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150 millones para reducir este verano la brecha educativa entre alumnos ricos y pobres

Un grupo de niños participan en una actividad durante un campamento de verano

Un grupo de niños participan en una actividad durante un campamento de verano / periodico

María Jesús Ibáñez

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La alarmante brecha educativa que deja la crisis del coronavirus en Catalunya (más profunda si cabe que lo que ya era antes del estado de alarma y el cierre de escuelas) podría paliarse este verano, en cierta medida, si administraciones, escuelas y 'casals' se ponen la pilas y garantizan al menos 80 horas de programas educativos para "fortalecer el aprendizaje de niños y adolescentes vulnerables". Son los cálculos que ha hecho la fundación Jaume Bofill, especializada en asuntos educativos, que estima que un plan de choque de esta envergadura precisaría de una partida de unos 150 millones de euros, o lo que es lo mismo, un mínimo de 500 euros por menor atendido. 

"Está demostrado que un verano en el que se realizan actividades educativas mejora el aprendizaje y la reconexión de los alumnos socialmente más desfavorecidos con la escuela", ha reflexionado Ismael Palacín, director de la Bofill. Y este año, ha subrayado Palacín, esta reconexión es "especialmente necesaria".

Por eso la entidad ha presentado este lunes un informe que contiene siete medidas "muy concretas, articulables en un plazo determinado para garantizar este verano suficientes actividades formativas para todos los niños", ha indicado Palacín, que ha detallado que la fundación, a través de indicadores como las becas de comedor y las becas de material escolar, ha detectado que en torno a 300.000 los niños menores de 16 años que están en situación de riesgo de pobreza.

La crisis del coronavirus ha implicado que muchos estudiantes con dificultades económicas en casa hayan dejado olvidadas prácticamente las clases, simplemente porque no tienen manera de conectarse a las clases on line que han ofrecido las escuelas. A eso se añade otro factor, ha alertado el director de la fundación Bofill: el alumnado en situación de vulnerabilidad puede tener "una pérdida del aprendizaje este verano equivalente a entre cuatro y seis meses de escolarización".

De ahí que Palacín haya pedido incrementar las becas para garantizar que mínimo el 60% del alumnado acceda a las actividades municipales de verano, así como alargar el plazo de inscripción y agilizar el proceso de concesión de ayudas, entre otros.

Chicos desatendidos

Palacín ha lamentado, asimismo, el liderazgo político "ambiguo" durante este periodo, que ha tendo desconcertados a docentes y familias. La entidad ya explicó hace unas semanas su propuesta de verano que incluía actividades muy vinculadas con el ámbito escuela para hacer frente a la pérdida de aprendizajes que podía implicar el cierre presencial de las escuelas.

"Ha habido un tema de financiación pero no ha sido este el principal ... ha habido mucha lentitud, mucha ambigüedad, dilación", ha dicho Palacín. Y ha añadido que el sistema estaba "poco preparado" y que se ha vivido una situación de "desconcierto, de sálvese quien pueda y no priorización de la educación".

Palacín ha afirmado que fue "sintomático" que tanto el Ministerio de Educación como la'conselleria' dijeran que era muy importante impulsar programas de verano "pero no convocaran siquiera a los ayuntamientos para proponerlos".

También ha habido "mucha diferencia" entre la labor que ha hecho cada centro durante el confinamiento, ha lamentado, y ha criticado que aunque había diferentes propuestas para implantar un plan de choque educativo en verano, no se haya habido hasta ahora propuestas.