CRISIS SANITARIA INTERNACIONAL

La comunidad islámica lamenta que la crisis del coronavirus les ha dejado sin tumbas

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Elisenda Colell

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La comunidad islámica lamenta que la crisis del coronavirus está dejando sin tumbas a los fieles en Catalunya y así lo han denunciado en una carta enviada al presidente de la Generalitat, Quim Torra. Dicen que el único cementerio que realiza entierros siguiendo el rito islámico, el de Collserola (en Barcelona), no va a efectuar más. Algo que el cementerio niega. En cualquier caso, la mortalidad del coronavirus y la imposibilidad de repatriar los cadáveres a Marruecos, por el <strong>cierre del espacio aéreo</strong>, ha aumentado la demanda de los entierros islámicos, que están faltos de espacio en Catalunya desde hace años.

El último funeral islámico del que tienen constancia las distintas comunidades fue el pasado 23 de marzo. El fallecido era un hombre de 34 años, vecino de Manlleu, que dos días antes había muerto en el Hospital Santa Caterina de Vic por "coronavirus", según consta en el certificado de defunción que lee Mohamed el Ghaidouni, presidente de la Unió de Comunitats Islàmiques de Catalunya. El entierro se celebró en el cementerio de Collserola de Barcelona, el único habilitado con tumbas orientadas hacia La Meca, tal y como dicta el islam. "Los responsables del cementerio dijeron que era el último entierro que harían en tumbas, que no había más espacio, y que al resto de difuntos musulmanes los enterrarían en nichos", critica Ghaidouni.

Tener "espacio suficiente"

Estas palabras que han enervado a la comunidad islámica catalana. La Unió de Comunitats Islàmiques de Catalunya (UCIDCAT), el Consell Islàmic de Catalunya y la Federació Islàmica de Catalunya han enviado una carta al president Quim Torra en la que le piden que busque "un espacio suficiente" en los cementerios municipales para que puedan ser enterrados según sus creencias. Se trata de un derecho constitucional, recuerdan, que además consta en un acuerdo estatal de 1992.

Fuentes de la Direcció General d'Afers Religiosos de la Generalitat dicen ser conocedores de esta carta, pero recuerdan que esta competencia, la del culto funerario, "es municipal". Aseguran que comprenden los lamentos de la comunidad islámica y explican que se han limitado a "hacer recomendaciones" a los ayuntamientos. 

Por su parte, Cementiris de Barcelona niega las acusaciones de que no tiene suficiente espacio para los entierros islámicos. "En el recinto de culto islámico tenemos 18 tumbas vacías, con espacio para 36 cadáveres", explican fuentes del ente. Sin embargo, hace seis meses la capacidad disponible era casi tres veces mayor.

Temen que se obligue a incinerar a los muertos por coronavirus porque en su fe la incineración es un deshonor

Cementiris de Barcelona reconoce que la demanda de entierros islámicos ha crecido en los últimos días. "Normalmente las personas musulmanas que mueren en Catalunya repatrian su cuerpo a Marruecos u otros países, pero ahora como se ha cerrado el espacio aéreo debido a la emergéncia sanitaria, estas personas deben ser enterradas aquí", explican. En estos casos, según el ente, están "recomendando" a las familias musulmanas que entierren a sus allegados en un nicho antes que en una tumba. El motivo, a su entender, es meramente económico. "Un entierro en un nicho vale 500 euros, y en una tumba, 5.000, y si al cabo de los meses quieren exhumarlo y enviar este cuerpo a Marruecos, se ahorran mucho dinero", explican estas mismas fuentes.

Precios abusivos y miedo a la incineración

Otro de los problemas que manifiesta la comunidad islámica, de hecho, es que el precio de los entierros islámicos respecto al resto es "injustamente" alto. El funeral del hombre de Manlleu, según el Ghaidouni, costó 7.000 euros. "La familia no tenía este dinero, lo hemos tenido que financiar en la entidad, ir poniendo dinero entre todos; estos precios son excesivos", señala el responsable de la UCIDCAT.

Aunque el gran temor de los musulmanes en Catalunya es que se obligue incinerar a las personas muertas por coronavirus. "Sería un gran problema porque para nosotros la incineración está prohibida, es un grace deshonor hacia el difunto", expone El Ghaidouni.