OLEADA INSÓLITA

La pandemia dispara el padrón en la Costa Brava y la Cerdanya

Los municipios lo atribuyen en parte a las solicitudes de personas que tienen segundas residencias

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ACN

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El empadronamiento en municipios costeros y de montaña se ha disparado durante los meses de confinamiento. Personas que tienen sus segundas residencias o que vivían en pueblos donde no estaban empadronados han aumentado la estadística en lugares de la costa como Castell-Platja d’Aro, Torredembarra, El Vendrell, Bolvir o Ametlla de Mar. El fenómeno es especialmente notorio en los municipios de la Costa Brava.

Un buen ejemplo es Castell-Platja d’Aro (Baix Empordà), donde se han registrado más de 250 nuevos empadronamientos en los últimos dos meses, la gran mayoría de vecinos que tienen su segunda residencia en esta localidad y que trabajan en Barcelona o su área metropolitana. Su alcalde, Maurici Jiménez, dice que "están sorprendidos" y lo vincula a la polémica que tuvo lugar al día siguiente de la declaratoria del estado de alarma, cuando centenares de propietarios de segundas residencias se desplazaron al municipio para pasar allí el confinamiento.

Palafrugell, Cadaqués...

Otras localidades del litoral de Girona donde también se ha registrado un aumento de los empadronamientos son Callella de Palafrugell, Cadaqués o el Port de la Selva. En Calella, la Oficina d'Atenció al Ciutadà recibió más de 200 llamadas en dos meses de personas que querían empadronarse por vía telemática. Sin embargo, el ayuntamiento solo permite hacer el trámite de forma presencial, y allí dan por sentado que muchos dejaron de desplazarse por miedo a los controles de carretera de los Mossos. En el Port de la Selva, la mayoría de los nuevos empadronamientos corresponden a ciudadanos franceses que ya vivían en el pueblo.

Otro caso elocuente, más allá de la Costa Brava, es el de Torredembarra (Tarragonès), donde el incremento de los empadronamientos se cifra en un 30% (97 altas en mayo, desde que los despachos municipales volvieron a abrir tras la entrada de la localidad en la fase 1). La mayoría corresponden a personas que ya vivían en el municipio. "Ha habido una regularización de mucha gente que hasta ahora no se había preocupado y que ahora ha visto la necesidad de hacerlo por cuestiones relacionadas con la movilidad y por las ayudas a que puedan acogerse a posteriori por el covid-19", dice el alcalde, Eduard Rovira.

Moverse libremente

Otro municipio que también ha notado el fenómeno es El Vendrell, donde se ha producido un aumento del 10% de los registros en los núcleos de playa (Sant Salvador, Coma-ruga y el Francàs). "Hay mucha gente que trabaja en Barcelona y que han tenido que regularizar su situación para poder moverse libremente por motivos de trabajo", declaró el concejal Baltasar Santos, que descarta un masivo caso de picaresca. En el cercano municipio de Cubelles han detectado algo similar.

También ha ocurrido en algunos pueblos de montaña, sobre todo en la Cerdanya. En Bolvir, un municipio del Alt Pirineu han registrado un aumento de una veintena de empadronados que ha hecho aproximarse la cifra total de habitantes a 400; el alcalde, Isidre Chia, lo achaca a familias que tienen su segunda residencia en el municipio y que se han trasladado en busca de mejores condiciones de vida para enfrentar la pandemia. En Guils de la Cerdanya, un municipio de medio millar de habitantes, se han registrado una decena de nuevos empadronados, pero las autoridades no se atreven a explicar los motivos del repunte.

Interior de Girona

Pueblos interiores de Girona como Monells, donde hay numerosas segundas residencias, han asistido también a un incremento de los empadronamientos. En esta localidad del Baix Empordà que comparte ayuntamiento con Cruïlles y Sant Sadurní de d’Heura han pasado de los 1.300 empadronados por primera vez. Su alcalde, Dani Encinas, dice que han recibido una treintena de peticiones, cuando normalmente tienen una o dos al mes.