EMERGENCIA SOCIAL ANTE LA PANDEMIA

Se disparan las peticiones de comida a los Bancos de Alimentos

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voluntarios-de-world-central-kitchen-de-jos-andrs-preparando-mens-s / C.K.

Juan Fernández

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La tristemente famosa curva del coronavirus ha empezado a generar otra no menos preocupante en forma de drama económico y social que no para de crecer y está azotando con especial crudeza a los sectores más vulnerables de la población. En los últimos días se han disparado las llamadas de familias, oenegés y colectivos ciudadanos a los Bancos de Alimentos para solicitarles comida y artículos de primera necesidad.

Los responsables de estas entidades asistenciales no se atreven a dar una cifra del incremento, pero hablan de centralitas colapsadas y medios logísticos desbordados.

Normalmente, los cuatro Bancos de Alimentos que hay en Catalunya atienden a 195.000 familias, pero el aumento de peticiones de comida que están recibiendo estos días les está obligando a reforzar los equipos de voluntarios y colaboradores para hacer frente a tanta demanda. “Debemos prepararnos para una avalancha de 25.000 nuevos solicitantes de ayuda en los próximos días”, prevé Lluís Fatjo-Vila, director del Banco de Alimentos de Barcelona.

Familias desesperadas

Este organismo no suele trabajar de forma presencial con los destinatarios de las ayudas, sino que las tramita a través de las oenegés y asociaciones vecinales que operan a pie de calle. Sin embargo, estos días sus teléfonos no dan abasto. “Ahora, directamente nos llaman familias desesperadas pidiendo comida. También han empezado a contactarnos grupos de barrio que antes no existían, pero que han comenzado a aflorar de forma espontánea en los pueblos y ciudades ante la crisis del coronavirus”, explica este cooperante.

Este incremento de solicitudes de comida coincide con un momento de especial dificultad operativa para los Bancos de Alimentos y las organizaciones que se encargan de hacer los repartos por culpa de la pandemia. “Muchos de nuestros colaboradores habituales son jubilados que ahora deben quedarse en sus casas sin poder cumplir la labor asistencial que antes atendían”, revela Ángel Franco, portavoz de la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL), que aglutina a las 54 entidades de este tipo que hay repartidas por todo el país.

Esta carencia se está supliendo a base de esfuerzo y solidaridad, y también con la implicación de nuevas entidades y colectivos que antes se dedicaban a otras tareas y que ahora están arrimando el hombro para hacer frente a la urgencia social más acuciante que está generando el Covid19, al margen de la sanitaria.

UME y Protección Civil

En Zaragoza, efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) se han encargado esta semana de hacer repartos de comida del Banco de Alimentos de la capital aragonesa, y en Cádiz y Pamplona han tenido que acudir al personal de Protección Civil para ir casa por casa entregando los lotes. En Sevilla, la Asociación de Hosteleros ha creado un grupo de voluntarios para distribuir excedentes de Mercasevilla. Por su parte, Cruz Roja está destinando estos días a esta tarea a buena parte de los 11.000 voluntarios con los que cuenta en todo el país y Cáritas está supliendo con nuevos cooperantes jóvenes la ausencia de sus colaboradores más veteranos.

Parejo al aumento de peticiones de alimentos, está creciendo también el número de ciudadanos y organismos que se ofrecen a ayudar. A través de su oenegé World Central Kitchen y en colaboración con varios restaurantes de Madrid y Barcelona, el chef José Andrés ha empezado a repartir esta semana “menús saludables” entre familias necesitadas de estas dos ciudades. En Córdoba, una parte de los lotes de alimentos que antes eran repartidos por los servicios sociales municipales, ahora los distribuye un grupo de estudiantes de un colegio mayor universitario.

Por su parte, los ‘riders’ de Glovo han realizado en la última semana 3.000 entregas solidarias en Madrid y Barcelona. Entre ellas, figuran las 280 comidas que han llevado a los domicilios de las personas mayores que antes eran atendidas por la Fundación Espai y las visitas que realizan a diario a los hogares de ancianos adscritos a la red barcelonesa de cuidadores Qida para comprarles alimentos y material sanitario de primera necesidad.

Existencias y donaciones

Los Bancos de Alimentos están tirando estos días de los 21 millones de kilos que cosecharon en la última gran recogida nacional que hubo en noviembre de 2019 y los 16 millones de kilos que recibieron a principios de este año desde el Fondo de Ayuda Europea para los Más Desfavorecidos (FEADS). “De momento, disponemos de género para atender a las familias, pero necesitamos hacer nuevos acopios de productos de cara a las próximas semanas, ya que los planes de recogida que habíamos previsto han sido cancelados”, señala Ángel Franco.

En respuesta a esta urgencia, en los últimos días se han multiplicado las donaciones de comida efectuadas por empresas y particulares de todo el país, como las 150 toneladas de pasta que ha entregado Pastas Gallo, las 80 toneladas de comida congelada que ha ofrecido Findus y las 18 toneladas de hamburguesas que ha brindado McDonald’s. Otras firmas, como IKEA y diversas cadenas de restaurantes, también les han hecho entrega de los excedentes alimenticios que no iban a poder aprovechar debido al cierre de sus establecimientos.

También se están llevando a cabo importantes aportaciones económicas de particulares a los Bancos de Alimentos, como los 50.000 euros que esta semana ha transferido un industrial de Barcelona. Desde el 1 de abril está operativo el canal de donaciones online que ha puesto en marcha CaixaBank, que funciona enviando la palabra “ALIMENTOS” al número 3814 o mediante la web www.ningunhogarsinalimentos.org. Igualmente, FESBAL ha abierto en Bankia la cuenta ES87 2038 2465 1460 0024 1398 para recibir dinero que irá íntegramente destinado a la compra de comida para atender la crisis del coronavirus.