CAMBIO DE PROTOCOLO POR EL CORONAVIRUS

Se acabó el boca a boca en las playas

El balón resucitador evita el contacto directo con los labios y el aliento de la víctima, pero es un dispositivo que requiere entrenamiento previo

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Olga Pereda

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Este verano no habrá boca a boca en playas ni piscinas. Para salvar la vida de una persona y reanimarla cardiopulmonarmente, los socorristas realizarán compresiones en el pecho pero no insuflarán oxígeno a la víctima. Al menos, no con su boca. El plan B es el llamado balón de resucitación, un dispositivo autohinchable con el que disparar aire a través de una mascarilla. Sin embargo, su uso requiere un profundo entrenamiento. Y no todos los socorristas lo tienen.

El coronavirus ha pegado un revolcón a la vida diaria. Y sus tentáculos alcanzan también al rescate en el agua. La Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS) acaba de elaborar un extenso documento sobre los auxilios en plena pandemia. El informe abarca todo, desde la atención a un niño al que le ha picado una medusa hasta cómo reanimar a una persona que ha perdido la consciencia en el mar o en la piscina.

440 ahogados el año pasado

Francisco Cano, director de Prevención y Seguridad de la RFESS, alerta sobre la falta de normativa oficial por parte de las administraciones y la incertidumbre con la que muchos profesionales de la vigilancia afrontan la temporada de baño. De ahí que la federación haya elaborado un documento -no vinculante- con el que pretende despejar dudas. "El turismo es fundamental para la economía del país, pero dentro de nada la mayoría de playas estarán abiertas y las administraciones siguen sin darnos normas específicas. Y deberían ser de ámbito nacional porque si no cada uno va por su lado", advierte tras recordar que, según sus estadísticas, el año pasado fallecieron en España 440 personas en espacios acuáticos. Desde el 1 de enero del 2020 hasta el 30 de abril, el número de víctimas mortales fue de 52. Desde que se alivió el confinamiento, el agua ya se ha tragado la vida de ocho personas.

"El balón resucitador requiere entrenamiento previo. Si se pierde aire, se pierde tiempo. Y no hay un segundo que derrochar"

Francisco Cano

— Director de Prevención y Seguridad de la Federación de Salvamento

Dentro de la formación que reciben los socorristas profesionales está el uso del balón resucitador. Pero una cosa es conocer el dispositivo y otra tener entrenamiento. "Requiere familiarización previa. No se puede usar de cualquier manera. Son momentos cruciales porque es necesario que a la víctima le entre aire correctamente. Si se pierde aire, se pierde tiempo. Y, en esa situación, no hay un solo segundo que derrochar", explica Cano. El coronavirus desterrará el boca a boca, así que si el socorrista no tiene amplia experiencia con el balón, la resucitación cardiopulmonar se realizará con compresiones torácicas.

Rescate en alta mar

En alta mar, la RFESS distingue el salvamento en función de si la víctima está consciente o no. En el primer caso, el socorrista le ofrecerá el material para flotar manteniendo siempre -a pesar de la dificultad- la distancia interpersonal. Si la persona está inconsciente, la operación será mucho más complicada. "El profesional tendrá que modificar sus gestos. La víctima deberá estar segura, pero la respiración de ambos no podrán coincidir. Es complejo, pero hay técnicas de arrastre que pueden facilitarlo", destaca el responsable de la federación.

Mascarillas en la playa, sí

Basta con ver algunas imágenes de playas abarrotadas -por ejemplo, esta semana en Euskadi- para pronosticar una temporada estival complicada en los arenales. Los socorristas no son policías ni vigilantes privados de seguridad, pero realizarán una labor de información sobre el uso de mascarillas y distancia social. Sí, mascarillas en la playa. "Será una cosa más que todo bañista deberá meter en su bolsa, lo mismo que hace con el protector solar, la toalla y el bañador. Cuando uno tenga distancia social es evidente que puede no usarla, pero en los accesos a la playa o en otras situaciones donde no se puede respetar los dos metros habrá que usarla", adivierte Cano.

Esguinces, deshidrataciones, insolaciones y picaduras son algunas de las situaciones que requieren primeros auxilios. Los socorristas deberán atenderlas con la protección necesaria: guantes (algo que también se hacía en la época pre-covid-19) y mascarilla. El profesional deberá tocar lo menos posible a la víctima.

El nuevo protocolo también alcanza al material de trabajo de los socorristas. Se acabó el habitual intercambio de elementos como chalecos, aletas, gorras y gafas de sol. Los tubos de rescate sí se compartirán, pero se desinfectaran cuando pasen a otras manos.

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