PANDEMIA GLOBAL

Antes la selva que volver a España

Dos barceloneses pasan la cuarentena en Filipinas, dada la dificultad de volver

Dos barceloneses pasan la cuarentena en Filipinas, dada la dificultad de volver. / periodico

Efe

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Salva García y a su pareja Maite Tuset el Ministerio de Exteriores les ofreció la posibilidad de abandonar Filipinas por un precio que podía ascender hasta casi 900 euros por persona.

"Una cosa muy mal gestionada", resuelve Salva en conversación telefónica desde la isla de Siargao, de poco más de 400 kilómetros cuadrados y unos 100.000 habitantes, lugar de peregrinación de surferos al que llegaron tras pasar por Cebú y Malapascua.

El viaje que empezó el 9 de marzo y debía terminar el 2 de abril se prolongará así hasta una fecha indefinida, pues Salva y Maite calcularon que económicamente les convenía permanecer en las Filipinas antes que volver a casa con ayuda del ministerio, más teniendo en cuenta que la compañía con la que volaron, Singapur Airlines, les reserva un pasaje de vuelta a Barcelona para cuando todo haya pasado.

Precisamente este martes, la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, anunció que el próximo día 23 saldrá de Filipinas un avión con españoles atrapados en ese país, pero en él no irá esta pareja.

Cuando despegaron de España, el coronavirus todavía parecía estar bajo control -la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia mundial el día 11-, pero rápidamente "empezó a cundir el pánico".

Lamentan que la embajada y los consulados se movieran "dando palos de ciego" y les irritó especialmente que en uno de los primeros correos les preguntaran "cuánto estaban dispuestos a pagar" para volar a España, experiencia que contraponen a la de turistas franceses, que según relatan retornaron a su país por 300 euros por cabeza.

La pareja barcelonesa declinó así volver a España -concretamente a Madrid, luego hasta Barcelona se debía pagar otro transporte-, alquiló un apartamento "en medio de la selva" y está "flipando con los filipinos, que son la bomba".

Por contra, "los españoles que se fueron de aquí han sufrido lo que no está escrito" dada la rocambolesca situación, en la que los nervios llegaron a amenazar incluso con conflictos físicos, según afirma Salva.

Él es peluquero y ella maquilladora, dos sectores ahora en España inactivos debido al estado de alarma, y viven en una cuarentena mucho más laxa que la nuestra.

No deben permanecer en casa sino que están recluidos en un perímetro de unos "cuatro o cinco kilómetros", con acceso incluso a la playa. Eso sí, de nueve de la noche a cinco de la madrugada hay un toque de queda estricto que no respetar puede traer serios problemas.

Reconoce que el ser españoles generaba algo de "recelo" en los filipinos al principio -"pero tampoco muy bestia"-, sobretodo cuando España era uno de los principales focos de la COVID-19, pero asegura que ahora no hay ningún problema en una isla que no ha registrado ningún caso positivo.

La pareja descubrió que los filipinos usan mediante Facebook un sistema de trueques en el que no se utiliza dinero y decidió entrar en este mundo: Salva ofrece cortes de pelo a cambio de mangosatunes o fruta biológica.

Además de peluquero es un amante de los fogones que llegó a participar en Masterchef, así que ya está explorando la forma de intercambiar sus deliciosas tortillas de patatas por algo que le pueda servir.

Maite, maquilladora y apasionada del yoga, también participa en esta red que sirve a la pareja para ahorrar algo de dinero dado que el viaje dura ya dos semanas más de lo previsto... y lo que queda.