SAVE THE CHILDREN

Que nadie quede atrás

Covid-19 familias vulnerables Save the Children

Covid-19 familias vulnerables Save the Children / Pedro Armestre

ALICIA IBARRA. SAVE THE CHILDREN

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Los que no tenían nada, lo han perdido todo. La pandemia del coronavirus no solo ha desatado una emergencia sanitaria global sin precedentes, también ha provocado una crisis económica y social que se está cebando –como de costumbre– con los más vulnerables. Hablamos de familias que antes de la llegada de la Covid-19 tenían grandes dificultades para dar una alimentación adecuada a sus hijos e hijas, de trabajadores migrantes que encadenaban varios empleos para llegar a fin de mes o de esas madres solas para las que conciliar era un sueño incumplido. ¿Qué será de todas estas personas ahora?

Antes de la emergencia, 12 millones de personas en España estaban en riesgo de pobreza o exclusión, según el indicador AROPE (At risk of poverty and/or exclusion); de todas ellas, más de 2 millones eran niños y niñas. Aunque aún desconocemos las verdaderas consecuencias de la pandemia, los primeros análisis demuestran que la crisis económica y social del coronavirus ha incrementado enormemente las desigualdades. Solo hay que salir a la calle en los barrios con menos recursos para ver las ya conocidas como “colas del hambre”, en las que cientos de personas esperan de pie cada día para recibir un plato de comida.

“La pobreza siempre ha estado entre nosotros, pero podemos llegar a entenderla y así acabar con ella”, afirmó la Nobel de Economía Esther Duflo al recibir el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales allá por 2015. Y llevaba razón. Si entendemos cómo viven estas familias y cuáles son sus necesidades podremos comprender de qué manera están expuestas a la pobreza y qué medidas son necesarias para erradicarla.

Bajo esta premisa, en Save the Children hemos realizado una encuesta para analizar cómo ha afectado la crisis del coronavirus a las familias españolas, especialmente a las más vulnerables. ¿Cuántas han perdido el empleo? ¿Cuántas se han visto obligadas a pedir alimentos básicos? ¿Cuántos niños y niñas no pueden seguir bien los estudios online porque no disponen de conexión a internet o dispositivos? Los resultados son preocupantes: 4 de cada 10 familias ha perdido el empleo de manera temporal, cerca del 17% ha tenido que pedir ayuda económica a familiares o amigos y casi un 15% ha tenido que pedir alimentos durante el confinamiento. En el caso de las familias vulnerables la crisis se acentúa: 1 de cada 4 ha perdido el empleo de manera permanente y más del 12% no tiene acceso a internet o no tiene buenas condiciones de conectividad, lo que ha hecho más difícil a la infancia de estos hogares continuar con su educación mientras los colegios permanecen cerrados. 

Como casi siempre sucede, también hay vulnerables entre los vulnerables. Es el caso de los hogares de origen migrante, un colectivo que se ha visto enormemente afectado por la emergencia al concentrarse en ocupaciones sin cualificación, en actividades de la economía  informal, en trabajos de temporalidad excesiva o incluso en situaciones de subempleo. Así, la encuesta de Save the Children revela que casi el 30% de estas familias ha perdido su trabajo de manera permanente y más de la mitad ha tenido que retrasar recibos y pagos desde el inicio del estado de alarma. La falta de recursos también se refleja en que aproximadamente el 40% de las familias migrantes ha tenido que pedir ayuda económica a amigos y familiares, o se han visto obligadas pedir alimentos durante el confinamiento, más del doble que en el caso de las familias españolas.

Teniendo en cuenta estos datos podemos suponer que la pandemia funciona como un catalizador, que está aumentando las desigualdades en tiempo récord. Da escalofríos pensar que, si no hacemos nada y la tendencia de crecimiento de la pobreza continúa, viviremos en una sociedad donde 1 de cada 3 niños y niñas será pobre; y que esa pobreza, que se hereda, permanecerá en su entorno y no desaparecerá hasta al menos cuatro generaciones después.

Ahora más que nunca necesitamos erradicar esta lacra social que, debo insistir, ya afectaba a un cuarto de la población española antes de la pandemia. Por todo ello, en Save the Children hemos lanzado la campaña #QueNadieQuedeAtrás Así se lo ha transmitido este viernes nuestro director general Andrés Conde a todas las fuerzas políticas en la Comisión de Reconstrucción del Congreso de los Diputados.

El Gobierno y los partidos políticos deben aprobar medidas con enfoque intergeneracional para evitar que esta emergencia condicione la vida de millones de jóvenes. Se debe garantizar que todas las familias con hijos e hijas a cargo, con especial atención a las madres solas y a aquellas de origen migrante, tengan los ingresos suficientes para cubrir las necesidades mínimas de crianza, bien a través de un Ingreso Mínimo Vital con perspectiva de infancia, o bien con transferencias específicas como la prestación por hijo a cargo (que debe alcanzar los 100 euros al mes). También es fundamental establecer un programa de refuerzo escolar durante el curso para fomentar la vinculación con la escuela y reducir la brecha de aprendizaje entre el alumnado más desfavorecido.

Desde el inicio de la emergencia, organizaciones como Save the Children se han volcado para atender a las familias más vulnerables, lo que ha servido para paliar los efectos de la crisis económica y social. Sin embargo, el Estado debería asumir la responsabilidad de proteger a quienes tienen menos recursos y garantizar que nadie se quede atrás.

La pandemia tiene que ser un punto de inflexión. Las medidas tomadas hasta ahora para luchar contra la pobreza han sido insuficientes y muestra de ello son los millones de personas en España que se encuentran actualmente frente al abismo de la pobreza y la exclusión. Debemos actuar ya para evitar que los niños y las niñas de hoy sean adultos pobres y para que la población joven de hoy, castigados por dos crisis consecutivas, no tengan un futuro peor que el de sus padres y madres.