La factura psicológica de la pandemia: ansiedad y depresión

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Guillem Sànchez

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La pandemia somete a la población a un elevado estrés emocional. Sobre todo a las personas con patologías previas de salud mental o a las que pertenecen a las capas sociales más vulnerables. A pesar de que el daño psicológico real que están provocando el coronavirus y las medidas adoptadas para combatirlo todavía se desconoce, existen ya diversos indicadores consultados por este diario que avisan de que la factura emocional será cara. 

El teléfono 061 Salut Respon ha registrado este abril, en comparación con el mismo mes del 2019, un incremento del 300% de llamadas de ciudadanos que sufrían episodios de ansiedad. El aumento para Andrés Cuartero, jefe de Atención Psicológica del Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM), guarda una relación directa con una epidemia que "por primera vez" ha situado a la población mundial ante un temor primario: "el miedo a morir". Sin embargo, amplía Cuartero, transcurridas las primeras semanas han aparecido nuevos factores estresantes. Los pacientes al principio estaban asustados por la enfermedad y focalizados en el miedo al contagio pero actualmente la mayoría asegura sentirse inquieta ante un futuro preocupante o ha desarrollado fobias a regresar a la calle después de semanas de confinamiento. 

El teléfono de asistencia (649756713) del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya (COPC) activado el 20 de marzo ha recibido un total 3.065 llamadas hasta el 12 de mayo. La mayoría de estas han sido de personas que referían cuadros de ansiedad o de depresión y que, como en los del 061, señalaban causas como llevar una vida bajo el nuevo régimen confinamiento, o el temor a la crisis económica o haber perdido un familiar cercano.

Mónica López, coordinadora del dispositivo del COPC, confirma que los niveles de ansiedad entre la población han aumentado y también que los que más sufren son quienes tenían "una enfermedad mental previa" o pertenecen a un "entorno social más frágil". "Percibimos que entre los ciudadanos ha aumentado el sentimiento de tristeza y de desasoesiego acerca de qué ocurrirá ante una vida que intuyen que puede cambiar". Se trata además de una pandemia sobre la que se desconoce casi todo y ello ha provocado que hayan circulado informaciones alarmantes o contradictorias que no ayudan. Según López, algunas de los ciudadanos que los reclaman aseguran sentirse "agotados" ante tantas noticias o "confusos" tras haber recibido instrucciones "distintas" sobre cómo actuar. "Todavía es difícil valorar el impacto psicológico que está causando en la sociedad, es un escenario nuevo porque es global y de larga duración", subraya López, que advierte que cuando remita la fase aguda de la enfermedad habrá "mucha gente que seguirá necesitando ayuda". 

El pasado 8 de mayo, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la concejala de Salud, Gemma Tarafa, se reunieron con entidades de salud mental que, según fuentes municipales, trasladaron a ambas responsables del Ayuntamiento –que colabora con el COPC– que la pandemia se ha convertido en una "fuente de ansiedad y estrés sin precedentes en las generaciones actuales". "Los efectos sobre la salud mental de la población serán mucho más graves que en crisis anteriores", avisaron. Especialmente sobre colectivos vulnerables que –por las condiciones laborales y de vivienda– están más expuestos a la infección y sufren de forma más acusada la angustia del confinamiento. El Ayuntamiento "prepara estrategias para afrontar el impacto en la salud mental y emocional de la población". 

El temor al repunte de suicidios

Durante el pasado mes de abril, los sanitarios del 061 detectaron asimismo un repunte de un 40% de personas que afirmaban tener "ideaciones de suicidio". Los psicólogos del COPC, por su parte, han derivado al circuito sanitario a un total de 67 personas que sufrían trastornos graves y no estaban recibiendo tratamiento. Algunas de ellas también mostraban su intención de autolesionarse o incluso acabar con su vida. Para Cuartero, del SEM, "el coronavirus no es la causa de una autólisis aunque sí puede actuar como un detonante. Cuando alguien decide poner fin a su vida lo hace porque sufre una crisis personal, de ausencia de esperanza. La situación actual puede espolear a más personas", avisa.

A pesar de las alarmas activadas en ambos servicios, durante los últimos meses no consta un repunte de los casos de suicidios en Barcelona ni a los bomberos de la ciudad ni a los Mossos d'Esquadra, según fuentes consultadas por este diario. En la hoja de servicios del cuerpo de emergencias municipal de marzo y abril del presente año constan 13 intervenciones de personas que se han quitado la vida precipitándose al vacío y también las tentativas de otras 42. Ambas cifras son inferiores a las del 2019, cuando fueron 18 y 62, respectivamente. Según el Institut d’Estadística de Catalunya, durante el 2018 –los datos fiables más recientes acerca del fenómeno–, 522 personas se suicidaron. 

Gestión emocional 

El Sistema d'Emergències Mèdiques (SEM) ha desarrollado una aplicación y una página web 'GestioEmocional.cat' para cuidar del estado de salud mental de los ciudadanos durante la pandemia. La APP incluye una encuesta inicial desarrollada por psiquiatras del Hospital Vall d'Hebron destinada a distinguir entre los casos más graves y los más leves. Un equipo de psicólogos del SEM atiende telefónicamente los primeros y, en función de lo estimado por cada profesional, puede acabar derivándolos a los centros de primaria. En los próximas días, está previsto que los profesionales que dirige Andrés Cuartero comiencen a atender también a ciudadanos que llamen directamente al 061. Se trata de una unidad que comenzó tratando a los propios profesionales del SEM que se vieron expuestos, como el resto de la sociedad, a una crisis sanitaria sin precedentes.