EVA CANTÓN

Rusia

Realidades epidemiológicas muy variadas

El uso de la máscara en Rusia, como casi todo lo relacionado con la epidemia del covid-19, es una competencia de las regiones. Siendo el país más extenso del mundo, en su territorio conviven realidades epidemiológicas muy diferentes y son los gobiernos regionales los que fijan su uso. Mientras en Moscú el número de casos está remitiendo, en el lejano Territorio de Zabaikal, la epidemia no ha hecho más que comenzar.

En Moscú, la obligación de llevar una máscara en lugares como supermercados o en el mismo metro se aplica con una enorme ligereza y dependiendo siempre del funcionario de turno. Pese a que en las pantallas de los convoyes se informa de las sanciones que aplican ciertos países a la gente que viaja sin mascarilla, es frecuente ver a pasajeros sin ella. En los supermercados, algunas cajeras se niegan en redondo a tratar con clientes sin máscara, pero no es lo habitual.   MARC MARGINEDAS

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