NUEVA NORMALIDAD EN LAS AULAS

El curso escolar 2020-2021 será en parte 'online'

Raúl Galarza, profesor de sexto de Primaria de la escuela La Llacuna, mantiene una clase virtual con sus alumnos

Raúl Galarza, profesor de sexto de Primaria de la escuela La Llacuna, mantiene una clase virtual con sus alumnos / periodico

Olga Pereda

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Los alumnos, desde los más pequeños a los más mayores, están sumergidos en la confinada educación 'online', una técnica complicada que lo es todavía más en los hogares con modestos recursos económicos y digitales. Salvo contadísimas excepciones, el Gobierno ha descartado abrir las aulas físicas. La enseñanza virtual continuará hasta junio, cuando termine el año académico 2019-2020.

¿Y después? ¿Qué pasará en septiembre? ¿Volverán a llenar los estudiantes los pupitres? La respuesta está cada vez más clara. Fuentes del Ministerio de Educación admiten a EL PERIÓDICO que "la posibilidad de trabajar 'online' no se descarta, sobre todo, para el comienzo del curso". Una de las opciones que se barajan es que pueda haber alumnos presenciales y otros digitales por turnos.

Los países que han regresado parcialmente a las aulas lo han hecho multiplicando las medidas de precaución frente al coronavirus que azota el planeta: higiene y distancia social (pupitres individuales y bastantes separados). En China, los coles que han abierto se desinfectan varias veces al día, el uso de mascarilla es obligatorio y hay mamparas en cada mesa. Hay centros, incluso, que obligan a los estudiantes a llevar la cara protegida con viseras de plástico.

En España, la nueva normalidad implica limitación de aforo en cualquier recinto con público, ya sean cines, teatros, bares o tiendas. Quedan muchos meses por delante hasta que llegue septiembre y nadie sabe muy bien cómo de acotado estará para entones el covid-19. Pero el temor a posibles rebrotes hace que las autoridades educativas extremen la precaución. Es evidente que tiene que haber menos alumnos por aula (y no con 28, como sucede ahora). Pero no todos los colegios están en disposición de aliviar el espacio físico.

Padres, madres y conciliación

La conmoción que provoca un comienzo de curso escolar digital es evidente. Es una bofetada para todos, incluidos los padres y las madres, para los que conciliar vida familiar y laboral en condiciones normales ya es un acto heroico. También para los profesores, que han hecho un esfuerzo colosal durante el confinamiento para mantener la actividad académica. "Hemos hecho una adaptación. Y seguro que imperfecta. No es lo mismo la educación 'online' que la presencial. Invadir de tareas a los alumnos no tiene ningún sentido. No puedes repetir el horario habitual. Nosotros estamos apostando por dos cosas. Primero, que no se olviden de la escuela. Y segundo, les lanzamos propuestas para que las hagan en casa a su ritmo teniendo en cuenta que cada estudiante tiene unas necesidades. El reto de la educación es la personalización. Y eso se aplica en tiempos previos a la pandemia y posteriores", explica Pere Mármol, director de Germanes Bertomeu (Mataró), una escuela pública inclusiva, activa e innovadora que incluye los ciclos Infantil y Primaria. "Nos hemos adaptado y hemos aprendido sobre la marcha. Toda esta experiencia digital que llevamos acumulada en este tiempo nos servirá mucho para septiembre. Estaremos más organizados, daremos lo mejor de nosotros", explica Mármol, cuya actual jornada laboral de teletrabajo desborda cualquier esquema.

"Invadir de tareas a los alumnos no tiene ningún sentido"

Pere Mármol

— Director de la escuela pública Germanes Bertomeu

Para el director de Germanes Bertomeu, la educación 'online' tiene un grave problema de brecha social. "No es lo mismo una familia con fibra óptica y varias pantallas en casa que otra que tiene internet por datos. Las administraciones han hecho un esfuerzo y se ha tratado de facilitar dispositivos digitales a las familias más vulnerables. Pero no hemos cubierto todas las necesidades", añade.

Docentes de apoyo y menos currículo

Con 110 alumnos que van desde los 15 años hasta los 18, Marta Babé, profesora de Economía en un instituto público de San Sebastián de los Reyes (Madrid), también asume que el inicio del curso 2020-21 será raro y lo más probable es que sea digital. Babé está pletórica con la educación 'online' ("por fin tengo a mis alumnos callados y atendiéndome", sonríe) pero asegura que las administraciones tendrán que tomar medidas para afrontar el raro y nuevo año académico. Algunas de ellas serían contratar profesores de apoyo porque el teletrabajo actual les desborda y disminuir "de forma inteligente" los currículos.

"Cara al próximo curso habrá que disminuir de forma inteligente los currículos"

Marta Babé

— Profesora y responsable de la asociación Mejora tu Escuela Pública

"Yo doy clases iguales a las que las daba antes de la pandemia. Me conecto con dos grupos a la vez, unos 47 chavales, y hacemos el aula virtual. También doy miniclases de apoyo. La mayoría se conecta por el móvil. Todo esto está siendo una oportunidad dentro de la dificultad", admite Babé, que forma parte de la Asociación Mejora tu Escuela Pública, donde se ha puesto en marcha una iniciativa para conectar alumnos con profesores voluntarios. "Mi experiencia con la educación 'online' está siendo muy satisfactoria. Creo que somos también una ayuda para padres y madres porque si no los chavales estarían jugando con las consolas todo el día", admite la profesora con una sonrisa.

Adaptarse es fundamental

"Nadie sabe muy bien cómo comenzará el próximo curso. Desde el punto de vista sanitario, a lo mejor lo prudente es combinar la enseñanza 'online' con la presencial", destaca Pepa Maymó, profesora de Lengua y Literatura Catalanas en Stucom, un centro concertado de Barcelona donde se imparte Bachillerato y ciclos formativos. "No hay duda de que la mejor educación es la presencial, pero dentro del momento complicado que vivimos nos hemos adaptado. La educación virtual permite a los estudiantes mantener la rutina, y eso es importante. Aunque es muy preocupante la brecha social y digital", concluye Maymó, mientras destaca que una de las lecciones políticas y sociales de la pandemia es la necesidad de invertir más dinero tanto en la sanidad como en la educación.

"La educación presencial es mejor que la virtual. Pero nos hemos adaptado"

Pepa Maymó

— Profesora del centro concertado Stucom

"En nuestro centro no nos ha costado mucho adaptarnos. Teníamos la tecnología necesaria y algunos de mis compañeros ya combinaban las aulas físicas y digitales. Pero no todas las escuelas ni todas las familias son iguales. Tengo colegas en la escuela pública que, ahora mismo, lo único que pueden hacer es llamar a sus alumnos por teléfono para hablar un rato con ellos", concluye Maymó.

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