TRABAJADORES EN CONDICIONES INSALUBRES

El rebrote de coronavirus en Lleida hace aflorar una grave crisis social

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Beatriz Pérez / Daniel G. Sastre

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El brote de coronavirus en Lleida ha hecho aflorar una crisis social que existe en la comarca del Segrià desde hace años y a la que, hasta ahora, se había hecho caso omiso: las condiciones insalubres en las que malviven parte de los temporeros que trabajan en la zona, que se desplazan para trabajar en la cosecha de fruta. Mantener las medidas preventivas cuando las condiciones de vida son tan precarias resulta prácticamente imposible. Como consecuencia, el Segrià es, hoy por hoy, el punto caliente del coronavirus en toda Catalunya y la 'consellera' de Salut, Alba Vergés, ha reconocido este domingo que el confinamiento 'sine die' anunciado el sábado podría durar más de dos semanas. Se trata de una decisión criticada por algunos alcaldes del Segrià, como la de Aitona, Rosa Pujol, quien ha lamentado que el viernes se dijera una cosa y el sábado se hiciera otra. También el alcalde de Lleida, Miquel Pueyo, ha mostradosu malestar por cómo se decidió una medida de tanto impacto para la ciudad y su comarca.

"La infección de coronavirus es la de la pobreza y de la miseria. Los pobres están más afectados. En Barcelona, Nou Barris fue el distrito más afectado y Sant Gervasi, el que menos", señala el Jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Vall d'Hebron, Benito Almirante. Una parte de los temporeros que llegan a Lleida para la campaña agraria trabajan sin contrato laboral, viven hacinados en barracones o directamente en la calle. No pueden pedir una baja laboral para realizar un aislamiento estricto. Muchos rehúyen, por miedo, los controles sanitarios porque ello supondría, por ejemplo, perder su empleo por precario que este sea. 

"Esta crisis no solo necesita soluciones sanitarias, sino también sociales", defienden los expertos

Por eso no es gratuito que los brotes que están teniendo lugar en Lleida se produzcan, principalmente, entre este colectivo. Son personas jóvenes, que pasan la enfermedad de manera leve, pero que no obstante contribuyen a la diseminación del virus. "La responsabilidad no es de ellas, sino de quienes permiten estas condiciones laborales y sociales. Esta crisis no solo necesita soluciones sanitarias, sino también sociales", añade Almirante. Si en marzo y abril, el coronavirus puso de manifiesto las consecuencias de años de recortes sanitarios, ahora está sacando a la luz otra realidad: "una auténtica crisis social" en España, en palabras del infectólogo.

En opinión de Almirante, las empresas y los payeses solo deberían contratar a trabajadores a las que la Administración pudiera habilitar una vivienda adecuada. "Son personas que se mueven de unos pueblos a otros. El confinamiento busca evitar esta movilidad. Pero es difícil controlar a esta población", dice. Sin embargo, para él, no hay "en absoluto" un riesgo de que el virus se extienda por toda Catalunya, precisamente porque este colectivo se mueve por una zona determinada, no por todo el territorio. "Y hay otro dato a favor: la temporada de la fruta es limitada", añade.

La gerente de la región sanitaria de Lleida, Divina Farreny, asegura que Salut llevaba tiempo preparando la "campaña de la fruta" porque consideraba que podía comportar "riesgo". "Elaboramos un documento de recomendaciones sanitarias para las empresas. Y habilitamos dispositivos, como casas de colonias y hoteles para alojar a personas que no puedan realizar el aislamiento", cuenta. Farreny también pide más "intervención comunitaria" con equipos de trabajadores sociales que se comuniquen bien con el colectivo. Y advierte de que, aunque la temporada de la fruta en el Segrià ya está a punto de acabar, en agosto será la de la manzana en el Pla d'Urgell y Girona, y la vendimia en otoño.

Crisis política entre JxCat y ERC

Pero, además, a la crisis sanitaria y social en Lleida se une también la política. El rebrote ha visibilizado, aún más, el distanciamiento entre JxCat y ERC. En un primer momento, el alcalde de la ciudad, el republicano Miquel Pueyo, se quejó ayer en Rac-1 de que el 'president' Quim Torra no le llamó para comunicarle el confinamiento, sino que lo hizo el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès. Torra lo llamó después, por la tarde, y Pueyo le agradeció el gesto. Por su parte, la exdiputada de CiU y exconcejala en Lleida Marta Alòs contestó que no le interesan "las peleas entre partidos", y puso el foco en los temporeros.

Tras acusar a la 'consellera' Vergès, también de ERC, de "rehuir" la palabra 'temporeros', la exdiputada acusó al Estado de "esquivar su responsabilidad de controlar los flujos de gente sin papeles". "tenemos a 2.000 personas durmiendo en la calle. Nos dijeron que Lleida era un territorio racista y ese no es el tema", aseguró. Poco después, puso en duda que los temporeros sigan las recomendaciones higiénicas: "Lavarse las manos, llevar mascarilla… Eso lo seguirá quien pueda, no quien su principal objetivo es sobrevivir. Tiene que haber un control de la población hasta que salga una vacuna".

"Yo he visto descargar a gente de camiones que venían de Granada, como mercancía. No se trata de estigmatizar, sino de hablar del problema objetivamente. Esta gente que es bajada de camiones como ganado son víctimas de un sistema, pero eso no lo tiene que pagar un territorio. Hay que saberlo gestionar. Llevar a esta gente a hoteles o pabellones supone una carga económica brutal para un territorio en cuestión", aseguró Alòs.