FUTURO INCIERTO

Nadie arranca la feria

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zentauroepp53558804 feriantes200528132847 / Miguel Lorenzo

Nacho Herrero

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Su imagen está ligada a la alegría, a las fiestas del pueblo, a las tardes de verano. Una noria mediana, un tiovivo renqueante, algo de algodón de azúcar y unas palomitas no mucho más crujientes, siguen siendo una combinación ganadora para los niños y si hay coches de choques y camas elásticas la franja de edad da un salto, o dos. Los modernos parques de atracciones envejecieron a la bruja del tren y quitaron brillo a los premios de la tómbola pero no pudieron con ellos. Ha sido la pandemia del coronavirus la que mantiene apagadas las ferias y nadie dice cómo hay que volverlas a poner en marcha.

Unas treinta mil familias viven directamente de ellas, cinco mil en Catalunya, una de las zonas junto con Andalucía y Madrid en la que el sector tiene más arraigo. Lo explica Marcos Orús, feriante de cuarta generación y que cada año, de abril a octubre recorre Catalunya con sus atracciones. Su sensación es que son "los grandes olvidados" en esta desescalada.

"Van abriendo terrazas, playas y chiringuitos y nosotros no estamos contemplados en ninguna de las tres fases. Nos hemos dirigido al Gobierno central, a los autonómicos y a los ayuntamientos preguntando por las condiciones que debemos cumplir y el calendario y sólo nos hablan de las ayudas a los autónomos y de los préstamos del ICO" lamenta el también presidente del Gremio de Industriales Feriantes de Barcelona y provincia.

Su sensación es que finalmente serán los consistorios los que tengan que decidir. "Por descarte creemos que serán ellos", aventura, deseoso de tener unas normas que poder cumplir. Sólo hay algo peor que les impongan una normativa estricta y es que no les marquen ninguna, porque supondrá que no montarán.

Ferias sin fiestas

Pero los ayuntamientos tampoco tienen nada claro, ni cuando les  presentan el  protocolo sanitario que han elaborado por su cuenta ya que nadie se lo pide. "Muchos, por seguridad o por solidaridad, han suspendido ya sus fiestas pero hay algunos que nos preguntan si estaríamos dispuestos a montar. Vamos con nuestras medidas pero no nos dicen nada", asegura. Siguen en el aire las de Gràcia o la Mercè de Barcelona a final de verano.

En la Asociación de Industriales Feriantes de Valencia ya dan por perdidas las fiestas populares pero no quieren renunciar al verano. "Contamos con que van a suspender las fiestas, en cada zona lo están afrontando de una manera pero nosotros queremos montar las ferias sin ellas, como si fueran un parque", explica Jose Esteban, su presidente.

Un mazazo

Julio es rumano y lleva más de quince años en España, casi todos como feriante. "Me encanta esta vida", cuenta. Explica con orgullo que es el "encargado" de un 'Pulpo' y que hace su trabajo "con mucho cariño". Ahora lleva tres meses 'confinado' en la caravana en la que vive en la misma parcela en la que se guardan las atracciones.

"Cuando acabó la temporada nos vinimos a la nave para descansar y arreglar algunas cosas y aquí nos hemos quedado", explica. Su jefe le ha seguido pagando "pero, claro, menos que si estuviéramos trabajando". Dice que está bien, "vivo y entero y en la caravana tengo de todo" pero discretamente pregunta por algunas ayudas.

Tanto Orús como Esteban coinciden en que el golpe es durísimo para un sector que lleva tiempo instalado en la zona de bajada de la montaña rusa. "Nos han metido un palo impresionante. Nos hemos quedado parados, sin dinero y desmoralizados", apunta Esteban.

La pandemia les pilló tras llevar parados entre tres y cinco meses, haber afrontado inversiones para el mantenimiento y mejoras de sus atracciones (de comprar alguna nueva en el peor de los casos) y con las maletas hechas para abrir la temporada con la Semana Santa y no parar hasta otoño.

Hay quien enero pagó los seguros de todo el año, quien ha tenido que renovar el alquiler de los solares o de las naves donde tienen las atracciones "y a eso súmale los gastos de casa", señala Orús, que insiste en que "hay familias que no tienen ingresos desde octubre".

"Los que estaban dados de alta de autónomos han podido acogerse a las ayudas y los que tenían dados de alta a los trabajadores a los ERTE pero estamos luchando porque los que estuvieron dados de alta 120 días el año pasado puedan cobrar algo", explica. Tan mal se ha puesto la cosa que el Gremi ha tenido que habilitar sus propias ayudas para los socios "más necesitados".

"Hay personas que lo están pasando muy mal. Llevan tiempo sin ingresar y en el inverno han gastado las cuatro pesetas que tenían en poner a punto las atracciones y cuando íbamos a empezar se ha ido todo al garete", cuenta Esteban.

La crisis ha dado impulso a la creación de una organización estatal con la que esperan poder aumentar su presión a las administraciones para que les digan cómo ponerse en marcha. "Que vuelva la feria es también que vuelva la normalidad", recuerda Orús.

Peúcos para la cama elástica

Entre carta y carta a las distintas administraciones para que les definan su situación, el gremio de feriantes de Barcelona y provincia ha elaborado su propio protocolo sanitario para convencer a los ayuntamientos de la viabilidad de montar las ferias.

Las medidas parten de un estricto control del aforo y de las las básicas mascarillas, guantes, dispensadores de alcohol y mamparas. Pero también incluyen separaciones de un metro y medio dentro de las atracciones (salvo para personas que convivan) y de dos metros en las zonas de espera, a la desinfección "profunda" antes y después de cara jornada y una manual tras cada viaje.

Desde el gremio proponen facilitar la venta de guantes o peúcos de un solo uso para camas elásticas o castillos hinchables. También apuestan porque se arrinconen las tradicionales fichas allá donde sea posible y se sustituyan por otras de papel de un solo uso. Quienes no quieran renunciar deberán desinfectarlas tras cada uso. Todo sea porque vuelva la feria.

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