"Nadie se separa de su madre, nadie, salvo que la vida te obligue"

día refugiado save the children

día refugiado save the children / Pablo Blázquez

MIREIA RECASENS LAMUÀ. SAVE THE CHILDREN

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Cada día, niños, niñas y adolescentes se ven obligados a desplazarse a otros países por distintos motivos: violencia y persecuciones por motivos de género u orientación sexual, conflictos armados, catástrofes medioambientales, terrorismo. Algunos acompañados de sus familias, pero muchos otros lo hacen completamente solos.

La infancia que vive procesos migratorios se ve expuesta a multitud de peligros que ponen en riesgo su vida. Abandonar repentinamente sus hogares, perder a seres queridos o ser testigos de múltiples situaciones de violencia son experiencias que marcan el desarrollo emocional de estos niños, niñas y adolescentes para siempre. “Nadie abandona su hogar porque sí, nadie se separa de su madre, nadie, salvo que la vida te obligue”, dice una chica migrante de 14 años a los profesionales de Save the Children en Almería.

Aun así, son muchos los menores que se encuentran con problemas para acceder al sistema de acogida. En ocasiones, el personal de los centros de protección no dispone de la formación necesaria para entender que las circunstancias por las que estas niñas y niños huyeron de sus países les convierten en sujetos prioritarios de protección internacional. Por eso, es tan necesario aprobar una nueva Ley de Asilo con enfoque de infancia, que asegure la protección y acogida de los niños y niñas refugiados en España. Además, los menores que han conseguido llegar a Ceuta y Melilla con sus familias deben acceder al sistema de acogida peninsular en igualdad de condiciones y con la mayor brevedad posible.

Lo cierto es que después de todas estas vivencias, estos niños necesitan contar con un equipo de profesionales especializados que les acompañe durante todo el procedimiento y que puedan contar con servicios para superar estas experiencias que han condicionado su desarrollo personal y su bienestar psicosocial. Estos profesionales especializados son un elemento clave para que los niños y las niñas puedan afrontar y asimilar estas vivencias traumáticas.

“Nos despertábamos todos los días a las cuatro de la mañana para escondernos de la policía. Siempre llegaban cuando estábamos durmiendo. Eran siempre hombres, portaban armas y eran muy violentos”, explica una niña de 8 años que ha llegado con su madre y sus tres hermanas a España. “Nos robaban nuestras cosas y la comida que tanto le costaba a mi madre conseguir. A veces, nos pegaban y nos amenazaban con quemarnos porque decían que estaban hartos de ayudarnos. En el mar, cuando estábamos en la barca, pasé mucho miedo, pero también mucha felicidad de dejar Marruecos atrás”, cuenta esta menor a los profesionales de Save the Children. “Quiero ser maestra. Mi madre dice que siempre quiero saberlo todo y que eso me ayudará a conseguir mis sueños”, dice.

Son testimonios de nuestros programas de intervención en Andalucía, Melilla y Catalunya donde el año pasado atendimos a más 3.700 niños y niñas solicitantes de asilo y migrantes, alrededor del 25% del total de los menores no acompañados en el conjunto del Estado. En todos los espacios donde trabajamos vemos la invisibilidad de la infancia y la adolescencia refugiada y de las enormes dificultades a las que se enfrentan para pedir asilo, situación que también se refleja en las cifras oficiales: en 2018, solo 75 menores de edad pudieron formalizar su solicitud de asilo en España, menos del 1% del total. Una cifra que queremos poner encima de la mesa este 20 de junio, Día Mundial de las Personas Refugiadas, para que nos demos cuenta de cuál es la situación de estos menores.

En Save the Children trabajamos en la frontera internacional de Beni Enzar entre Melilla y Marruecos, donde el año pasado atendimos a 798 menores solicitantes de asilo y migrantes, y a sus familias. Lo hacemos colaborando con la Policía de Asilo para intentar agilizar al máximo posible los trámites de las peticiones de asilo. También tenemos presencia en Algeciras, donde en 2019 nos convertimos en la primera organización de la provincia de Cádiz en facilitar la identificación de víctimas de trata, en colaboración con el Cuerpo Nacional de Policía. El año pasado atendimos a 1.809 menores migrantes y refugiados llegados por vía marítima, cubriendo alrededor del 70% de las llegadas a los puntos críticos de las costas andaluzas. Además, contamos también con un equipo especializado en protección y educación social en los centros de acogida de urgencia de Barcelona y Tarragona, equipo que en 2019 acompañó a 306 niños y niñas.