One too many

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banderaarcoiris / Pablo Blázquez

CATALINA PERAZZO. DIRECTORA DE SENSIBILIZACIÓN Y POLÍTICAS DE INFANCIA DE SAVE THE CHILDREN

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Cuando se produce un acto violento, enseguida queremos saber el porqué, se lo preguntamos, por ejemplo, a los niños y niñas cuando se pelean. Incluso sabiendo que no hay ninguna buena razón para la violencia, lo preguntamos y luego añadimos que no debe hacerse por razón alguna. Y es así, desde pequeños debemos comprender que la violencia contra la infancia Sobre todo, cuando quien la ejerce es una persona adulta. Sin embargo, preguntarnos por qué nos ayuda a conocer la realidad a la que nos enfrentamos. De ahí que las pocas investigaciones o datos que hay nos ofrezcan información sobre las razones detrás de los casos de violencia que se conocen. Así, por ejemplo, un estudio de Save the Children revelaba que un 3,2% de las víctimas de acoso y un 4,2% de las que han sufrido ciberacoso consideran que han sido víctimas debido a su orientación sexual, o que un 5,1% y un 5% declaran que el motivo fue su color de piel, cultura o religión.

Según el Informe sobre delitos de odio del Ministerio del Interior de 2018, la principal motivación de agresión a personas menores de edad es la orientación sexual y la identidad de género, casi la mitad del total de denuncias (23 de 41). Como sabemos, la violencia todavía es una realidad invisibilizada y la mayoría de casos no se notifican, por lo que es únicamente la punta del iceberg. La infancia y adolescencia LGTBI también sufre discriminación y violencia específicamente por ello.

Estamos hablando de un número de casos que en números absolutos no llama la atención. En un mundo globalizado la percepción de las proporciones es muy distinta, especialmente ahora en un contexto de pandemia en que las cifras que escuchamos superan los cientos de miles. Por eso he querido echar mano de la expresión del inglés, “one too many”, usada para referirse a situaciones en las que hay un “pequeño exceso” de algo. Cuando sólo uno ya son demasiados, podríamos decir. Si la aplicamos a la esfera de la violencia contra la infancia y la adolescencia, el significado es claro: un solo caso de violencia contra un niño, niña o adolescente está de más. La punta del iceberg ya debe alarmarnos.

La identidad empieza a construirse en la infanciaEl desarrollo pleno y libre de cada niño, niña y adolescente como sujetos de derechos pasa por un respeto a su dignidad como personas.

Todos los niños, niñas y adolescentes, con todas sus características e identidad tienen derecho a ser protegidos frente a todas las formas de violencia que les puedan llegar a afectar. Para ello, es necesario conocer qué factores y causas son relevantes cuando un niño o niña sufre violencia. Solo así, los niños y las niñas podrán contar con un entorno que sea respetuoso con la vida y dignidad humana, para que puedan desarrollarse de forma libre y plena.

Si como sociedad nos hacemos conscientes de que la violencia contra la infancia y la adolescencia no se debe tolerar, sólo entonces avanzaremos realmente hacia su erradicación. Campañas que conciencien, datos y estadísticas para conocer la realidad, pero también formación para profesionales, herramientas y acompañamiento a las familias y educación, información y mecanismos de verdadera escucha para niños, niñas y adolescentes. Garantías para que la infancia y la adolescencia sean parte y participen desde una educación en la diversidad y la igualdad. Debemos actuar antes de que se produzca la violencia, crear una sociedad que respete la dignidad de las personas. Debemos poner los medios que sean necesarios para que la infancia y la adolescencia vivan en un espacio libre de violencia. Debemos promover que la persona viva y se desarrolle libre.

Nunca habrá buenas razones para la violencia, todo son excusas, pero podemos decir que son especialmente malas las razones que atentan contra la dignidad de las personas. Y esto ocurre cuando se actúa desde el desprecio hacia otro ser humano, por el simple hecho de ser diferente. No eduquemos en el odio, si no en el respeto y en la libertad. Eduquemos en el orgullo de ser, porque sólo un niño agredido por lo que siente ya son demasiados niños. One too many